A vuela pluma: el anuncio de un golpe de estado
En la tarde del hoy, 12 de diciembre, por fin han parido los montes. Toda la prensa, radio y televisión se hizo eco del acuerdo de Artur Mas (CiU) con Oriol Junqueras (ERC) y otros como Joan Herrera (ICV) para que el próximo año 2014 el, día 9 de noviembre se lleve a cabo una consulta–referéndum con la pregunta ¿Quiere Usted que Cataluña sea un Estado?
Teodoro Sanz Rivas, licendiado en Derecho por la U.A.M.
Lo convocará el President de la Generalitat para ser respondido por los ciudadanos de Cataluña. Importa poco, parece ser, que la división territorial afecte a dos partes. Sólo una se atribuye el derecho a decidir sobre la unidad.
He aquí una interesante manipulación del lenguaje: se invoca un supuesto derecho a decidir, cuando en realidad lo que se plantea es el ejercicio de una división del territorio del Estado en dos partes. Eso se llama secesión. No se recoge en nuestro ordenamiento constitucional ningún derecho a la secesión, a la división , a la fragmentación de la soberanía nacional, cuyo titular es la totalidad del pueblo español. Es decir sólo hay una soberanía, la soberanía nacional, y ésta se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española. Esta es la voluntad soberana del pueblo español, éste es el mandato esencial e irreformable del pueblo soberano: una sola nación, una sola e indivisible soberanía, y en consecuencia , el Poder Constituyente sólo le corresponde a la totalidad del pueblo español.
Tampoco en el Derecho Internacional
El denominado y reconocido derecho de autodeterminación de los pueblos se conforma dentro de la Carta de las Naciones Unidas, figurando como un límite insalvable la no violación de la unidad nacional e integridad territorial de los Estados. La integridad territorial del Estado figura expresamente entre los propósitos que inspiran la norma de ius cogens enunciada en el párrafo 4º del art. 2º de la Carta de Naciones Unidas; y ha quedado recogida como uno de los elementos constitutivo de igualdad soberana de los Estados en la formulación que de este principio fue adoptada , por acuerdo general, por el Comité Especial de los principios de derecho internacional relativos a las relaciones de amistad y cooperación entre los Estados : el apartado d) del párrafo 2 del texto aprobado por el Comité especial afirma: “La integridad territorial y la independencia política del Estado son inviolables”. La misma Declaración sobre la concesión de la independencia política a los países y pueblos coloniales, aprobada por Resolución 1514 (XV) recoge de manera expresa la primacía del principio de integridad territorial del Estado al establecer en su parte dispositiva que: “Cualquier tentativa dirigida a destruir total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los fines y principios de las Naciones Unidas"
No insistiré más sobre el análisis de la cuestión que nos ocupa desde el derecho internacional. Significativo es que el periplo internacional del Sr. Mas se ha saldo con varios desplantes, y ni un solo jefe de Gobierno le haya recibido, y menos aún formulado una declaración de apoyo a semejante pretensión: romper la unidad nacional de España y su integridad territorial. No es otra cosa lo que pretende CiU y Esquerra Republicana de Catalunya. Actúan claramente a sabiendas de que conducen a la ciudadanía de Cataluña, de llevarse a cabo la independencia, a una situación imposible: su actuación al margen de la legalidad internacional provocará, en el mejor de los casos, su total aislamiento de todos los tratados internacionales.
Es el Estado Español el titular de la soberanía nacional de todo el territorio español ante el resto de Estados de la comunidad internacional que tienen asiento en Naciones Unidas.
Estamos, pues, ante una actuación que de acuerdo con los principios fundacionales de la Carta de Naciones Unidas es incompatible con el objetivo de paz y seguridad universal para cuya preservación se creó la ONU. Digámoslo alto y claro, desde la óptica del derecho internacional, el planteamiento de Artur Mas constituye un atentado a la paz internacional; y carece del más mínimo apoyo en la Carta de Naciones Unidas. Estamos ante un acto que en términos de política y derecho internacional constituye una violación del ámbito de soberanía de un Estado.
Volvamos pues al principio. No porque alguien se invente las palabras nuevas automáticamente la realidad se modifica. Puede que la percepción subjetiva se modifique, pero la esencia, la naturaleza jurídica de lo que se plantea por el Sr. Más no se modifica en absoluto: es una secesión dentro de un Estado soberano reconocido por la ONU. Si no hay derecho internacional que lo respalde, el asunto es de naturaleza estrictamente interna del Estado Español.; y serán sus normas las que se deberán aplicar. Se deberá aplicar la Constitución; y digo se deberá porque el mandato constitucional de pleno sometimiento a las leyes obliga a los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial a aplicar la legalidad vigente
No falta quienes, estimo que por cargarse de razón y hacer ver públicamente su santa paciencia y su sometimiento a los procedimientos constitucionales, consideran que debe pronunciarse el Tribunal Constitucional sobre si la decisión de consulta, que será aprobada por el Parlament de Catalunya , es conforme o no a la Constitución. No me parece correcto que un problema esencial que afecta directamente al corazón de la nación se tenga que someter a reflexión jurídica de un órgano que, constitucional por supuesto, no detenta la representación de la soberanía nacional. El interés general de España no lo determina un Tribunal Constitucional, lo determina la legítima representación de la soberanía nacional que ejercen las Cortes Generales; y en este caso (art. 155 de la Constitución Española) para nada se prevé la intervención del Tribunal Constitucional: Será el Presidente del Gobierno el que deba requerir al Presidente de la Generalitat de Cataluña, y si no es atendido, con la aprobación de la mayoría absoluta del Senado podrá adoptar las medidas necesarias para la protección del mencionado interés general.
Se está maquinando para actuar contra el orden constitucional; y tales actos deben de ser frenados en seco, y cuanto antes mejor. Ya no cabe duda de la intención: dirigentes de ERC han manifestado que la consulta se hará con o sin consentimiento del Gobierno de España.
Cuando escribo estas líneas, el Presidente del Gobierno ha garantizado a los españoles que tal consulta no se va a celebrar. Ha ido a lo sustancial y ha indicado que la soberanía nacional es de la totalidad del pueblo español, y lo que afecta a su soberanía deberá ser decidido por todos los españoles. Es una declaración que ha sido respaldada sin fisuras por el Jefe de la oposición. No podía ser de otra manera.
Solo queda decir , desde este pequeño rincón, al Presidente del Gobierno de España que no permita que durante todo un año se siga sembrado el odio en Cataluña contra España , y atentando contra su soberanía: otros gobiernos han suspendido a gobiernos autónomos rebeldes y no ha pasado nada. Hágase Sr. Presidente el requerimiento del que habla el art. 155 de la Constitución, adviértase claramente de las consecuencias de intervención del Gobierno en la gobernanza de la Generalitat, en todos sus ámbitos más importantes (desapoderamiento de competencias delegadas o recuperación de las mismas) y ya veremos cuanto tarde el Sr. Más en decir aquello de …“virgencita , virgencita que me quede como estoy”. Y si así no fuera, además de intervenir en la Administración de la Generalitat, el Código Penal castiga la sedición.
Tal y como ocurrió en una tarde noche del 23 de Febrero de 1981, sufrimos un gran impacto y una gran incertidumbre, pero a eso de la una de la madrugada quien podía y debía colocó las cosas en su sitio; y me fui a dormir con la certeza de que la Nación Española seguía el camino que ella misma se había dado. Hoy, como entonces, salvando las enormes distancias, quien puede y debe no ha dejado lugar a dudas; y hoy también me iré a dormir en un estado de ánimo más tranquilo a las once y media que a las tres de la tarde.
Ut valeas.