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Ciudadanos de Segunda: San Bernardo, Aaldealbar, Foncastín, Gordaliza de la Loma, La Santa Espina, Torrecilla del Valle, Santiago del Arroyo, Villamarciel y Villavieja del Cerro

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  • A los políticos de carrera se les llena la boca hablando de lucha contra la despoblación, pero cuando nos ponemos a mirar las facilidades que las administraciones dan para el establecimiento y fijación de población en el medio rural, y en concreto en las pedanías, nos surge una duda, ¿se están riendo de nosotros?

Gonzalo González, Concejal de Hacienda de Villamarciel; Paco Ferreira, portavoz del PSOE de Diputación, y Francisco Luengo, Alcalde de Villamarciel.

Corporación Municipal del Ayuntamiento de Villamarciel

El Diccionario de la RAE define el término despoblación como la “acción y efecto de despoblar, esto es, de reducir a yermo y desierto lo que estaba habitado, o hacer que disminuya considerablemente la población de un lugar”. A menudo, este efecto se achaca al cambio de la curva de preferencias y utilidad del ser humano, si bien este es un análisis simplista.

La política económica es el arte de gestionar lo escaso ante las demandas infinitas de la sociedad, como muy bien supo describir James O´ Connor (1981), en su libro La crisis fiscal del Estado. En consecuencia, y partiendo de la premisa de la limitación de recursos que necesariamente debe limitar el gasto a largo plazo, no podemos diferenciar la gestión pública de la eficiencia económica.

Durante décadas, la eficiencia se ha convertido en la principal excusa de confrontación con unos servicios dignos en el medio rural de Castilla y León, y especialmente en la provincia de Valladolid. Los ciudadanos del medio rural somos conscientes de que es inviable tener un nivel de servicios públicos idéntico al de las grandes ciudades en nuestros pueblos, y no reclamamos tal cosa, lo que reclamamos es una igualdad de oportunidades en el acceso a los mismos, a través de un transporte público a la demanda que de verdad funcione cuando lo necesitemos, una bueno conexión a internet, unas buenas infraestructuras y un comercio rural mínimo. Curiosamente, buena parte de los anteriores puntos recae sobre los hombros de pequeños Ayuntamientos que tienen que hacer malabares para cuadrar sus cuentas y tener un pueblo a la altura de sus vecinos.

La evolución socioeconómica de España en los últimos sesenta años (con el proceso de industrialización, primero, y de terciarización, después, acompañados de un éxodo rural sin precedentes), el envejecimiento demográfico, y la evolución de las tasas de natalidad, mortalidad, fecundidad y de dependencia, son los principales responsables del problema demográfico, aunque no los únicos, con consecuencias en otros ámbitos como el Estado de Bienestar y, particularmente, uno de sus pilares fundamentales: el sistema público de pensiones. Este proceso se está invirtiendo a causa del COVID-19, y testigo de ello es el padrón de muchas pequeñas localidades que han experimentado el mayor incremento del mismo en la última década. Las ciudades, cada vez más sobrepobladas tienen un problema de calidad de vida y de acceso a la vivienda que los pueblos han sabido solucionar. Los meses de confinamiento han sido especialmente difíciles para las familias con niños pequeños que vivían en pisos de 60m2 en las ciudades, y muchos de ellos han decidido venirse a los pueblos. Este cambio desde luego no es una tendencia, pues para ello tendría que consolidarse y deberían pasar décadas, si bien sí podemos decir que es un dato relevante: los pueblos vuelven a ser atractivos y debemos estar a la altura.

La inmensa mayoría de quienes formamos parte de los Ayuntamientos de los pueblos de Valladolid no cobramos un euro por ello, ni siquiera por los plenos, pues para nosotros esto es algo totalmente vocacional, y por este motivo nuestro único afán es conseguir que el día que salgamos por la puerta del Ayuntamiento, nuestro pueblo sea un poquito mejor que cuando entramos por primera vez por ella, con independencia del partido político del que formemos parte. El trabajo que hay detrás de la gestión diaria de muchos pequeños Ayuntamientos es enorme, y a menudo nos planteamos si de verdad merece la pena seguir luchando contra los elementos. El caso de las Entidades Locales Menores es verdaderamente llamativo. A los políticos de carrera se les llena la boca hablando de lucha contra la despoblación, pero cuando nos ponemos a mirar las facilidades que las administraciones dan para el establecimiento y fijación de población en el medio rural, y en concreto en las pedanías, nos surge una duda, ¿se están riendo de nosotros?

A continuación, vamos a desgranar algunos de los agravios que sufren las Entidades Locales Menores en las subvenciones concedidas por la Diputación de Valladolid a los Ayuntamientos, poniendo de relieve los recursos que les son privados a estos Ayuntamientos y a sus vecinos.

A través de los Planes Provinciales, la Diputación destina a los módulos económicos de inversión y gastos de mantenimiento una cuantía fija de 28.175€ y una variable de 74€ por habitante a los municipios, mientras que a las pedanías tan solo les corresponden 21.000€ de cuantía fija (además de 6.000€ complementarios y 74€ por habitante), y 12.000€ a los núcleos separados (además de 7.000€ complementarios y 74€ por habitante). Es decir, las EELLMM pierden 1.175€.

El importe máximo para la financiación de gastos corrientes y de inversión a través del Plan de libertad de gasto de 2021 es de 9.375€ para los municipios y de 3.000€ para las Entidades Locales Menores, y respecto a los gastos de mantenimiento en 2020 los municipios con población igual o inferior a 300 habitantes tenían un módulo de 3.000€, los de más de 300 habitantes 10€/habitante, y las ELM tan solo 2.000€.

El Fondo de actividades y servicios de 2021 recoge en su línea f) (Capitulo 1 y 2 gastos de funcionamiento Ayuntamientos) una distribución para Ayuntamientos de 1.800 euros fijo, más 12,03€ por habitantes y a las EELLMM 1.800 euros fijos, más 21,98€ por habitantes, es decir, una cuantía fija idéntica para municipios y EELLMM y una cuantía variable superior para estas, si bien, deja inaccesible las otras cinco líneas para las EELLMM, al considerar tan solo la unión de municipios de menos de 850 habitantes para la concesión de dichas líneas.

El Plan de subvenciones para Mantenimiento de Servicios de 2021, destina a los municipios con población igual o inferior a 300 habitantes, 3.000€, a los municipios con población superior a 300 habitantes, 10€/habitante, a las Entidades Locales Menores, 2.000€, y a los núcleos separados, 1.500€.

La Convocatoria de subvenciones a Ayuntamientos de menos de 400 habitantes de la provincia de Valladolid para el apoyo al Comercio Rural Mínimo de 2020 deja fuera a las Entidades Locales Menores, al ser el objeto de la convocatoria “fomentar la creación de tiendas en municipios de menos de 400 habitantes”.

La Convocatoria de subvenciones en el marco del Plan de Apoyo al Empleo de la Diputación de Valladolid de 2020 volvió a marginar a las EELLMM concediendo 5.000€ por Ayuntamiento y 2.000€ por Entidad Local Menor.

El Plan especial para ayuntamientos y entidades locales menores en el marco del Plan de Choque de la Diputación de Valladolid frente al COVID-19 concedió a cada Ayuntamiento una cantidad fija de 4.000€ y una cantidad variable de 3,82€, y a cada Entidad Local Menor se le concedió tan solo una cantidad fija de 1.500€. Por poner un ejemplo en este punto, pero ocurre en todos los anteriores, a Villamarciel (ELM de Tordesillas) se le concedieron 1.500€ y a San Miguel del Pino, municipio de similar población se le concedieron 5.337,02€.

Pero el problema no afecta solamente a los Ayuntamientos de las EELLMM, sino que lo hace directamente a sus vecinos, pues ocurre lo mismo con las subvenciones directas destinadas a la población del medio rural, pues todas ellas tienen en cuenta para la cuantía concedida la población del municipio, y no de la localidad. Por poner un ejemplo, la Convocatoria de subvenciones «vivienda joven» en el medio rural, año 2020. Líneas A, B, C y D, concede una cuantía un 35% superior a un joven que haya comprado su primera vivienda y sea esta su domicilio habitual en un municipio de menos de 2.000 habitantes que a los que lo hayan hecho en municipios de más de 2.000 habitantes. Así, los jóvenes residentes en una Entidad Local Menor de menos de 2.000 habitantes, ven reducida la cuantía en un 35% de lo que les correspondería por el simple hecho de que las bases tienen en cuenta la población del municipio. Es decir, un joven que compre una vivienda en Villamarciel (ELM de Tordesillas con unos 300 habitantes), al superar el municipio al que esta pertenece (Tordesillas) los 2.000 habitantes, podrá optar tan solo a un máximo de 800€ en la línea A en lugar de los 1.200€ a los que debería optar, y a un máximo de 1.200€ en lugar de los 1.800€ a los que debería optar dada la población de la localidad donde se ubica su vivienda en las líneas B, C y D.

En consecuencia, estas son solo algunas subvenciones que otorga la Diputación de Valladolid a los Ayuntamientos de las EELLMM y municipios de la provincia y que nos sirven como ejemplo para visibilizar el agravio que las EELLMM sufren respecto a los municipios de la provincia, así como los habitantes de estas, y rogamos que a partir de ahora se ponga en el debate de la Diputación de Valladolid una visión local en la asignación de subvenciones, y no municipal.

La cantidad de dinero que las EELLMM pierden cada año por este motivo es enorme, y resta a estas capacidad para llevar a cabo todas las inversiones y prestar todos los servicios que su localidad necesita. Flaco favor se hace a la lucha contra la despoblación con asignaciones tan injustas de recursos públicos como estas.

Basta ya, estamos hartos.

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