A Vuela Pluma: fuese… y no hubo nada
Todo apunta a que la consulta a los ciudadanos de Cataluña sobre si desean que Cataluña sea un Estado independiente no va a ser convocada.
Teodoro Sanz Rivas, Licenciado en Derecho.
Que no se celebraría ya lo sabíamos puesto que el Gobierno impugnó la Ley y como efecto automático todo lo que se derivaría de ella queda también suspendido, pese a lo cual se dictó el Decreto nombrando algo así como una comisión electoral, vamos la Junta Electoral Central de Cataluña, pero uno de sus miembros apenas recién nombrado, el profesor Quim Brugué, explicó que se iba porque, a su juicio, no se incluían las suficientes "garantías democráticas".
Desde dentro del propio nacionalismo ya nadie discute que la gestión de la famosa consulta es una chapuza de principio a fin. Por no haber no hay ni marco legal desarrollado para hacer viable la consulta. Tan es así que el Colegio de Secretarios Interventores y Depositarios de Administración Local de Cataluña se ha dirigido a la Consejería de Presidencia para pedir instrucciones, dado lo avanzado de las fechas, sobre cómo organizar los colegios electorales, la intervención de los Ayuntamientos, etc.; es decir, si como ocurre en las elecciones buenas y legales, los Ayuntamientos deben cooperar activamente en la infraestructura y organización de la consulta. La respuesta ha sido ambigua: se hará conforme a la legalidad vigente.
¿Cómo es eso si la Ley que ampara la consulta está suspendida? ¿Cómo es eso si hay ayuntamientos que si no tienen el respaldo del Tribunal Constitucional no van a dar apoyo alguno a la consulta? ¿Se votará en unos municipios y en otros no? Y si no es legal ¿cómo y a quién se va a obligar a ser miembro de la mesa electoral? Y si los miembros son voluntarios afines ¿dónde está la neutralidad e imparcialidad? Y si no es legal, ¿por qué se van a sentir obligados por su resultado quienes, por respeto a la legalidad constitucional, se queden en casa?
Es esperpéntico, por no dar un calificativo más duro y más acorde con la finalidad de control ideológico, ver como hay personas que van casa por casa identificando a los ciudadanos y anotando su opinión sobre la independencia. Ya se han cursado denuncias ante la Agencia de Protección de Datos por el uso y almacenamiento de ficheros ideológicos. Sí, se ficha a la gente en función de su posicionamiento ideológico. Y eso ¿es democrático? No, eso es coacción llevada a cada casa. Eso es totalitarismo ideológico.
El Gobierno de la Generalidad, y la TV3 oficial están al servicio exclusivo, no de la participación democrática, sino de difundir claramente un posicionamiento soberanista. Y eso, ¿es democrático? No, eso es parcialidad en los medios públicos y gubernamentales. Eso es que una parte juega con absoluta ventaja, y no hay una administración electoral neutral.
Así que no me extraña que desde dentro de las propias filas del catalanismo haya quien se esté echando las manos a la cabeza, y preguntándose hasta dónde puede llegar el delirio nacionalista. Pues ya lo vemos: al estilo nazi se están haciendo listas de ciudadanos “patriotas catalanes”, y de ciudadanos charnegos y botifler. Esa es la campaña de la ANC.
Con estas circunstancias ¿cómo se atreven a calificar de democrática la consulta soberanista?
Ya es muy grave, y lo dije en anteriores artículos, que por un 51 %, o un 60% se quiera eliminar y pisotear los derechos fundamentales de todos los ciudadanos españoles, catalanes incluidos, e incluso varios de los derechos básicos de la Declaración de los Derechos del Hombre, como el de que nadie puede ser privado de su nacionalidad; pero que además eso se haga vulnerando flagrantemente todas las normas democráticas y garantías democráticas de libre participación y neutralidad de la Administración me parece intolerable.
El farol museístico que se tiró Artur Mas se le vuelve en contra. Sabe que no puede contra la Ley y el Estado organizar nada. Sabe que si lo hace o incurre en delito o si utiliza a la ANC eso no será reconocido ni siquiera dentro de Cataluña, y sabe que fraccionaría irremisiblemente aún más de lo que está a la sociedad catalana, amén de la fuga de la inversión extranjera que puede no importarle mucho el debate, pero sí el ámbito comercial de la UE, y del euro al que hoy por hoy sigue perteneciendo Cataluña, pero que no sería nada seguro en una deriva secesionista.
Ojo por ojo, todos tuertos. A. Mas sabe que ojo por ojo, Cataluña ciega. En este delirio nadie gana, y sobre todo, Cataluña pierde, y eso lo sabe todo el mundo.