Entre la lanza y la pared: carta abierta del PCAS sobre el Toro de la Vega
Un año más, la localidad vallisoletana de Tordesillas, vuelve a ser durante unos días de mediados de septiembre, con motivo del torneo del “Toro de la Vega”, el foco de todas las miradas.
Pueblosycomarcas.com; @PueblosComarcas
Nosotros cogemos nuestra lanza y la rompemos, al fin y al cabo no la vamos a utilizar, la rompemos por Tordesillas, la rompemos porque entendemos que no es justo que una ciudad con un peso histórico innegable, y un patrimonio superlativo, refleje esa imagen ante el mundo, porque no es justo que se carguen tantísimos ríos de tinta, contra una localidad, que es una de las tantas muchas del Estado, que por desgracia, aún hoy incluyen el maltrato animal como elemento de sus festejos populares.
Sin embargo, ese dedo índice de la masa se dirige casi únicamente hacia orillas del Duero, y por muy en contra que se esté de los anacronismos de la celebración, nada puede justificar el insulto vertido incluso en medios nacionales de comunicación contra todos los tordesillanos, incluidos en esa fea costumbre tan nuestra de generalizar, los que no comparten la corriente en defensa del evento.
El toro, forma parte de la idiosincrasia popular de Castilla, es el elemento principal en muchas de las fiestas de nuestra geografía, y es tarea de las instituciones compaginar tradición con los valores de la sociedad actual, entre los que se incluye el rechazo al maltrato animal.
El peso cultural de todo lo que rodea el toro de la Vega para Tordesillas es innegable, valga por ejemplo que el patronato del toro de la vega, organiza cada julio uno de los mayores concejos abiertos de dulzaina de Castilla, evento que ha sido pregonado en dos ocasiones por miembros de Tierra Comunera y en el que son varios los castellanistas, que participan anualmente, sin embargo esto no aparece en televisión, no interesa, no es morboso y no vende, tampoco quién teclea insultos contra los tordesillanos parece preocuparse en querer conocerlo, y es que, montarse en un autobús, recorrer unos cientos de kilómetros para insultar a un pueblo, no parece la mejor manera de protesta, al sólo recoger el odio de los insultados.
Desde la agrupación provincial del Partido Castellano, y conscientes de que somos probablemente el único partido político que se plantea el cómo integrar la tradición, con el necesario respeto a la integridad animal, motivo por el cual nos lloverán “palos” de uno y otro lado.
Pero mientras los unos cuál Poncio Pilatos se limpian las manos y dan respuestas vagas a este tema, y otros quedan bien, diciendo lo que el gran público quiere oír y cambian su discurso según sea en Madrid o en Valladolid.
Desde el Partido Castellano no queremos ser de los que se inhiben.
Por eso queremos reflejar:
1. Nuestra posición contraria a la celebración de cualquier evento que se base en la violencia animal como forma del espectáculo.
2. Nuestro rechazo a las inadmisibles agresiones verbales y físicas, sufridas por periodistas mientras realizaban su trabajo de información, para el que exigimos respeto.
3. Instamos a los políticos representantes de la ciudad de Tordesillas y al patronato del Toro de la vega a no esconder la cabeza, Tordesillas está arruinando su imagen, y estas instituciones deben liderar la reflexión sobre qué pasos se deben seguir, de lo contrario en dos o tres años, la presión popular acabará con la figura del toro de la vega abolición mediante
4. Nuestro rechazo a la demonización y juicio ejemplarizante que se pretende con Tordesillas. No compartimos ni podemos permitir los insultos y el linchamiento público a la ciudad de Tordesillas, esos insultos no dan un solo gramo de razón, y no hacen más que despertar reacción y alargar la evolución lógica que a nuestro entender debe sufrir el evento.
5. Nuestra propuesta, de potenciar el componente cultural alrededor de la figura del toro de la Vega, y manteniendo el certamen con la salvedad de la persecución del toro y su muerte.
6. Deseamos que entendiendo ciertos aspectos de la idiosincrasia de Tordesillas, deben ser sus habitantes los que tomen partida en los cambios que según la lógica se deberían realizar, sin venir impuestos de fuera.