Espera y llegará. Capturas escritas por Saúl N. Amado

La espera siempre es pesada, aunque la dicha sea buena. Esperar y esperar. Seguro que lo venidero posterior a la espera es mucho más satisfactorio que la inquietud que te rodea en esos momentos que, como decía al principio, esperas ansioso.

Y eso es lo que hago yo en lo que escribo la columna… Esperar. Pero, pensándolo bien, esta espera se ha convertido en un excelente y provechoso momento. “Mato dos pájaros de un tiro”, como dirían los amantes del refranero popular.

Bien es cierto que esta columna tiene otro sabor, otra esencia, incluso otro olor. El ambiente en el que escribo es totalmente diferente al de los días pasados. Un ambiente de alegría, una escritura con sonrisa en la boca –aunque eso casi siempre– por lo que estoy esperando.

Miro el reloj. Llevo una hora y tres minutos. Seguro que está al caer –me digo todo esperanzador– y es que esos instantes previos a su llegada me hacen brotar una sonrisa más tonta –si cabe– que la que ya lucía en mi rostro desde hace una hora y cinco. El tiempo pasa.

Y así paso las horas muertas: escribiendo. Y la verdad que el tiempo, de esta manera, vuela a toda prisa como si no hubiera mañana.

De ti depende que la espera se te haga más llevadera. Bueno, voy a ir finiquitando que ya veo al final del pasillo a quien tan ansiosamente estaba esperando.

Ya viene…