MEMORIA MÁGICA. PODER CONTRA PODER: EL CARDENAL MENDOZA Y EL OBISPO CARRILLO
Sepulcro del cardenal Pedro González de Mendoza en la catedral de Toledo, fallecido en 1495.
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En la Catedral de Toledo descansa la memoria de Pedro González de Mendoza, que fue el Gran Cardenal Mendoza y en la Catedral de Alcalá de Henares se encuentra la sepultura de Alfonso Carrillo de Acuña, el Obispo Carrillo. Ambos se erigen en los hombres claves del siglo XV: hábiles, estrategas y ambiciosos, pero en diferentes bandos.
Mendoza apoyará en un principio a Enrique IV y a su heredera Juana llamada la Beltraneja. En el otro lado del enfrentamiento Carrillo es capaz de organizar y negociar el matrimonio de los futuros Reyes Católicos, su actuación política para la celebración de esta boda fue decisiva.
El obispo protege a los príncipes frente a la radical negativa del monarca y hermanastro de Isabel, Enrique IV, opuesto a la celebración sin su consentimiento de este enlace, alegando incumplimiento de los Pactos de Guisando. Carrillo, indiscutible estratega adoctrinará a Isabel y Fernando en todas las tácticas diplomáticas y públicas de la época, hasta el punto de intentar convertirse en personaje indispensable en las decisiones de los futuros reyes de Castilla y Aragón.
Intrigas, poder y tensiones de estos dos importantes hombres de Estado originan un sorprendente nuevo rumbo. Carrillo enfurece con Isabel y Fernando por su repentina apuesta decidida a Mendoza (quizás como estrategia para contrarrestar al obispo) y en 1473 se produce el cambio de bando.
Después de los servicios prestados, Carrillo decidirá su apoyo a Juana, en su candidatura a ser proclamada reina de Castilla frente a su tía Isabel. La Beltraneja recibirá además el respaldo de Portugal, donde vivirá hasta el final de sus días, tras perder en la batalla de Toro el 1 de marzo de 1476 y finalizar sus aspiraciones sucesorias. Los Reyes Católicos iniciaran la transición y las bases de la modernidad.