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Bla, bla, bla y más bla. Por Francisco J. Fernández

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“Te besaré, te abrazaré; a mil niños tendré que coger. Vota aquí, vota allá, vótame, vótale. Todos locos por el poder. ¿Qué tiene la Moncloa que les hace olvidar que fui yo quien les voté? Izquierdas o derechas, todos quieren pastel. Cumplid con vuestro deber”, (SKA-P).

Ahora que estamos en campaña

Cuando llegan días tan política e informativamente emocionantes como los actuales me gusta escuchar una canción de Ska-p, un grupo madrileño en ocasiones maltratado por los medios por su posición política. Los vallecanos nos hablan de una campaña electoral en la que los políticos bajan al barro a hacer como que se interesan por los problemas de los ciudadanos. Problemas que, durante cuatro años, pasarán al cajón del olvido de la agenda política.

Ha pasado ya casi un año desde la última vez que los políticos, aquellos que dicen representarnos y presumen de ello, salieron a la calle a abrazar viejecitas, coger niños y saludar alegremente a las masas. Desde que votamos para Europa -allí donde los sueños se hacen realidad, sobre todo si eres alemán; algo menos si eres griego- los queridos políticos y politicastros se escondieron en sus guaridas y se olvidaron de aquella viejecita, de aquel niño y de aquellas masas.

Pero ahora han vuelto a salir cual hordas de orcos caminando poderosos y valientes desde Mordor hacia la Tierra Media y muestran su cara. Su cara real. No su cara plasmificada. Ahora vuelven a mostrar sus mejores sonrisas y sus mejores galas. Ahora vivimos en el País de Nuncajamás o en el mismísimo infierno. Ahora todo vuelve a ser promesas vanas, insípidas e infectantes. Palabras más, palabras más, palabras menos.

Durante unos pocos meses los ciudadanos seremos los protagonistas. Qué sensación. Qué jolgorio. Qué alegría, qué alboroto, otro político piloto. Los políticos, con sus bonitas corbatas –o sin ellas, parece que ahora lo elegante es lo casual-, saltarán al ruedo y prometerán lo imprometible, jurarán por su misma alma que serán capaces hasta de vestir aquel ridículo traje de baño que llevaba Borat. Y todo por arañar un voto de donde sea.

No habrá recortes

Ahora empiezan los meses en los que la Educación vuelve a ser fundamental para un estado europeo, democrático, social, de derecho, moderno, liberal o cualquier otro adjetivo existente o por inventar que quieran dedicar a nuestro país. Es el momento también en el que la Sanidad va bien, mejor que nunca, aunque irá mejor. Se han acabado los recortes, al menos de momento, al menos hasta que acabe la campaña.

Ahora es cuando nuestros queridos representantes recorrerán España, de pueblo en pueblo, como el maestro Labordeta, con mochila o sin mochila. Y llevarán el progreso a las pequeñas aldeas, como lo llevaban los señoritos y los indianos a las pequeñas villas por civilizar. España siempre estuvo lleno de salvapatrias que se fueron a la capital y volvieron a provincias con la idea de enseñar a vivir mejor a los analfabetos pueblerinos, o eso creían ellos.

Ahora, en realidad, querido lector, es tu momento. Ahora y los próximos cuatro años. Todos y cada uno de los días. Recuerda que tu derecho democrático no acaba en la papeleta que decidas depositar en la urna. Tu voto no debe quedar aparcado sin más. Tu voto debe ser un ejercicio de responsabilidad para exigir a aquel que elegiste que cumpla lo que te prometió. Y que vuelva a bajar al barro cuando sea necesario. Todos y cada uno de los días de los próximos cuatro años. Es la hora de eliminar a todos los “blablablás”.

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