ALDEAMAYOR PUSO AYER EL PUNTO Y FINAL A DOCE DÍAS DE FIESTAS
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Como manda la tradición, nueve días después de su traslado desde la ermita anexa al viejo cementerio de la localidad hasta la iglesia parroquial de San Martín de Tours y tras una misa celebrada en ésta, la imagen de San Roque volvía a la que es su morada habitual realizando, como también manda la tradición, un recorrido alternativo al del día 15. No faltaron en este recorrido, en el que el santo volvió a estar acompañado de centenares de vecinos y visitantes, las jotas entonadas por los dulzaineros de ‘Tierra de Pinares’, los bailes y vivas en su honor e incluso alguna lágrima en recuerdo de los que no faltaban en este día y ya no están en este mundo.
Con este traslado, con una sesión de pirotecnia y con una discomovida se bajaba el telón a una fiestas patronales que arrancaban el día 12 de agosto, con un certamen de dulzaina en el que se estrenaba una jota en honor a San Roque y en las que asociaciones y colectivos municipales –mayores, niños, cazadores, peñas, etc.- han tenido su protagonismo en el programa con la celebración de actividades específicas para ellos.
Como cada vez que el calendario lo permite, se han separado los días de actos litúrgicos en honor del patrón de los días en los que el toro es el protagonista. Los primeros, como suele pasar, han sido más íntimos y con la participación casi en exclusividad de los vecinos; los segundos han sido testigos de la llegada, masiva en momentos puntuales, de habitantes de otros municipios lo que en algunos casos ha provocado situaciones poco deseadas que, aunque mínimamente, han alterado el desarrollo de alguna de las actividades. Pero como señalaba Fernando de la Cal, alcalde de Aldeamayor, a esta redacción, “los vecinos han sabido estar a la altura de las circunstancias” y han intentado abstraerse a cualquier atisbo de anormalidad.
El patrón de Aldeamayor reposa ya en su morada. El 15 de agosto de 2018 las puertas de su ermita se abrirán de par en par y el ciclo festivo dará de nuevo comienzo. Hasta entonces, ¡Que viva San Roque!