VALLADOLID Y PROVINCIA SE CONVIERTEN EN UNO DE LOS GRANDES DESTINOS TURÍSTICOS DE CARA A LA SEMANA SANTA
Procesión del Cristo de la Luz del Jueves Santo en Valladolid.
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Queda poco más de un mes para que comience la Semana Santa y Valladolid es, sin duda, una de las mejores alternativas que cualquier turista puede escoger. En una misma provincia el visitante puede disfrutar de tres Semanas Santas de Interés Turístico Internacional -la de la propia capital, Medina del Campo y Medina de Rioseco- y de dos de Interés Turístico Regional -Peñafiel y Tordesillas-.
La Semana Santa de Valladolid capital es, además de una manifestación de fervor religioso expresado de manera sobria y serena, una inmensa exposición de obras de arte al aire libre. Durante nueve días desfilan por las calles y plazas de esta ciudad decenas de esculturas surgidas de un trozo de madera gracias a la pericia de grandes maestros de la imaginería. Nombres como Juan de Juni, Gregorio Fernández, Andrés Solanes o Francisco del Rincón, grandes escultores de los siglos XVI y XVII, están íntimamente relacionados con ella.
Son tantas las procesiones que desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección se celebran en la capital de Castilla y León, tantas las imágenes y los pasos que desfilan en todas ellas, que sería demasiado extenso citarlas una por una. Sin embargo, sí que se pueden invertir unas líneas en enumerar aquellas que, por la calidad de sus pasos o por el arraigo que tienen en la ciudad, no debe perderse aquel turista que acuda por primera vez a disfrutar de la Semana Santa.
La primera de esas procesiones hay que buscarla en la mañana del Domingo de Ramos. Se trata de la procesión de ‘Las Palmas’, o de ‘La Borriquilla’. Su protagonista absoluto es el paso ‘La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén’ de Francisco Giralte. Originaria del siglo XVI, la imagen de Jesús a lomos de un pollino recorre las calles de la capital castellana acompañado, palmas en mano, por cientos de niños pertenecientes a las secciones infantiles de las cofradías.
Saltamos hasta el Martes Santo para disfrutar de una de las procesiones más queridas y veneradas de los vallisoletanos: la ‘Procesión del Encuentro’. En ella, el paso ‘Cristo Camino del Calvario’, que sale de la Iglesia de San Andrés, y la imagen de ‘Nuestra Señora de las Angustias’, que parte desde la iglesia del mismo nombre, se encontrarán a las diez de la noche ante la fachada del Palacio de Santa Cruz. Es ahí cuando tendrá lugar uno de los momentos de mayor recogimiento y emoción de toda la Semana Santa vallisoletana. Pocos minutos después, madre e hijo se despedirán para regresar a sus puntos de origen.
En la mañana del Jueves Santo sale a la calle, desde su cobijo en el Palacio de Santa Cruz, una de las piezas más importantes de cuantas recorren las rúas vallisoletanas en estos días. Se trata del ‘Cristo de la Luz’, obra culmen de Gregorio Fernández. A la espectacularidad de la talla hay que añadir la variada banda sonora que acompaña a la figura de Cristo Crucificado en su largo peregrinar. El sonido multi instrumental de una banda se confundirá con el sobrio de la dulzaina y el tamboril e incluso con las voces del Coro Universitario.
Llegamos a la última procesión recomendada y, sin duda, el gran momento de la Semana Santa de Valladolid. Una oportunidad que no puede perderse ese visitante nobel. Se trata de la ‘Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor’ que, representada por treinta y dos pasos alumbrados por las diecinueve cofradías, comenzará a las siete y media de la tarde desde la Iglesia de las Angustias.
Además de esta Semana Santa hay muchas alternativas para disfrutar de estas fechas tan significativas en otros lugares de la provincia vallisoletana. Medina de Rioseco y Medina del Campo tienen declaradas sus celebraciones de Interés Turístico Internacional y en Peñafiel, cuya Semana Santa es de Interés Turístico Regional, es ampliamente conocida la ‘Bajada del Ángel’ del domingo de Resurrección.
Jueves Santo y Viernes Santo son los días grandes de la Semana Santa de Medina de Rioseco. En la primera de esas dos jornadas procesionan por la Ciudad de los Almirantes el mayor número de conjuntos escultóricos, hasta diez, en su ‘Procesión del Mandato’. El viernes es cuando salen a la calle ‘Los Pasos Grandes’, nombre con el que se denominan los pasos de ‘La Crucifixión’ y ‘El Descendimiento’, apodados ‘El Longinos’ y ‘La Escalera’ por los riosecanos. La dificultad para sacar estos dos grandes conjuntos escultóricos, debido a la estrechez de la puerta del lugar del que salen, es sin duda el momento cumbre de las procesiones riosecanas.
Se afirma que en Medina del Campo se celebran las procesiones de disciplina más antiguas de España. Según fuentes escritas, se remontan a la llegada de San Vicente Ferrer a la villa a principios del siglo XV. Durante el Viernes Santo, desde las siete de la mañana en que empieza la primera hasta las primeras horas de la madrugada del sábado cuando finaliza la última, se suceden las más importantes de esta Semana Santa. Resaltar la ‘Procesión del Silencio’, que inicia sus pasos hacia las 20:30 horas, que sin duda es la más importante de cuantas se celebran en Medina. En ella participan un mayor número de pasos –dieciséis- y todas las cofradías con sus bandas de música.
Otro de los actos que cabe destacar de la provincia vallisoletana es la ‘Bajada del Ángel’ en Peñafiel que se escenifica al mediodía del Domingo de Resurrección en la legendaria Plaza del Coso. El protagonista es un niño al que se le viste con hábito blanco y al cual se le coronara para transformarle en el ángel que revelara a María el Misterio de la Resurrección. En su descenso suelta dos palomas y cuando llega a la altura de la Virgen le quita su velo de luto y asciende de nuevo a los cielos, pataleando de júbilo. Los documentos más antiguos que se refieren a esta representación datan de finales del siglo XVIII.