Mario Camus recibe el Roel de Honor de la Semana de Cine de Medina del Campo
Señaló que no piensa en volver a ponerse tras las cámaras porque “no hay a quien dirigirse”, y destacó “la capacidad y calidad de los jóvenes”, que optan por un cine de género, compitiendo con cintas extranjeras de alto presupuesto.
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El director y guionista Mario Camus (Santander, 1935) recibió sereno y sosegado el Roel de Honor de la vigésimo séptima edición de la Semana de Cine de Medina del Campo, con la tranquilidad de quien se sabe historia viva de la cinematografía de nuestro país. Se mostró agradecido de recoger el máximo galardón del certamen medinense, que considera un ejemplo “formidable” de las “fantásticas iniciativas” que se están llevando a cabo en España para promocionar el cine patrio, tanto en corto como en versión larga. “Es estupendo pensar que hay suficiente personalidad para poner en marcha festivales como éste, para mostrar lo que se está haciendo, y que hay un público entusiasmado por verlo”, señaló. “Hay gente con mucho talento, el cine es una cadena que no se va romper, por mucho que algunos se empeñen”, sentenció.
Responsable de películas imprescindibles de la cinematografía nacional, como ‘Los farsantes’ (1968), película con la que debutó a los 28 años; ‘Los pájaros de Baden-Baden’ (1975); ‘La joven casada’ (1975); y ‘Sombras de una batalla’ (1993), entre otras, Camus se mostró visiblemente emocionado al contemplar sobre el escenario del Auditorio Municipal fragmentos de sus largometrajes. Comentó que volver a ver sus películas le provoca cierta “desazón por esas personas que ya no están”. Se refería, así a actores como Francisco Rabal, José Luis López Vázquez, Alfredo Landa y Agustín González, entre otros, con los que ha trabajado a lo largo de cincuenta años de trayectoria.
Autor de numerosas adaptaciones cinematográficas en los años 80, que supusieron el momento álgido de su carrera, como ‘La colmena’, de Camilo José Cela, y ‘Los santos inocentes’, de Miguel Delibes, manifestó que, de volver a llevar al cine alguna obra literaria, “adaptaría a Pío Baroja o volvería a Benito Pérez Galdós”. Sin embargo, parece decidido a no volver a situarse tras las cámaras, ahora que se cumplen siete años desde su última película, ‘El prado de las estrellas’. “No me van a ver dirigiendo”, aseguró, “porque no hay a quien dirigirse”. “¿Qué haces? ¿Y cómo lo haces? Esa misma perplejidad la tienen los jóvenes cineastas de hoy en día”, añadió.
Sobre el panorama del séptimo arte en España en la actualidad, expresó que “nos encontramos ante algo diferente a los que vivimos la generación del Nuevo Cine Español de los 60, sobre todo porque han cambiado el público y la sociedad, también los temas que se tratan”. “Una característica muy notable de las nuevas generaciones”, continuó, “es que hacen mucho cine de género, de terror o ciencia-ficción, por ejemplo, lo que dice mucho de la capacidad y calidad de la gente joven, que tiene una competencia feroz en proyectos que llegan de fuera con presupuestos muy grandes”. Hombre de cine y de letras, recurrió a un poema de Antonio Machado para expresar cómo la cultura ha pasado en la actualidad a “un segundo término” y la importancia de votar por la continuidad de citas como la Semana de Cine de Medina: “(…) Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya; / porque la vida es larga y el arte es un juguete. / Y si la vida es corta / y no llega la mar a tu galera, / aguarda sin partir y siempre espera, / que el arte es largo y, además, no importa”.