LAS CALLES DE ARRABAL DE PORTILLO SE VOLVIERON A LLENAR PARA ‘CORRER LAS CASTAÑAS’
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Las calles de Arrabal de Portillo volvieron a convertirse ayer sábado, víspera de la festividad de la Epifanía del Señor, en hervidero de niños y grandes corriendo a la caza y captura de las golosinas lanzadas desde balcones de algunas de las viviendas del municipio.
Tanto los unos como los otros disfrutaron un año más una de las tradiciones más arraigadas del lugar: ‘Correr las castañas’. Se trata de una celebración que se realiza en la tarde del 5 de enero y que hunde sus raíces en la década de los años 50 del siglo pasado y que consiste en ir pidiendo golosinas por diferentes puntos del pueblo como el Ayuntamiento de Portillo, las sedes de asociaciones y colectivos locales y las casas de algunos de los concejales del consistorio. Aunque hubo unos años en la que no se realizó, fue en la década de los 80, por solicitud de las peñas, cuando se recupera y perdura hasta nuestros días.
El paso de los años ha mutado alguna de sus características originales puesto que en su génesis no eran golosinas, sino castañas, lo que los pequeños del pueblo demandaban (de ahí el nombre) y eran las casas de ‘notables’ del pueblo como el secretario, el médico o el veterinario, o el mismísimo cuartel de la Guardia Civil los puntos donde se reclamaba ese regalo. Lo que sí se mantiene es la hora en la que se arranca, las tres de la tarde, y, por supuesto, la ilusión con la que todo un pueblo vive ese momento y el ahínco con se buscan las ‘chuches’.
Como años atrás, el punto de encuentro fue la Plaza de San Juan Evangelista, frente a la fachada de la Casa Consistorial de Portillo, en la Plaza de San Juan Evangelista de Arrabal y con los balcones del edificio como primer punto de origen.
A partir de ahí, y durante más de una hora, todos los presentes recorrieron los domicilios de la concejala Leticia Sanz; las sedes de la Asociación de Amas de Casa ‘El Tomillo’, del Club Deportivo Portillo, y del Club Atlético Portillo; las casa del edil Pedro Alonso; el ambigú del teatro Álvaro de Luna, sede elegida para la ocasión por la Asociación Feria de Portillo; las casas de los también concejales Fernando Esteban, Jorge López, Alexandra Gascón, Juan Esteban, María Fernández, Pedro Jesús Gregorio; y la sede de la Asamblea Local de la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer en busca de las “castañas” que salían despedidas de pórticos, ventanas o balcones.