La Cofradía de Santo Ángel de Megeces celebró 110 años
El pasado sábado, los aproximadamente 70 socios que forman parte de la misma honraron a su patrón con un día cargado de eventos que se iniciaron con una misa pasado el mediodía y finalizaron con una sesión de baila en las antiguas escuelas de la Plaza Mayor bien entrada la noche.
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Ciento diez años son los que la Asociación de La Fe de Socorros Mutuos de Megeces, conocida popularmente como Cofradía de Santo Ángel, lleva en activo. Si bien, y como señaló en su homilía el párroco Antonio Martín, de la labor asistencial con la que surgió esta figura hace más de un siglo queda poco, la tradición y el fervor que los megezanos sienten hacia su Santo Ángel de La Guarda ha hecho que tanto la cofradía como la celebración de su festividad en el día de los Santos Ángeles Custodios pervivan.
Orígenes de la cofradía
Fue el 6 de enero de 1904 cuando Luciano Manso ejerciendo como presidente, Justo Martín como vicepresidente e Isidoro Baruque como tesorero, junto a otro buen número de socios, fundaron “La Asociación de la Fe de Socorros Mutuos para la Clase Obrera de este pueblo de Megeces”. La Asociación nació con la finalidad de ayudar a los socios en caso de enfermedad con los fondos provenientes del pago de cuotas; finalidad que se ha mantenido hasta hace casi cinco décadas, cuando la Seguridad Social y las mutuas laborales se hicieron cargo del pago de las bajas por enfermedad e incapacidad laboral de los trabajadores.
Sin embargo, y aunque esa función asistencial con la que la asociación surgió, ha tornado con el transcurso de los años a una jornada lúdica y de convivencia, las distintas directivas que se encargan de regir los destinos y dineros con los que cuenta la asociación, no son ajenas a los primigenios orígenes y es por ello por lo que siguen destinando parte de sus ingresos a algún fin social. Además, y para no perder algo tan arraigado en la sociedad del municipio como es Santo Ángel y todo lo que ello significa, la asociación ha tenido que adaptarse a las condiciones económicas y sociales que vivimos, ajustando las cuotas anuales a los años de crisis por los que atravesamos de tal manera que la jornada se pueda seguir celebrando con el mayor esplendor posible sin que suponga un coste gravosos para los bolsillos de los socios. En estos últimos años, y para obtener fondos adicionales a los ingresos directos por cuotas se han organizado rifas u otro tipo de actividades. Además, no hace muchos años, se decidió abrir la asociación a las mujeres, rompiendo así las estrictas y arcaicas normas que han caracterizado tradicionalmente a las cofradías.
Calendario de actividades
La jornada se inició a la una del mediodía con una misa en honor al Santo Ángel de la Guarda presidida por el cura párroco Antonio Martín que estuvo acompañado en el Altar Mayor por la actual directiva de la asociación compuesta por Luis Ángel Pérez en la presidencia, Gerardo Herrero en la vicepresidencia, Javier Herrero en labores de tesorero, Francisco Foronda como secretario y los vocales José Antonio Martín, César Sanz y Juan José Escalante.
Como viene siendo habitual en esta celebración, la homilía de la misa fue utilizada por el párroco, Antonio Martín, además de para reivindicar la tradición, para recordar a los presentes el origen bíblico, el Libro de Tobías del Antiguo Testamento, del que emana la figura del Santo Ángel de la Guarda. Nuevamente personajes como el Arcángel Rafael, caracterizado como viajero, y Tobías saltaron a la palestra en el sermón correspondiente a esta festividad católica.
Tras la ceremonia, tuvo lugar la procesión por la calle principal de la localidad hasta la Plaza Mayor donde a pesar de las inclemencias del tiempo, alguna valiente se decidió a bailar una jota en honor al Santo al igual que lo hizo a su regreso a la iglesia parroquial. Tras la procesión, en las antiguas escuelas al lado del ayuntamiento, tuvo lugar un vino español en el que se regaló un obsequio a los cofrades y en el que el presidente tuvo palabras de agradecimiento tanto los cofrades, ayuntamiento y coro parroquial, un especial recuerdo para los socios ya fallecidos y palabras de ánimo para que entre todos se consiga la pervivencia de esta tradición. La jornada finalizó con una sesión de baile desde las once de la noche.