EL DOMINGO ARRASTRA A MUCHO PÚBLICO A PRESENCIAR EL CUARTO ENCIERRO CAMPERO DE PORTILLO
Juan J. Villalba Pinilla
Muy pocos de los cientos de espectadores que a las diez de esta mañana observaban el Pinar del Comeso desde las laderas del Sombrío de Portillo se podían imaginar que el encierro dominical de las fiestas de la localidad, el cuarto global y primero de Arrabal, sería tan entretenido al ver la forma tan heterodoxa en la que comenzó.
La salida del corral campero de los cuatro novillos y los seis cabestros toros fue meteórica y hacia dentro del pinar en vez de a campo abierto como es habitual. Tras varios minutos se consiguió controlar a la manda de cornúpetas que salieron a las tierras que hay frente a las instalaciones de Euronit para rehacer el camino y tomar la senda natural de estos festejos.
En este trayecto de retorno a la vereda tradicional, dos de los cuatro novillos se adelantaron y como una exhalación, sin bueyes y perseguidos a corta distancia por unos cuantos caballistas, recorrieron todas las tierras de la falda del Sombrío, dieron la vuelta por la curva frente a la Macetera y se personaron primero en una Explanada atestada de gente y poco después en la calle Vasijeros, en el entronque con el recorrido de la parte urbana del encierro.
Entretanto, los otros dos toros y los seis bueyes asomaban por la loma de las tierras frente al Sombrío y tras varios escarceos en los que los novillos se marchaban en sentido a la Rotonda Castillo, los jinetes que los acompañaban consiguieron hacerlos virar y tomar la ruta que habían seguido sus dos compañeros de festejo hasta llegar a la Expladana de Santo Domingo.
Con todo el ganado agrupado en el casco urbano de Arrabal y dos novillos en la zona de la Avenida Segovia con calle Vasijeros y los otros dos en la propia Explanada, uno de estos últimos caía muerto al embestir a un vehículo. Finalmente los otros tres se agrupaban en el inicio del encierro urbano.
