Boecillo continúa fiel a la tradición de San José
En tiempos esta festividad fue más importante que la del patrón San Cristóbal. A esa importancia se añade el recuerdo a la figura del Círculo Católico que tanta arraigo tuvo hace décadas en la localidad por cumplir funciones asistenciales y culturales para con los obreros.
Juan J. Villalba Pinilla
Boecillo es una de las pocas localidades de la provincia de Valladolid que conmemora cada 19 de marzo la festividad de San José. Al mismo tiempo, y dentro de las celebraciones, también se recuerda la importancia que tuviera en el pasado la figura del Círculo Católico, algo común en algún pueblo más de la comarca en los que aún quedan vestigios de estas agrupaciones. La Obra de los Círculos Católicos, inspiración del Conde Albert de Mun, surgió en Francia en el siglo XIX con cuatro fines principales: propagar las creencias cristianas; fomentar la asociación de los obreros; dar apoyo económico al obrero, (cajas de ahorro, socorro mutuo etc.) y procurarles una formación cultural al tiempo que disponer de los medios necesarios para organizar el tiempo de ocio.
Hace décadas, según señalan los propios vecinos, prácticamente todos los hombres del pueblo pertenecían a un Círculo Católico de Obreros que llegó a tener 200 socios en sus épocas de esplendor. Tuvo una sede originaria que posteriormente cambió al edificio situado en la calle de Germán Gamazo, que hasta hace pocos años ejerció como Centro Cívico. En estas sedes los socios disponían de un bar y una zona donde poder echar la partida. La de San José era la segunda fiesta más importante del pueblo incluso por delante de San Cristóbal. Prácticamente todos los hombres acudían a los actos –misa y procesión- y a bailar al santo cosa que no pasaba el día de San Cristóbal pues muchos de ellos estaban trabajando como obreros en otros lugares en época de siega.
Desde que el 19 de marzo no es fiesta nacional la celebración ha ido decayendo y aunque ya son pocos los que participan de los actos se mantienen algunas de las costumbres de tiempos pretéritos. Así se siguen oficiando dos misas, una a las nueve de la mañana a la que únicamente asisten hombres y que sirve como recuerdo de aquellas a las que los socios del Círculo acudían a comulgar y “cumplir con la Pascua” tras haberse confesado el día antes y otra a las doce del mediodía a la que acuden también mujeres. Tras la misa de doce, la imagen del Carpintero de Nazaret portada a hombros recorrió las calles parando en cada una de las dos antiguas sedes del Círculo donde se rezó una oración y se entonaron canciones en su honor. Además, tras la misa de nueve y la procesión de doce, el ayuntamiento agasajó a los participantes con un vino español en recuerdos y agradecimiento por la cesión, que hace aproximadamente hace 20 años, se hizo de la última sede al consistorio.