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Carlos Garrote, confitero de Portillo: “La feria ha sido el mejor escaparate para el pueblo, sus productos y sus gentes. Es una pena que los expositores locales no lleguemos a la mitad”

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  • A un mes escaso para jubilarse y para bajar la persiana de un obrador con más de 60 años de antigüedad, este artesano local hace un balance de su bagaje y de la evolución de una feria que arranca el próximo sábado

 

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A un mes escaso para jubilarse y para bajar la persiana de un obrador con más de 60 años de antigüedad, el confitero Carlos Garrote nos recibe para hacer un balance de toda una vida laboral así como  de aspectos de la Feria de la Artesanía y el Ajo de Portillo, que se celebrará durante el fin de semana, y en la cual él ha participado en todas sus ediciones como expositor de productos y en dos de ellas también como presidente de la misma.

P.: Cuando su recorrido por el mundo de la artesanía alimentaria está llegando a su fin, ¿qué balance hace de su trayectoria en este negocio?

R.: Aunque en mi época estudiantil hice mis oposiciones, al final descubrí que mi mejor oposición estaba en la artesanía continuando el trabajo de mis padres. A partir de ahí, el balance es satisfactorio pues he sido emprendedor, incluso innovando, pues dentro del gremio de los confiteros de Portillo fui uno de los que, por ejemplo, consiguió transformar el mantecado, una pasta seca, en una tarta. 

P.: ¿Lo mejor y lo peor de toda esta experiencia?

R: Satisfacciones todas y malos tragos… creo que ninguno porque no soy persona que mire al reloj. En este trabajo hay que ser contante y no estar pendiente de horarios y pienso que la mentalidad actual es la de cumplir con un horario y a casa.

P.: ¿Cómo ha sido la evolución del sector y del negocio (modos de producción, oferta, etc.) desde que usted entró en él?

R.: Los modos de producción han cambiado en muchos aspectos. Cuando de mocillo ayudaba a mis padres en el negocio familiar, las masas se hacían a mano a partir de volcanes de harina, los baños se hacían a mano con un batidor hasta que la mezcla subía, algo impensable ahora mismo, y los hornos eran de leña. Con el tiempo entraron en el sector herramientas como la amasadora, la batidora y, por supuesto, hornos eléctricos, de gasóleo o de gas natural.

También han cambiado las formas de transportar y vender los productos. Recuerdo que mi padre los llevaba en el coche de línea hasta Valladolid, en unas latas, e iba ofreciéndolos casa por casa hasta que se agotaba el género. Ahora se transporta en furgonetas, en mi caso en una isotérmica, y con mucha más higiene: envasado, etiquetado y cumpliendo un reglamento de uso.

Lo que no ha cambiado es la parte artesana de la elaboración del mantecado como es el bañado que sigue siendo manual, con brocha o cuchillo, y llevándolo tres veces al horno. 

En cuanto a la oferta de productos, aunque todos los confiteros producidos diferentes tipos de dulces, como ciegas, amarguillos y otros tipos de pastas que no han variado mucho con el paso de los años, nuestro proyecto estrella es el mantecado de Portillo que tiene más de 500 años de historia. A partir de ahí, en el caso de Confitería Garrote a partir de los años 70 mis padres comenzaron a hacer repostería con los típicos petisús y actualmente yo hago 20 variedades de pasteles, tartas de varias clases, productos de temporada como roscones de reyes o buñuelos, etc.

 

P.: Con su jubilación el negocio desaparecerá. ¿Por qué cree es tan difícil el relevo generacional en este tipo de negocios?

R.: Para empezar, las nuevas generaciones de hoy siguen tendencias distintas a la hora de buscar trabajo. Hay muchos, que lógicamente, quieren trabajar en aquello que tiene relación con los estudios que han cursado.

Hace 20 o 25 años estos oficios eran más rentables y estábamos sometidos a mucha menos burocracia y controles que en la actualidad. Por poner un ejemplo, yo te tenido que cambiar el registro sanitario del nacional al local para no tener que pasar auditorías desde la Unión Europea, algo que veo totalmente ridículo. Y todo eso pagando las oportunas tasas. Si a esto sumas el aumento de los costes de producción por la subida del precio de las materias primas (aceite, harinas, etc.) llegamos a un punto en que para poder vender tus productos no te queda más remedio que reducir los márgenes. Yo llevo dos años sin tocar los precios de los productos por respeto a mis clientes.

A partir de todo esto que te he contado, si volviera a nacer intentaría enfocar mi vida laboral en algo distinto a lo que he hecho y, si tuviera que volver a trabajar en lo mismo, quizás lo enfocaría hacia la enseñanza. No me considero un ‘ingeniero del dulce’ pero algo de experiencia sí que tengo en este mundo. Ello me ha permitido dar charlas y participar en coloquios sobre artesanía en instituciones como la Universidad Europea Miguel de Cervantes o la Escuela Internacional de Cocina con un resultado creo que bastante satisfactorio porque lo que allí iban querían escuchar explicaciones desde las bases, o sea, de la gente que trabajamos la artesanía.

P.: ¿Y a partir de agosto qué?

R.: Pues básicamente hacer todo aquello que me hubiera gustado hacer pero no he podido por invertir esas horas en el negocio. No creo que me aburra. De hecho ya me están dando toques para entrar en alguna asociación, algo que no me es desconocido puesto que mi vida ha sido muy asociativa (AMPAS, vecinos, artesanos de Castilla y León, Feria, Tierra de Sabor, etc.) incluso he tenido ofrecimiento de todos los colores para entrar en política….algo que siempre he declinado.

Lo que sí tengo claro es que invertiré parte de mi tiempo en uno de mis grandes hobbies como es el mundo de las maquetas al que ya destiné algún rato cuando mis hijos eran pequeños  y ya de noche se acostaban.

P.: Hablemos de la Feria. Usted ha estado presente en todas las ediciones y fue presidente durante dos de ellas. ¿Qué le aporta la feria a Portillo?

R.: Desde sus inicios la Feria fue el mejor escaparate de los productos, patrimonio y gente de Portillo. Éramos cuarenta expositores, todos locales, y todo el mundo se volcaba en organizarla. Ahora mismo la realidad es que, incluyendo a los artesanos del Parque de la Artesanía ARTIS, no llegamos ni al 50% de expositores locales. Bien es verdad que en el caso de los negocios tradicionales, en los 24 años que han pasado desde la primera edición se han cerrado muchos de ellos, sobre todo alfarerías y confiterías pero creo que entre unos y otros somos más que suficientes para que el porcentaje de negocios locales que exponen sea mucho mayor. Da la impresión que los de fuera tienen mucho más interés que los de dentro por exponer, porque saben que es una feria de mucha venta, y para mí esa es mala señal. En mi caso concreto, aunque no tenga todo el material que me gustaría para exponer, allí estaré porque la he mamado y he sido parte de ella desde chico de los recados hasta presidente de la asociación.

P.: La última es muy fácil: ¿mantecados o zapatillas?

R.: En algunos lugares lo llaman zapatillas, pero a las cosas hay que llamarlas por su nombre y apellidos y en este caso hablamos del mantecado de Portillo. Como señalaba antes es un producto con más de 500 años de historia y en su época de esplendor, hacia 1800, ya se le conocía con este nombre.

El programa completo se puede consultar en el siguiente link:

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