Ortodoxo encierro el tercero de Portillo
En apenas diez minutos, tres de los cuatro toros que salieron de los corrales del Comeso ya estaban en las calles de Portillo. Un cuarto, el novillo jabonero, permaneció durante tres cuartos de hora en la Explanada de Santo Domingo hasta que subió por sus propias patas.
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Encierro perfecto el que se vivió ayer en la villa de Portillo si atendemos a la finalidad perseguida en este tipo de festejos como es la de encerrar a todo el ganado -lo que no siempre se consigue- sin tener que recurrir a anestesias, jaulas u otros mecanismos alternativos. Quizás el único pero, y algo que se ha producido en los tres encierros celebrados hasta el momento- es la rapidez con la que los animales volvieron a llegar a la zona urbana del recorrido, aunque sabido es que los toros no son vehículos a los que se les puede regular la velocidad y la senda que tienen que seguir.
Siguiendo nuevamente el guión de los dos días anteriores, la manada se disgregó muy pronto y tres novillos acompañados de varias decenas de caballos cruzaron como una exhalación las tierras bajo las cuestas del Sombrío para arribar en la Explanada en torno a las 10:15 de la mañana. Tras unas carreras arriba y abajo en la zona, los tres subieron por la empedrada hasta las calles de la parte alta de Portillo. No habían pasado cinco minutos cuando un tropel de jinetes a lomos de sus équidos, la parada de cabestros y el novillo jabonero, el último en discordia, llegaban al galope a las inmediaciones de la Explanada para regocijo del numeroso público aparcado allí que por tercer día consecutivo pudo ver a todos los animales desfilar ante sus atentas y precavidas miradas.
Permaneció por tres cuartos de hora aproximadamente el jabonero a la sombra de la tapia de las primeras viviendas de Arrabal, haciendo algún tímido amago de bajar a la carretera hasta que finalmente enfiló las pistas y se presentó en las calles de Portillo azuzado por los paraguas de unos cuantos jóvenes cortadores.
Satisfacción en los responsables municipales por la limpieza de este tercer festejo en el que como apoyo a la Guardia Civil, y como ya adelantara a esta redacción el alcalde, Pedro Alonso, participaron efectivos de la Agrupación de Tudela de Duero de Protección Civil. Además no hubo que lamentar ninguna cogida ni más intervención que la que tuvieron que realizar los veterinarios a un caballo.
La rapidez con la que se ha desarrolló este tercer asalto taurino campero hizo que algunas peñas aprovecharon para almorzar e ir abriendo el apetito para la paellada que se serviría en la Plaza de la Villa como comida de hermandad.
Los encierros camperos descansan hasta el próximo viernes a las 17:00 horas, con lo que desde el consistorio se vuelve a la tradición de estos festejos tras el impás del pasado año.