En recuerdo del padre carmelita Celso Prieto Bermejo: por muchos motivos, pero ante todo, por ser hijo de Aldeamayor
- El pasado 29 de abril moría en Valladolid el padre carmelita Celso Prieto Bermejo
- Además, el 29 de junio se cumplieron los 50 años de que tras su ordenación sacerdotal oficiara su primera misa en la parroquia de su pueblo
Juan J. Villalba Pinilla
El pasado 29 de abril moría en Valladolid el padre carmelita Celso Prieto Bermejo. La suma de las complicaciones renales que el fraile venía padeciendo desde 2019 agravadas por el contagio del Covid 19 que sufrió a finales de 2020 pusieron fin a su paso por este mundo cuando, conociendo cómo era, quizás le faltaran muchas cosas por hacer y en las que dejar más aún su impronta.
Pero además, el 29 de junio se cumplieron los 50 años de que Celso, como siempre le llamamos sus vecinos de Aldeamayor, sin más títulos que su nombre de pila, oficiara su primera misa en la parroquia de San Martín de Tours de su querido pueblo natal tras su ordenación sacerdotal en Roma en abril de 1971.
Celso nació el 30 de octubre de 1947 en la villa pinariega. El 2 de octubre de 1958 ingresa en el Seminario del Henar donde cursó Humanidades. Cinco años después se traslada a la localidad cántabra de Viérnoles para cumplir con el año de noviciado. Finalizado éste, emite los votos temporales en la misma casa el 12 de septiembre de 1964.
Como relatan sus hermanos carmelitas en el semblante que de él hicieron con motivo de su fallecimiento, de 1964 a 1967 cursó los estudios filosóficos en Onda (Castellón). Posteriormente fue destinado en Roma, y los años 1967 a 1971 cursó la Teología en la Universidad Pontificia Gregoriana donde obtuvo el título de Licenciado en Teología, con una tesina sobre Edith Stein. El 12 de octubre de 1970 hace la profesión solemne en el Santuario de El Henar. El 14 de abril de 1971 es ordenado sacerdote en la capilla del Colegio Internacional de San Alberto de Roma. El curso 1971-72 pasa a Salamanca donde es nombrado maestro del Seminario menor, sexto curso de bachillerato, y, al curso siguiente, pasa a ser Director de la Residencia universitaria hasta el 1975. Durante este período fue profesor en el GES de Salamanca.
De abril de 1976 a agosto de 1977 hace el servicio militar como capellán militar movilizado, con el grado de alférez, en las plazas de Melilla (Peñón de Alhucemas e Islas Chafarinas) en la base de Artillería de Costa de Cartagena.
Más tarde, pasó por las casas de Pintor Ribera (Madrid) 1977-1981, como profesor de religión en el Instituto Santamarca, Colegio Estudio de la Institución libre de Enseñanza y colaborador de la Pastoral universitaria diocesana; Santuario de El Henar, donde fue prior de 1981 a 1987 y director del Boletín durante cuatro años; Mainz (Alemania), en la Johannes Gutenberg Universität, estudiando fenomenología (1987-1989); Madrid, Barrio del Pilar (1989-1990) y, nuevamente, Salamanca. En 1996 pasó a Valladolid donde ha ejercido en sucesivos trienios como párroco en la Parroquia Nuestra Sra. del Henar. Entre otros cargos que ha desempeñado fue Consejero provincial de los carmelitas en dos etapas, entre 1975 y 1980 y entre 1996 y 1999, y Prior provincial entre 1990 y 1996.
Aunque siempre que podía se acercaba por Aldeamayor y aparte de sus encuentros familiares era bastante común que oficiara alguna misa en la parroquia de su pueblo, fue tras este último traslado cuando Celso más asiduamente visitaba su pueblo y cuando comenzó a involucrarse en la vida social y cultura de la localidad. Fue a mediados de esta década cuando comenzó la transcripción al castellano moderno del libro que relata la concesión del Privilegio de Villazgo a Aldeamayor el 19 de mayo de 1776, cuya copia está expuesta en la biblioteca ‘Francisco Rico Manrique’, y sobre cuyo recuerdo se organizó a partir de 2002 una fiesta que poco a poco ha ido ganando en cantidad de actividades desde aquellas modestas paellas y verbenas populares de sus primeras ediciones. Desde 2006, año en el que se instauró el Premio Privilegio de Villazgo, que como promotor de la fiesta recayó en él mismo, Celso siempre disertaba en el acto institucional sobre aquellos los hechos ocurridos en el entonces sitio de Aldeamayor.
Pero la relación con las tradiciones y la cultura de su pueblo también se vio reflejada en su vinculación con la Asociación Villa de Aldeamayor y con la Cofradía de Compasco con las que colaboró activamente en dar a conocer parte de la historia de la villa y en instaurar nuevos usos y costumbres respectivamente.
En palabras de sus hermanos carmelitas, “después de una vida de entrega y generosidad, de trabajo constante y de amor a la Orden del Carmen, falleció en Valladolid, el día 29 de abril de 2021”.
El día siguiente a su fallecimiento Celso fue despedido por partida doble por su comunidad religiosa en la Parroquia carmelita de Ntra. Sra. del Henar de Valladolid y de sus vecinos en la Parroquia de San Martín de Tours de Aldeamayor de San Martín, con sendas misas exequiales.
Presidió la celebración en la Parroquia de Ntra. Sra. del Henar el Cardenal Arzobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez Pérez, y concelebraron el Obispo auxiliar de Valladolid, Mons. Luis Javier Argüello García, el M.R.P. Desiderio García Martínez, Prior Provincial de la Provincia carmelita de Aragón, Castilla y Valencia, 27 sacerdotes diocesanos y religiosos carmelitas y 3 diáconos. Amigos, familiares y feligreses acompañaron en la celebración. El Arzobispado de Valladolid mostró en todo momento su cercanía y amistad profunda con el P. Celso y con la comunidad carmelita. Mons. Ricardo Blázquez recordó en la homilía que la vida del P. Celso fue un regalo para todos. Más tarde, los restos mortales fueron trasladados y sepultados en el Cementerio de Aldeamayor de San Martín, como era voluntad del P. Celso. Presidió esta segunda misa de exequias el Prior Provincial, M.R.P. Desiderio García Martínez, ofreciendo la posibilidad en medio de la pandemia, y los límites de aforo impuestos, que pudieran también asistir y participar en la celebración todos sus amigos, vecinos y familiares.
Sirvan estas líneas y el documental que las acompañan de homenaje de alguien que le consideró, ante todo, su amigo.