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AQUELLAS FIESTAS DE INVIERNO; ESTAS FIESTAS DE INVIERNO

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Parece que muchas cosas han cambiado pero nadie puede afirmar si las fiestas de invierno de Viana fueron mejores antes que ahora pero seguro que los días 2, 3 y 5 las imágenes de La Candelaria, de San Blas y de Santa Águeda serán honradas con el mismo cariño y fervor que años atrás

A la izquierda una imagen de una procesión de los años 40 y a la derecha una del año 2014

Juan J. Villalba Pinilla

Los vianeros, que no vianenses si hacemos caso a lo que cuentan los más viejos del lugar sobre su gentilicio, se preparan para la celebración de sus fiestas de invierno en las que se suceden las festividades católicas de la Virgen de las Candelas, San Blas y Santa Águeda, 2, 3 y 5 de febrero. El calendario ha querido que a estos tres días se le añadan en 2016 las actividades propias del Carnaval que empiezan el sábado 6. Mucha actividad concentrada en pocos días espera a los vecinos de la villa y a cuantos visitantes se quieran acercar.

Cuentan algunos de esos ilustres mayores, como el  matrimonio formado por Julio Díaz (1930) y Rosario Berlanas (1935), que décadas atrás las fiestas de invierno fueron para los nacidos y criados en el pueblo mucho más importantes que las de San Roque del mes de agosto. “Por celebrarse en pleno invierno las de Candelas y San Blas siempre han sido unas fiestas mucho más familiares que las de verano. Nunca hubo toros, que parece que es lo que hoy en día mueve a la gente a acudir a un sitio o a otro, pero para los que vivíamos en el pueblo eran especiales. Éramos pocos –explican- pero al baile venía mucha gente de fuera y muchos militares de Aviación de la base del Pinar de Antequera”.

Si comparamos lo que narran sobre las fiestas de su mocedad con lo que se vive ahora la diferencia, quitando los festejos taurinos surgidos hace tres años, tampoco es tanta. Amén de actividades lúdicas, que ellos también tenían su baile, la esencia de las fiestas lo constituía los actos litúrgicos en honor a los santos que se celebraban. “Esos días, que por trabajar la mayoría de los vecinos en el propio pueblo eran no laborables, se iba a la misa y después se hacía la procesión que salía desde la iglesia vieja, a la orilla del río y pasaba por la Plaza Mayor”.

Rememorando aquel pasado salen a relucir personajes como Don Constancio, el que fuera cura del pueblo antes que Don Lucio, o  como el dulzainero y el tamboritero que llegados de La Pedraja ponían la música a unas procesiones en las que, cosas de la Santa Madre Iglesia, sólo podían bailar delante de las imágenes los varones. A las mujeres se las mantenía en el más cruel de los ostracismos en cuestión de danzas delante de santos y vírgenes.

Los actos de por la mañana cuentan que terminaban con un refresco en el Ayuntamiento y un baile en la Plaza, al son de la dulzaina y del tamboril, en el que las mujeres sí podían dar rienda suelta a sus dotes artísticas. De ahí a casa a casa a comer. La fiesta se retomaba por la noche cuando se celebraba otra sesión de baile, reservada al público mozo y adulto, en el salón sito en la plaza entonces llamada Rosario Pereda, hoy Constitución.

Cuentan también que en las procesiones del día 2 y el día 3 las imágenes de La Candelaria y de San Blas desfilaban  juntas, una delante de otra en función  de qué festividad se celebrara. Esto último lo atestigua una foto recogida del libro ‘Viana de Cega: entre dos ríos’ de Luis Díaz Viana con San Blas delante y la Virgen María detrás y que reproducimos en este artículo.

Recuerda Julio, con algo de nostalgia, que las andas originales sobre las que los mozos portaban la imagen del armenio Blas de Sebaste fueron donadas por su padre, Juan  Díaz, y por Teófilo Díaz como agradecimiento al patrón por haberse librado del Servicio Militar. Por eso añade que “las iniciales de los dos estaban pintadas en ellas”.

Hoy aquellas parihuelas con iniciales han sido sustituidas por otras. Las mujeres ya pueden bailar delante de las imágenes pero San Blas ha dejado de salir acompañado por la Candelaria. Es más; la Candelaria no ha vuelto a salir a hombros por las calles del pueblo posiblemente desde que se levantara la iglesia nueva aunque nadie sabe poner el cascabel al gato y confirmar una fecha exacta.

Hoy San Blas, en su peregrinar a hombros de los mozos, ha sustituido la visita a la Plaza Mayor por otra hasta la calle que lleva su nombre en la urbanización construida entre el 2001 y el 2005 en la zona próxima a donde se levantara la antigua ‘Resinera’. Es curioso que se esperara hasta el siglo XXI para que a San Blas, San Roque, la Virgen de las Candelas y la Milagrosa, iconos todos ellos de la tradición vianera, que no vianense como defienden los más viejos del lugar, se les dedicara una calle.

Hoy los dulzaineros ya no vienen de La Pedraja sino que son autóctonos –Raúl, Pablo y Santi-y el refresco, del que siguen formando parte los bollos de Candelas, no se da en el Ayuntamiento sino en una amplia y cómoda carpa, con cañón de aire caliente para combatir el frío, en la que se organiza el baile. ¡Lo mismito que antaño cuando apenas si había luz en la Plaza Mayor!

Dice Rosario que en las primeras fiestas de las que se acuerda, las de los años 40, sólo había unas pocas bombillas alumbrando las calles del pueblo. “Había pocas y si llovía se estropeaban y nos tocaba ir con velas al baile a la plaza”, algo que confirma Mari Casorrán (1928), otra de las mayores de Viana. Cuenta Mari que en 1948 el pueblo se quedó durante varios días sin electricidad por culpa de las lluvias. “Mi padre era el encargado de mantenimiento del tendido eléctrico aquí y me contó que la corriente llegaba a Viana desde una estación que había en Tudela de Duero. Debido a las lluvias que cayeron ese año el Duero se desbordó y se llevó por delante la estación. Estuvimos muchos días sin corriente y llegadas las fiestas nos tocó ir con velas al baile. Estando en él, no recuerdo si fue el 2 o el 3, volvió la luz”.

Parece que muchas cosas han cambiado pero nadie puede afirmar si aquellas fiestas eran mejores o peores. Lo que sí parece cierto es que los días 2, 3 y 5 las imágenes de la Virgen de las Candelas, San Blas y Santa Águeda serán honradas por los de Viana con el mismo cariño y fervor que en aquellas fiestas que hoy recuerdan los más viejos del lugar.

En la imagen de la izquierda Julio Díaz y Rosario Berlanas. A la derecha, Mari Casorrán.

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