Los acordes del ‘Dulce Redentor’ ponen la banda sonora del Via Crucis en Aldeamayor de San Martín
Las cruces colocadas por los propios vecinos a lo largo de las calles del casco antiguo de la localidad sirvieron para rememorar las catorce estaciones en una mañana soleada de Viernes Santo en la que decenas de vecinos acompañaron a las imágenes del Hijo y su Madre.
Juan J. Villalba Pinilla
A la una de la tarde se iniciaba en la Iglesia Parroquial de San Martín de Tours el Via Crucis de Aldeamayor presidido por el párroco titular y Arcipreste de Pinares Miguel Ángel Vicente quien portando micrófono y altavoz portátiles dejaba bien a las claras que la tecnología no está reñida con la tradición.
Tras recitar la primera estación, aquella en la que Jesús es condenado a muerte, en el interior del templo, se abrían las puertas de la centenaria Iglesia de San Martín de Tours y ante la pétrea mirada del santo nacido en Panonia, al que dos palomas acompañaban en cada uno de sus hombros, iban saliendo del templo el pueblo y las imágenes de Cristo camino del Calvario y de su madre. Abriendo la procesión, y guiando a las decenas de personas que quisieron cumplir con las catorces estaciones en las que se recuerda el camino recorrido por Cristo desde que Pilatos se lava las manos hasta que el Hijo del Hombre es bajado del madero, la Cruz de Plata de la parroquia seguida por una pequeña talla de un Nazareno más adolescente que treintañero, portada en parihuelas por cuatro mujeres, y una Dolorosa de triste mirada vestida con manto negro y llevada también al hombro, en este caso por varones.
Una a una, a lo largo de las céntricas calles de la villa y hasta volver a la iglesia, fueron enunciándose por voces femeninas, pertenecientes a mujeres de la parroquia, las diferentes estaciones ante cruces colocadas por los propios vecinos en peanas o fachadas. En cada estación una oración y en cada estación alguna de las estrofas del ‘Dulce Redentor’ como la que sigue y es parte de la banda sonora de los actos religiosos de la parroquia: “Acompaña a tu Dios, alma mía, cual vil asesino llevado ante el juez y al autor de la vida contempla por ti condenado a muerte cruel. Dulce Redentor, para mi era la pena de muerte, ya lloro mis culpas y os pido perdón”.
