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Normalidad en el consumo cárnico tras el escándalo de la carne equina

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Pasados casi dos meses desde el escándalo de la carne equina, el mercado se encuentra en una absoluta normalidad tanto en lo que concierne a las explotaciones de vacuno y equino de carne, como en los mercados de abastos españoles.

Carlos Cerro Santos

Todos los agentes de la cadena alimenticia, desde los productores hasta los consumidores, coinciden en que el escándalo europeo de la carne de vacuno es un fraude de etiquetado y que es necesario realizar más controles para evitar nuevos  casos y por supuesto, sancionar a los infractores.

Las preguntas que todos nos hacemos es por qué ha ocurrido esto y qué consecuencias nos puede ocasionar. En relación a la primera pregunta, apenas hay respuestas, aunque bien es cierto que tenemos diversas opiniones y puntos de vista: la crisis económica ha hecho que caballos de montar, incluidos los de pura raza estén acabando en los mataderos. Concretamente, el pasado año, las matanzas de caballo equino se incrementaron en casi un 50% respecto al 2011. Pero aunque se esté produciendo este hecho tan triste y desolador, debemos, debemos tener en cuenta que aunque existe una mayor oferta de carne de equino, su precio es incluso más elevado que con anterioridad, superando ampliamente el precio del vacuno, por lo que es algo inexplicable que este hecho se haya producido intencionadamente. Tras este planteamiento, podemos llegar a la conclusión de que ese porcentaje inferior al 1% de ADN equipo encontrado en determinados productos haya sido producido por contaminación cruzada, es decir, habiendo picado carne de vacuno y de equino en la misma máquina.

En relación a la cuestión sobre las consecuencias nos puede ocasionar, podemos afirmar rotundamente que ninguna, ya que los productores continúan trabajando como antes e incluso con los mismos precios y las ventas exactamente igual, ya que estos establecimientos especializados en carne de caballo tienen una clientela fija y además cuentan con gran confianza desde el punto de vista de los consumidores.

Por todo lo anterior, podemos concluir que este escándalo se ha tratado de un fraude en el etiquetado y no en un fraude alimentario, ya que la carne de caballo es muy saludable, al igual que la de vacuno y ambas pasan numerosos controles, siendo muy difícil acceder a los mataderos con ganado que incumpla cualquier tipo de normativa.

España no es un país con gran tradición en el consumo de la carne de caballo, pero año tras año su demanda va creciendo, aunque lentamente. El norte de la península es punto con mayor volumen de producción y consumo, destacando Cataluña, que posiblemente haya importado esta tradición de Francia, ya que éste sí que es un país con gran tradición en el consumo de esta carne.

Por último, hay que hacer una pequeña mención a nuestros políticos que ¡cómo no iban a estar aprovechando este oportunidad para tirarse los trastos a la cabeza! Pues sí señores, el Partido Socialista pidió al ministro del ramo que “compareciera con la mayor urgencia ya que existía un gran desconcierto en los ciudadanos”, mientras que el Partido Popular les contestó “no siembren alarma donde no la hay, porque la obsesión de los socialistas es achacar los problemas al PP y al Gobierno de España”.

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