LA PARROQUIA DE MEGECES CLAMA POR LA CONSERVACIÓN DE SU PATRIMONIO
Imagen de uno de los retablos afectados por el deterioro.
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Preocupación entre los vecinos de Megeces por el abandono y el mal estado de conservación en el que se encuentran varios retablos de su iglesia parroquial de Santiago Apóstol.
El paso de los siglos no perdona y los problemas que presentan estas obras de arte son múltiples: grietas, pérdida de policromía, ataques de xilófagos, ennegrecimiento, desprendimientos, desencolados, etc.
De todo el patrimonio con el que cuenta el templo megezano, los dos altares del lado del evangelio son, sin duda, los que presentan mayores problemas, aunque el retablo mayor también tiene alguna deficiencia.
Ante esta situación es indudable que las piezas necesitan una restauración urgente que ataje todos esos problemas. El problema viene por el hecho de que la parroquia no dispone de los fondos necesarios, pues es una parroquia humilde, por lo que se quiere hacer un llamamiento a las administraciones públicas.
Según señala Julio Santos Sanz, vecino de la localidad, “la parroquia de Santiago es una de las más desconocidas de la provincia de Valladolid y no ha sido bien estudiada o descrita en los catálogos de arte lo que a juicio de algunos de los vecinos en algunas ocasiones marca la diferencia”.
Entre las obras que se pueden encontrar destacan el Retablo Dorado o retablo mayor y el retablo de Nuestra Señora de la O.
El primero de ello es una obra anónima de original traza, del primer tercio del siglo XVII cuya arquitectura sigue el modelo de los templos clásicos: columnas estriadas, arquitrabe, friso, frontón y tímpano en el que destaca una pintura sobre tabla de Santiago a Caballo muy ennegrecida. Su única hornacina alberga un Cristo del último tercio del siglo XVI que perteneció a la antigua Cofradía de la Veracruz.
El de la Virgen de la O data de 1752 y fue costeado junto a las imágenes por el matrimonio Francisco de Pablo y Catalina Fernández. Se articula en tres calles separadas por columnas y está rematado por un ático con cartela con los nombres de los donantes y rematado por el corazón de Jesús custodiado por cabezas de ángeles. La hornacina principal alberga la imagen titular. A ambos lados las imágenes de San Antonio de Padua y San José; contemporánea de menor tamaño.
