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GONZALO SUÁREZ: «ESPERO VOLVER A HACER CINE, QUIERO TENER LA OPORTUNIDAD DE RODAR DE NUEVO»

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El cineasta asturiano recibió ayer el Roel de Honor en la 31 edición de la Semana de Cine de Medina del Campo, una cita que ha alabado: «Tiene mucha heroicidad luchar por el cortometraje como se hace aquí»
El realizadorha comentado que se encuentra trabajando en un nuevo proyecto cinematográfico

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Medio siglo de trayectoria avala la carrera de Gonzalo Suárez, en la que conviven su faceta como director y la de escritor, una carrera que la Semana de Cine de Medina del Campo haya reconocido ayer en su 31 edición con el Roel de Honor, su máximo galardón.

Emiliano Allende, director del festival medinense, aseguraba que para la cita cinematográfica es «un privilegio» sumar el nombre de Suárez a la lista de galardonados con este premio, en la que ya figuran, entre otros, José Sacristán, Ángel Molina, Elías Querejeta, Mercedes Samprieto y Luis García Berlanga: «Es un honor poder contar con las grandes personalidades de nuestro cine, de nuestro intelecto». «Lo que me duele un poco, todo hay que decirlo, es que hayan tardado tanto en acordarse de mí», ha bromeado el cineasta asturiano.

A continuación, llegaron las alabanzas a la Semana de Cine: «Tiene mucha heroicidad luchar por el cine como se hace aquí, sobre todo porque hablamos de ese cine que está dejado de lado por considerarse menor, el cortometraje». Él, que se inició, precisamente, en el formato breve en 1966, ha asegurado que «el corto debe ser reivindicado, y no como un ejercicio de inicio para aquellos que quieren llegar a hacer largometrajes, porque eso es un error». «No veo ninguna razón para que una película larga deba considerarse más importante que una corta: lo que debe estar en juego únicamente es el talento», ha añadido. En cuanto a la situación general del cine en nuestro país, ha comentado: «Soy pesimista, no veo mucho esperanza, se hacen grandes películas pero se ha perdido el cine de autor y la relación que se establece con el público».

«Pero es que el cine de autor ya no interesa», expresó, «y ese es el que yo quiero hacer, uno que parece que ya está en desuso». Explica, así, que no se ponga tras las cámaras desde 2007, cuando rodó Oviedo Express, su última película hasta la fecha. «En los últimos años me han fallado dos proyectos», ha reconocido, «pero espero volver a hacer cine, quiero tener la oportunidad de rodar de nuevo». Por el momento, ha confesado encontrarse inmerso en un nuevo trabajo, que llevará por título El sueño de la Malinche y en el que colabora con el dibujante Pablo Auladell, galardonado en 2016 con el Premio Nacional de Cómic. «Nadie imagina lo que va a salir de ahí, porque no lo sé ni yo», ha apuntado, entre risas, «pero va a ser una película sorprendente… y ya no puedo decir más, porque entonces no me sorprendería a mí mismo». Ese deseo de asombrarse con su propio trabajo también se produce en su faceta como escritor: «No me gusta hacer algo que sepa de antemano qué va a ser, prefiero no saberlo para ser el primer lector de lo que escribo». Precisamente, en estos momentos prepara dos relatos cortos que, sumados a uno ya concluido, titulado La musa intrusa, darán forma a su próximo proyecto literario.

Reconoció que entre el Gonzalo Suárez director y el autor no hay diferencia, son sólo uno. «Escritor he sido desde los inicios, desde que me nutría leyendo en la biblioteca de mi padre, es la génesis de todo y lo que potenció mi imaginación», expresó. Llegaría después el séptimo arte, donde ambas vertientes se unen: «Siempre he considerado que el cine puede ser una confluencia de artes, tiene ese potencial». Sobre cómo decide si plasmar una idea en papel o en la pantalla, ha reconocido que no es algo que elige, sino que surge: «Hay un impulso, a veces una palabra, que es una semilla que plantas y te pones a escribir, novela o guión, y de repente entiendes que esa idea debe ser libro o película», ha apuntado. «En la acción no noto ninguna diferencia entre el escritor y director, simplemente me parece asombroso que algo que imaginas puedas proyectarlo fuera de ti, por una u otra vía», ha dicho. «Es liberador», ha sentenciado. Sobre la literatura, ha comentado también: «La verdadera realidad virtual es la novela, es ahí donde la imaginación no está condicionada, tú lees e imaginas. La palabra suscita la imagen de una forma muy espontánea, y ese tipo de libertad es la que me gustaría a mí poder aplicar al cine».

Repasando su carrera, Suárez, uno de los realizadores que formaron la Escuela de Barcelona, un movimiento que revolucionó el panorama cinematográfico nacional en los 60, recordó una de sus películas más emblemáticas, Remando al viento. Con esta cinta logró en 1989 el Goya a Mejor Dirección y le valió también la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián. «Es asombroso pero todavía hoy me hablan de esta película donde quiera que vaya, es un fenómeno raro porque ha sobrevivido en el tiempo… Si lo llego a saber, sólo hago esa», ha comentado, chistoso, el realizador, dueño de una filmografía marcada por la libertad creativa y su personal percepción de la realidad. Una filmografía en la que destacan también títulos como El extraño caso del doctor Fausto (1969), Aoom (1970), Epílogo (1984) y El detective y la muerte (1994), entre otros.

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