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Una treintena de vecinos de Portillo «aprenden» a ser felices

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Están participando en el programa “Brújulas y Mapas para la Salud Mental y Emocional” que se está impartiendo en el Centro Joven y se extenderá a lo largo de los dos próximos meses. Es la segunda vez que se imparte el curso que está calando entre la población por la positividad que imprime.

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¿Qué se persigue en un curso de Salud Mental y Emocional? La sencilla respuesta de “estar mejor” la aporta el doctor en filósofía Hugo Busso, una de las tres personas que imparten el curso. “El curso es –añade este argentino afincado en la localidad de Boecillo- casi un tratado de filosofía práctica en el que se dan una serie de herramientas para poder estar bien con uno mismo y con los demás y trabajar las cuestiones básicas de la vida como las emociones y los pensamientos. Se pretende que la persona pueda orientarse para no quedar secuestrado por esas emociones y para eso hay que aprender a relajarse, a visualizar, a enfocar y a saber lo que uno quiere. En suma de lo que se trata es de ser feliz”.   

¿Por qué el título de Brújulas y Mapas? “Lo que hacemos –explica Enrique Larrosa, psicopedagogo y el segundo de los profesores- es una labor de orientación para que nuestros interlocutores consigan la salud mental y emocional. La brújula es el símbolo de este deporte y los mapas son los itinerarios o los caminos que se pueden seguir. Lógicamente se trata de una metáfora. Estamos siendo desbordados por las emociones. Estamos viendo que la gente no sólo necesita unos conocimientos a nivel teórico como los que se imparten en los sistemas educativos –matemáticas, lengua, historia, etc.- sino que el ser humano requiere de una serie de conocimientos para controlar las emociones; para cultivar de alguna manera su cociente intelectual. Todos tenemos problemas y lo que nosotros queremos aportar son herramientas para poder gestionar las emociones que acarrean esos problemas”. 

“Dentro de las herramientas que les damos –comenta Paco Páez, memorista y Campeón de España de Memoria y el tercero de los docentes- está un conocimiento mínimo de cómo funciona la el pensamiento y la mente así como la posibilidad de crear o eliminar ruidos dentro de ella. Toda persona tiene que ser consciente de que posee una serie de características en su forma de ser. Una vez que se es consciente de ello se pueden brindar unas herramientas como por ejemplo el dominio de la palabra, el dominio de la relajación, de la visualización, etcétera, para que vaya transformando lo que ellos quieran de sí mismos. En mi parte del curso, yo hago hincapié en la visualización de cara a eliminar las imágenes que son perturbadoras y crear imágenes de solución así como hacer que recuerden, mediante procedimientos nemotécnicos, la receta que han de poner en marcha. Un ejemplo de esto es el acrónimo MESA que es fácil de recordar y equivale a una serie de pasos que hay que tener en cuenta: deseo de Mejorar; capacidad de Empezar por uno de los muchos frentes que tenemos abiertos,  Prever la Solución y Abandonar aquello que te hace ruido”.

  De izquiera a derecha Hugo Busso, Francisco Páez, José Luis Serna (concejal del ayuntamiento) y Enrique Larrosa.

¿Qué hacen un filósofo, un pedagogo, y un memorista impartiendo este curso? “Lo damos tres personas con experiencias distintas pero hemos aunado nuestras experiencias prácticas individuales para ofrecer al alumno  estrategias prácticas como aprender a relajarse deliberadamente cuando uno lo necesita, enseñamos a meditar, enseñamos a visualizar, a usar los recursos mentales que tenemos y mejorar la memoria. Si no se relajarme, visualizar y controlar mis emociones, la memoria se te puede ir a cualquier lado” explica Busso.  

Entre los contenidos que se tocan en este curso de ocho semanas de duración, a razón de una sesión de hora y media por semana, para lograr esa tan ansiada salud mental y esa felicidad nos encontramos materias como la Inteligencia Emocional, la Atención Plena o la Focalización. Los cursos van dirigidos a personas adultas, cualquiera que sea su edad, y están divididos en una parte teórica y otra práctica que se realiza a través de talleres en los que participan los alumnos. Además juega un papel importante las dinámicas de grupo que sirve para que los alumnos se conecten con los contenidos y con las experiencias.

¿Por qué este curso en Portillo? Pedro Alonso Martín, Alcalde de la villa, “organizar un curso como este obedece a varias causas: la primera, y más importante, es por las materias que trata. Por ejemplo, el estrés. Quien no lo ha padecido o padece en algún momento. Los estudiantes en época de exámenes mismamente. Saber controlarlo es importante pues sin duda alguna mejora el rendimiento, como lo hace el saber aprovechar los tiempos; otro tema del curso. Pero no sólo afecta a aquel colectivo, nos afecta a todos, como he dicho antes, en algún momento de nuestras vidas; como nos afectan, sin duda, las emociones. No somos nada sin emociones, la alegría, la tristeza, la euforia, etc. conocerlas y saber tratarlas, controlarlas en determinados momentos, puede servirnos en el devenir diario. En segundo lugar, por los profesionales que la imparten. Sin duda alguna conocen la materia, dominan lo que hablan y, porque la experiencia nos permite saber que llegan al público de una forma satisfactoria. Para continuar, decir que sirve para salir de la monótona rutina de estas tardes otoño-invernales, siendo la perfecta excusa para salir de casa, relacionarte con los demás asistentes y sacar algo en positivo. Para terminar, entendemos que son temas muy actuales, con mucha trascendencia en nuestras vidas, y que incluso deberían tratarse, aunque no fuera de forma curricular, a partir de la escolaridad obligatoria. Un lujo de curso, aquí, en Portillo, sin movernos de casa”.

¿Qué opinan los alumnos? Parece que el curso  ha calado entre los vecinos de la localidad. Algunos, como Teresa Quevedo, repiten por segunda vez. “En el curso nos enseñan a encontrarnos a nosotros mismos, saber lo que uno quiere de sí mismo, y lo que es más importante, en pensar en ti primero y luego en los demás. Muchas veces la sociedad te cierra y no puedes actuar y mostrarte como  tú eres. Se necesitan estos cursos para encontrarse a uno mismo. Yo he tenido 47 años el kiosco de Arrabal de Portillo, que era mi vida, y la crisis me obligó a cerrarlo. Si el año pasado no hubiera venido a este curso, posiblemente habría caído en picado. Yo no necesito pastillas; yo necesito este tipo de cursos de motivación y donde te dan herramientas para controlar mis emociones. Desde el año pasado que asistí al curso por primera vez he seguido todo lo que ellos me dijeron: la relajación, el ser yo misma, en no pensar en nada antes que en mí misma y en ser consciente que mientras yo no me quiera no puedo querer a los demás”. Teresa valora enormemente que desde el Ayuntamiento se apueste por este tipo de cursos e incluso cree que habría que incidir aún más. 

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