Una cosa es predicar y otra dar trigo

Otra vez traemos a la sección de opinión un artículo sobre Juan Manuel Sánchez Gordillo, tan amado por unos como odiado por otros. En esta ocasión es Carlos Cerro quien opina sobre esta figura de la política española.

Carlos Cerro Santos

Haciendo referencia al refrán castellano, el cual he empleado para dar título a estas breves líneas, saquemos a la palestra al señor Sánchez Gordillo, que además es lo que más le gusta; pero esta vez las lecciones no las va a dar él. Porque ya sabéis que no da lecciones quien quiere, sino quien puede. Y es que ya nos sabemos todos el cuento ese de decir medias verdades, que son las grandes mentiras, en fin, lo que hace este famoso alcalde comunista día tras día. Se hace pasar por un pobre hombre, bien intencionado, comparándose casi con las Hermanitas de la Caridad y haciéndonos creer que su doctrina es ejemplar. Pues prediquen con el ejemplo señores, como lo hizo Jesús de Nazaret, aunque renieguen de la iglesia.

Si cobrar más de 70.000 euros al año como alcalde, asaltar fincas y supermercados como forma de impartir la justicia, criticar a Bankia y luego recibir buena parte de las ayudas de esta entidad, esperar a que desahucien  a tu vecino para después comprar la casa por mucho menos dinero y un largo etcétera, es algo ejemplar y digno de aplicar, apaguen y vayámonos.

Izquierda Unida ha sido un partido con una gran vocación nacional, pero cada vez lo es menos. Quisiera acabar con las palabras de una persona mucho más inteligente que el señor este al que iban dedicadas estas líneas: Miguel de Unamuno. Fue él quien dijo que “el progreso consiste en renovarse” poco a poco, cuando tiempo después se consolidó la frase hecha de “renovarse o morir”, destacando los beneficios de afrontar los cambios y no dejarse caer.