Santiago del Arroyo vivió ayer su segunda fiesta campera

La Chopera de Santiago del Arroyo se ha convertido por segundo año consecutivo en el principal escenario escogido por los vecinos del pueblo para la celebración de su segunda fiesta campera.

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“El año pasado nos salió bastante bien y ese ha sido el principal motivo de repetir -ha comentado a esta redacción Jorge Sastre, vecino del pueblo y principal organizador de este evento junto a los bares de la localidad-. Lo principal, mejorando lo del año pasado si es posible, es que reine el buen ambiente y que lo pasemos bien tanto los del pueblo como los que de diferentes partes de la comarca como La Pedraja, San Miguel, Portillo o Valledado que nos están acompañando. Creo que se irán contentos porque tratamos bien a los que nos visitan”.

A la Chopera, oportunamente engalanada para la ocasión con banderines y con los obligatorios bar-chiringuito y tablao, iba llegando un continuo rosario de personas. Algunas de ellas ataviadas acorde para la ocasión con sus vestidos de sevillanas ellas y sus camisas blancas y sombreros cordobeses ellos, algunos a pie y otros a caballo y también muchos vestidos como cualquier día pero que se quisieron sumar  a la fiesta. 

De ahí, en torno a las 12:30 del medio día y en dirección al casco urbano del pueblo fueron saliendo jinetes, corceles y personas de a pie para participar en una ronda ronda por los bares del pueblo e ir haciendo ganas de comer la paella que a eso de las tres de la tarde se sirvió para todos los asistentes y como resaltaba Jorge "para que todo aquel que haya venido a Santiago se vaya comido a casa". Tras la sobremesa y una vez reposadas las viandas santiagueras, las actuaciones musicales como las de sevillanas a cargo del grupo Sueño Andaluz de la Pedraja de Portillo o de un grupo del propio Santiago y la de un conjunto flamenco a eso de las siete de la tarde fueron las protagonistas de la tarde.

En pueblos pequeños como es el caso de Santiago del Arroyo se viven este tipo de celebraciones de manera muy especial ya que la práctica totalidad de los vecinos participan de la fiesta. Además arrastra incluso a familiares de los residentes habituales que se contagian del ambiente. Como señalaba Ignacio Bustamante, otro de los vecinos del pueblo, “resulta muy curiosos ver a personas con las que te cruzas todos los días vestidos de sevillanas o sevillanos de tal forma que a muchos ni los conoces hasta que no los tienes encima. Es importante este tipo de iniciativas para que haya vida en nuestros pueblos”.

Resumiendo, y en palabras de Jorge, “de lo que se trata es de tener un día de fiesta y convivencia en el pueblo y que todos quedemos contentos”.