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¿POR QUÉ SE LLAMA VALLADOLID? UN ARTÍCULO DE ENRIQUE CABREJAS

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…cuando se trata de documentar la historia antigua se suele hacer desde los textos latinos, sin embargo a través de mis investigaciones constaté que existe una laguna temporal donde se obviaron hechos relevantes que se desconocían de un periodo anterior lleno de episodios históricos..

Enrique Cabrejas

Verán, de la etimología de Valladolid se han apuntado distintas teorías que aún siendo defendibles en base a una sólida historiografía, al no estar alfabetizados en la escritura de nuestros ancestros se nos privó de respuestas a las grandes incógnitas de la civilización ibérica.

La ciudad se remonta a la Edad del Bronce y fue un enclave que se atribuye a los ibéricos Vacceos, sin embargo tuvo que ser un importante centro Carpetano. Los romanos la denominaron Vallis Tolitum y otra ciudad carpetana, Toledo fue Toletum con igual sufijo. Así que si somos capaces de comprender la razón de por qué la llamaron de este modo, esto nos ayudará a conocer Valladolid.

Es probable que hayan oído la exclamación: Carpe Diem, es decir “disfruta el día”. Se pronuncia en latín pero su origen se encuentra en el antiguo griego καρπός, de donde procede también el nombre Καρυο “Cario” que significa fruto. Es decir carpe-tano es en realidad una traslación de cario pero faltaría conocer ¿por qué Tano? Mucho pudiera sorprender eso se debió a sus creencias y es que ellos daban culto a los dioses Ti•Tanes o Ti•Tanos. Los romanos no lo hicieron público pero en privado conocían que a quienes llamaban celtíberos eran helenos y que la ciudad estaba bajo la protección de su diosa, de otro modo no la hubieran rebautizado y en latín como Toletum, pero ¿saben cómo le llamaban en griego Cario y Lidio? Ledo. Y en su fundación, antes de llamarse Toletum fue Toledo. Sí, aunque les cause extrañeza estoy diciendo que Toledo siempre se llamó Toledo, no importa cómo le llamaran los romanos. ¿Y saben por qué? Pues porque la ciudad está dedicada a su diosa primordial: La Ledo.

Pues bien, cuando se trata de documentar la historia antigua se suele hacer desde los textos latinos, sin embargo a través de mis investigaciones constaté que existe una laguna temporal donde se obviaron hechos relevantes que se desconocían de un periodo anterior lleno de episodios históricos y que conocerlos es fundamental para la historia de Castilla. Entonces ¿quién fundó Valladolid? La respuesta la obtendremos a través de su gentilicio. ¿Por qué se les llama vallisoletanos? Es sencillo, si analizamos la estructura del término nos encontramos ante un acrónimo con cuatro partículas de significación: Valli • Sol • Let • Tanos. Es el modo común de uso de la sintaxis de los íberos y los celtíberos y hay que señalar que en los acrónimos no se repiten caracteres que sean coincidentes; se hace una contracción: vallisoletanos. Sí, porque más claro no podría estar, se trata de quienes dan culto a la diosa Leto. BAL • LADO • LID significa Madre Ledo, Nuestra Señora. ¡Sí, asombroso!

En aquellos remotos tiempos se atribuía al Sol el triunfo sobre las tinieblas. Por lo tanto, la siembra, las cosechas y otras actividades agrícolas dependían de él y fue adorado por los celtíberos porque era el creador de las estaciones y el ciclo de la vida estaba asociado a él. Era la celebración del nacimiento del Sol y la diosa Leto era su Madre. Y es que nuestras antiguas ciudades fueron Teónimos y dormían protegidas por sus dioses. Nuestra Señora Ledo era la madre de los Λητοί: Apolo y su gemela. ¡Sensacional! Fuimos una tierra Panhelénica y nosotros no conocíamos algo tan importante, tanto como individuos como para la misma conciencia del país. Tiempo después y con la llegada a la península del nuevo culto, las suplicas a Nuestra Señora la Virgen María recibirían el mismo nombre de la antigua diosa: Letanías. Y es que se podría pensar que palabras tan profundas para nosotros como Εκκλησία (Iglesia) o Άγιος (Santo) son conceptos que se originaron en el seno del cristianismo pero son pre romanos y los ibéricos los usaban con frecuencia en sus ceremonias, porque si bien la doctrina cristiana tiene origen semítico, su liturgia es resultado de una adaptación helena para luego romanizarse.

Miren, la historiografía los mal interpretó en genérico: íberos y celtíberos pero hallé que no lo eran, ni una cosa ni la otra; entre otras razones porque los iberos se asentaron en el sistema ibérico y por otro los celtíberos no eran una tribu celta sino gálata. Lo explicaré mejor; en latín Celtici significa “celta” pero hubo una confusión crítica, es el nombre que recibían también las poblaciones helenas de Asia Menor. Eran Keltiki pero con el latín la letra “K” pasó a ser la “C” (Ke=Ce) Los Çeltikçi no eran celtas y habitaban La Galatia. Miren, celtíbero y heleno son conceptos que no casan bien entre sí y es por ello tan delicada y ardua mi tarea de rehacer sus orígenes. Aquí presento las evidencias: Valladolid es un acrónimo ibérico que significa Madre Ledo, Nuestra Señora.

BIO EXPRÉS

Enrique Cabrejas Iñesta nació en Barcelona y se educó en las Escuelas Pías de San Antonio Abad. Es investigador de la historia del lenguaje y políglota; se expresa en ocho idiomas y adquirió profundos conocimientos de otros varios contemporáneos, medievales y antiguos. Combinó siempre que le fue posible el quehacer cotidiano con la lingüística, la historia, la literatura, la música y la mitología, convirtiéndose de esta última en un experto mitógrafo. Vivió y estudió en Cambridge, Módena y Moscú para mejorar en idiomas y en lectura de literatura clásica. El 21 de Abril de 2012 descifró la lengua ibérica, siendo respaldado por el insigne PhD. Professor Oleg Bazaluk de la National Pedagogical Dragomanov University, asimismo invitado a dar conferencias y presentaciones sobre los iberos y celtíberos en distintas universidades de Europa y desde entonces ponente de la Sociedad Filosófica Internacional (SFIC); autor en la revista académica Ph&C; miembro del consejo de redacción de la revista científica Future Human Image Scientific Journal; revisor de documentos científicos en el área de humanidades de la revista Cogent OA – Taylor & Francis Group y otras publicaciones científicas; indexado como científico por las autoridades científicas rusas. Ha publicado cerca de 200 trabajos y estudios en Academia.edu y otras plataformas como investigador independiente desde 2013. En apenas tres años, publicó dos libros como autor de la trilogía EL SECRETO ÍBERO: Karuo (2013), Hijos de Titanes (2015). A la vez ha participado como co-autor en ediciones publicadas por notorias instituciones culturales españolas como son la Institución de Estudios Complutenses y la Diputación Provincial de Guadalajara en los encuentros de Historiadores del Valle de Henares. Cuenta desde 2014 con el aval de reputados académicos, doctores y científicos internacionales. Siendo respaldado aproximadamente en una cincuentena de áreas del conocimiento: Filosofía del Lenguaje, Ontología, Filosofía Antigua y Fenomenología, entre otras materias. Como gramático, sus hallazgos y teorías han sido recogidas por numerosos medios de comunicación y prensa en todo el mundo. En la actualidad estudia inéditas etimologías y topónimos de los pueblos y ciudades de España a partir de la escritura y lengua ibérica.

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