Fundación Fabre impulsa una senda medioambiental por uno de los caminos más pintorescos del Duero

  • Que discurre por un trayecto de más de 8 kilómetros entre las localidades de Quintanilla de Onésimo y Sardón del Duero

 

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En el marco del proyecto de Educación para el Desarrollo y la Ciudadanía Global «Envejecimiento activo y diálogo intergeneracional sobre los países del Sur», la Fundación Fabre ha impulsado una enriquecedora senda medioambiental que recorrió uno de los caminos más pintorescos del Duero, desde Quintanilla de Onésimo hasta Sardón del Duero.

La actividad reunió a personas beneficiarias de Villabáñez y Quintanilla de Onésimo. A su vez, se contó con la presencia de la técnica de Envejecimiento Activo de la Diputación de Valladolid. Durante el trayecto, de más de 8 kilómetros, se promovió el intercambio de conocimientos y reflexiones entre generaciones sobre el cuidado y la conservación del entorno natural.

El principal objetivo de esta senda fue revalorizar la riqueza paisajística y la biodiversidad de nuestro entorno inmediato, concienciando sobre su importancia en el contexto global. Se reflexionó sobre cómo la pérdida de biodiversidad y la deforestación afectan directamente a la sostenibilidad ambiental, no solo localmente sino también en los países en vías de desarrollo. Así, temas como la gestión sostenible de bosques, el agua, la contaminación del aire y la biodiversidad guiaron el recorrido, promoviendo un acercamiento práctico a la conservación y sostenibilidad del medioambiente.

La senda comenzó en el puente de Quintanilla de Onésimo, donde los participantes reflexionaron sobre la historia del lugar y se plantearon temas locales como el «Enllenadero». En esta estructura histórica, los mayores del grupo compartieron anécdotas sobre la importancia que tenía este lugar para el abastecimiento de agua en épocas pasadas y cómo el río Duero ofrecía recursos clave para la vida cotidiana.

En un momento destacado de la ruta, el grupo tuvo la oportunidad de ingresar a los jardines de la bodega y hotel Abadía Retuerta. Allí, una persona que trabaja en el lugar ofreció a los asistentes información sobre diversas plantas autóctonas, detallando sus características.

La caminata también incluyó paradas en sitios históricos como los lavaderos y «Los Pilones», donde las personas mayores recordaron experiencias y se incentivó el diálogo con los jóvenes. Estos puntos permitieron explorar el papel del agua en el pasado y su relación con la vida de la comunidad, haciendo visible la importancia de prácticas sostenibles que aún hoy son aplicables. Asimismo, se plantearon diversas propuestas para la conservación de dicho espacio.

El recorrido continuó hasta el Azud, una construcción de origen árabe utilizada para elevar y canalizar el agua hacia los cultivos, donde se exploraron sus usos antiguos y se compararon con los sistemas de canales en América Latina, como el canal Mandioré y el canal Tamengo. La jornada finalizó con la llegada a Sardón del Duero.