Cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo (o en qué consiste la ‘nueva normalidad’)

  • Está claro que lo del COVID 19 es como las dietas de adelgazamiento: sabemos la teoría pero necesitamos que un tercero nos controle y nos riña si hacemos las cosas mal

Cualquier semejanza de esta foto con la realidad es mera coincidencia.

Juan J. Villalba Pinilla

Se cumple hoy un mes exacto del día en que nos abrieron de par en par la puerta de los chiqueros (como dice el pasodoble) y, tras más de tres meses de confinamiento, pudimos volver a retomar nuestros hábitos pre estado de  alarma dentro de lo que desde los poderes públicos (principalmente el Gobierno de la Nación) se ha dado en llamar ‘nueva normalidad”.

Qué fecha aquella tan entrañable. Ávidos de recuperar la libertad y los momentos perdidos a causa de los estragos ocasionados por el COVID 19, todos o casi todos, que siempre hay alguien con dos dedos de frente, nos lanzamos a las calles sin hacer caso a las advertencias de que el bicho sigue entre nosotros y sin hacer caso a las prescripciones que desde las autoridades sanitarias nos hicieron respecto al uso recomendado de la mascarilla y a la observancia de la regla de la distancia social.

¡Y qué bien está la mascarilla en la muñeca, bajo la barbilla, colgada de la oreja como Gareth Bale (aunque es imposible que nos quede tan bien como a él) o directamente en el cajón de nuestra mesita de noche! ¡Y qué bien guardamos esa distancia social de metro y medio y cómo hacemos ostentación pública de nuestro buen comportamiento subiendo fotos a las redes sociales en las que aparecemos junto a nuestros amigos, como cantara Misiego en los 90, cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo! Y mientras tanto, rebrote por aquí y rebrote por allá hasta los 201, con 2.289 personas contagiadas, que declaró ayer el Ministerio de Sanidad.

Está claro que lo del COVID 19 es como las dietas de adelgazamiento: sabemos la teoría pero necesitamos que un tercero nos controle y nos riña si hacemos las cosas mal. Sabemos lo que hay que hacer pero hasta que no llega la Junta de Castilla y León y nos obliga a usar la mascarilla, con la espada de Damocles de las sanciones de por medio, no hacemos lo que hay que hacer. En Murcia, ayer mismo, se ordenó el cierre del ocio nocturno en interiores y se limitaron las reuniones a 15 personas.

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y vamos camino de volver a confirmarlo. Parece que sólo espabilamos a fuerza de pescozones porque las advertencias no nos valen. El problema es que después de ver cómo decenas de miles de personas han muerto en estos últimos meses nos arriesgamos a ver como caen, por nuestra irresponsabilidad, otros tantos y a ver cómo otra vez nos tienen que enchiquerar. Y si el COVID 19 no nos mata, es posible que nos mate el hambre porque la economía no aguantará otros tres meses improductivos.

Así que a espabilar, majazos, que no sólo de aplausos a las 20:00 horas vive el sanitario, sino de algo más de responsabilidad.