LOS VECINOS DE BOECILLO CELEBRAN, COMO CADA AÑO, LA FESTIVIDAD DE SAN JOSÉ
Procesión de San José. (Belén Magdaleno)
Juan José Villalba Pinilla; @Juanillo_v_p
Como cada 19 de marzo, fiel su tradición de décadas e independientemente de que sea laborable o festivo, Boecillo celebró ayer domingo el día de San José con actos de homenaje al que los textos sagrados católicos dicen fue padre putativo de Cristo y que Iglesia nombró en 1870 como su patrón universal. A lo anterior, la localidad suma en este día el recuerdo a una de las instituciones que más importancia tuvo en el pasado en la localidad: el Círculo Católico de Obreros.
Desde que esta fecha no es fiesta nacional, la celebración ha perdido relevancia en el municipio pero aún se mantienen algunas de las costumbres de tiempos pasados: la misa del mediodía, oficiada por el párroco David Prieto Sánchez y a la que siguió la procesión con la imagen del santo portada en andas por alguna de las calles más céntricas del casco antiguo amenizada por los sonidos de la dulzaina y el tamboril, estuvo precedida por una misa a las nueve de la mañana a la que únicamente asisten hombres y que recuerda aquellas a las que los socios del Círculo acudían para comulgar y “cumplir con la Pascua”. Además, desde hace más de 20 años, el ayuntamiento invita a los presentes a un vino español en agradecimiento por la cesión que, hace más de 20 años, el Círculo le hizo de la última de sus sedes y que hoy está destinada a tareas administrativas municipales.
La Obra de los Círculos Católicos, inspiración del Conde Albert de Mun, surgió en Francia en el siglo XIX con cuatro fines principales: propagar las creencias cristianas; fomentar la asociación de los obreros; dar apoyo económico al obrero, (cajas de ahorro, socorro mutuo etc.) y procurarles una formación cultural al tiempo que disponer de los medios necesarios para organizar el tiempo de ocio.
Tal y como señalan los propios vecinos, hace décadas prácticamente todos los hombres del pueblo pertenecían a un Círculo Católico de Obreros que llegó a tener unos 200 socios en sus épocas de mayor esplendor. Tuvo una sede originaria que posteriormente cambió al edificio situado en la calle de Germán Gamazo, que hasta hace pocos años ejerció como Centro Cívico. En estas sedes los socios disponían de un bar y una zona donde poder echar la partida. La de San José era la segunda fiesta más importante del pueblo incluso por delante de San Cristóbal. Prácticamente todos los hombres acudían a los actos –misa y procesión- y a bailar al santo cosa que no pasaba el día de San Cristóbal pues muchos de ellos estaban trabajando como obreros en otros lugares en época de siega.