Sí, aquí quien no corre, trinca por Marisol Tabuyo

Marisol Tabuyo nos deja una de sus reflexiones. En este caso sobre temas de máxima actualidad y que últimamente abren portadas un día sí y otro también como la usura y las relaciones que se establecen entre particulares y entidades bancarias.

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Sí, aquí quien no corre, trinca. Desde que se inventó el poco digno trabajo de asaltador de caminos, se han inventado nuevas y fabulosas formas de trincar la pasta del bolsillo ajeno. Debe de ser que tenemos apetitos selectivos, y si no hay pasta …nos vamos!!!… pero a trincarla en otro lugar. De las variedades de pasta que hay en mercado italiano, penne, linguine, fettuccine, … manjares de paladares muy selectivos, se ha pasado a variedades no menos coloristas, y tenemos en el mercado pastas de diferentes colores y formas, las hay en tonos púrpuras, azules, rojos y las hay con frías formas redondeadas que son una delicia para los oídos más exigentes.

Sin embargo, el antiguo arte de trincar la pasta del prójimo ha adquirido una nueva y más sutil definición. Hasta ahora el hurto ó robo estaba caracterizado por el no consentimiento de la víctima. Hoy en día, las formas de robo se realizan de una forma más elegante, con firma en papel impreso y con la presencia de abogados y notarios.

Y hablando de firmas, si bien en el Vaticano el mandamás de la religión católica, el Papa Francisco, deberá rubricar encíclicas que elaborará estrechamente con sus purpurados para lograr restablecer la conciencia y la paz espiritual en el mundo; en los recintos donde se celebran matrimonios vitalicios con tu hipoteca se rinde culto a otro tipo de purpurados, esos que están impresos y que llevan la rúbrica del más alto directivo del BCE.

De todos es conocido que el matrimonio eclesiástico no garantiza la permanencia de la unión, no así ocurre en el matrimonio hipotecario, en que la unión tiene garantía bancaria, bajo pena de intereses de usura que rondan el 20%. Son uniones en las que si pagas, bien, y si no pagas, debes seguir pagando. Es un ganar-ganar para el banco, en connivencia con el que firma, con beneplácito de la Ley, y bajo la laxa supervisión del Banco de España. Si hubieran necesitado la bendición de Dios, sin duda, también la habrían conseguido… menudo es Botín!

En lo personal diré que soy mujer “de ciencias” y más práctica que el cutter, por lo que ni se me pasó por la cabeza que el tener una casa pudiera tener tantas cláusulas adheridas. La verdad es que mi percepción de las uniones de pareja ha cambiado un poco y “desde que me casé con mi hipoteca, he dejado de creer en el matrimonio” y  ya me permitirán “la licencia”. Sé que la definición de la RAE no es exactamente ésta, pero vivimos en tiempos en que hasta la definición de las palabras, dadas por las instituciones que las custodian, nos las estamos pasando por el forro (de los libros).

De la misma forma en que nos pasamos por el mismísimo forro, los conceptos de decencia, honestidad, responsabilidad, y un largo etcétera. Por ello, estas palabras se quedan precisamente ahí, “jodidas” en algún rincón del mundo de las entidades meramente semánticas y con ámbito de aplicación meramente literario.

Lo cierto es que cuando prostituimos a la “conciencia”, a la “creencia” y a la “verdad”, nos convertimos en chulos que custodian putas como la “codicia”, la “vanidad”, y la “mentira”.

Y así andamos, tengo la impresión de que entre chulos y putas anda el juego.