“La Ordenación del Territorio” por Alberto Collantes Velasco, alcalde de Viana de Cega

El pasado año 2012, he recorrido parte de nuestra Comunidad Autónoma, representando a la FRMP, dentro de los grupos de trabajo formados en la Mesa para la Ordenación del Territorio.

Alberto Collantes Velasco

Ha sido una experiencia muy enriquecedora, y aunque en algunos momentos pesada, me ha permitido aportar mi granito de arena en un asunto tan necesario como la ordenación territorial. Vaya por delante que siempre se ha hablado de agrupación voluntaria y mancomunar municipios, nunca de la desaparición de estos –como en otros foros se propone-.

La singularidad de Castilla y León, sus diferentes 9 provincias y sus 2248 municipios con su dispersión tanto geográfica como demográfica, y más en un contexto de crisis económica, hace necesario que hagamos algo.

Debemos destacar y valorar que la Junta de Castilla y León ha ido por delante en un asunto tan delicado como complejo, con un modelo de ordenación que puede ser ejemplo para otras comunidades autónomas. Sería criticable, no haber hecho nada y haber esperado a que nos impusieran otra ordenación más traumática, cosa que puede llegar a ocurrir.

Los municipios cada vez tenemos y debemos de prestar y garantizar más servicios -no solo los obligatorios- a nuestros ciudadanos, con más calidad, con rapidez y sobretodo sin dejar de ser la administración más cercana.

Si añadimos que, cada vez tenemos más competencias –algunas impropias- como consecuencia de las diferentes normativas, europea, estatal y autonómica que hace de los municipios los últimos responsables de tanta legislación a veces confusa y duplicada.

Todo esto, unido a la situación de incertidumbre producida por la crisis económica actual, hace mucho más difícil la gestión del recurso público municipal y más necesario que nos reorganicemos todos.

Por otro lado, se ha cuestionado en muchos foros y en mi grupo de trabajo al principio, la existencia de las Diputaciones Provinciales. Que fácil resulta cuestionarlas desde posturas “urbanitas”, de ciudad. Pero que pregunten a cualquier alcalde, concejal o incluso vecino de un pueblo pequeño sobre su existencia. Muchos pueblos y comarcas son lo que hoy son  y están en el mapa, gracias a estas. Se podrán llamar como se quieran, pues para algunos por inventar nombres que no quede, pero es imprescindible la existencia de una administración provincial, eso sí  con un sistema de elección más directo.

 Desde la perspectiva que me da el haber formado parte del grupo de trabajo sobre las Diputaciones y el haber cambiado impresiones con otros alcaldes de mi entorno, creo que no se puede cuestionar la existencia de ningún municipio por pequeño que sea y más cuando hay alcaldes y concejales que habría que hacerles un monumento por su dedicación altruista y sin prácticamente conste al erario público.

 Que los municipios tenemos y debemos compartir servicios, infraestructuras, transportes, compras, contrataciones, y un largo etc., – estamos deseando- dentro de unas mancomunidades o agrupaciones, pero de forma lógica, natural e impuesta por las circunstancias, si, pero no impuestas por el “auditor”.

Estas mancomunidades que deben de ser razonables y sostenibles, estarán, claro esta, bajo el paraguas de las diputaciones provinciales, que deberán de  reorientar seguramente alguna de sus funciones y potenciar otras, sobre todo las de asesoramiento.

Todo ello, creo que lo tenemos más o menos claro, quizás haya que explicarlo más y mejor.  Pero donde no podemos fallar es en que da la sensación de que se está haciendo de arriba hacia abajo, cuando debería ser más en horizontal. –Primus ínter pares- de igual a igual.

Por último, en la Ordenación Territorial que defiendo y creo necesaria, se habla siempre de los municipios, de las mancomunidades y de las diputaciones. ¿Pero para cuando dejamos la “ordenación territorial” de las comunidades autónomas?