Granja Pinilla, de Megeces, regala material de protección frente al COVID 19 a todos los vecinos del pueblo

  • Ha entregado en cada casa una un lote de diferentes artículos para cada uno de los moradores de la vivienda
  • La empresa, que no ha parado su actividad desde que se declaró el estado de alarma, ha tenido que adaptar continuamente sus protocolos de seguridad para evitar los contagios

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‘Este año nuestra publicidad se torna en solidaridad y ayuda a nuestros vecinos. Mucho ánimo…y cuidaros mucho! Este es el mensaje que junto al eslogan de la empresa, ‘Ahora más que nunca…échale huevos a la vida’, se puede leer en  las bolsas de material de protección frente al COVID 19 que Granja Pinilla ha regalado a sus vecinos.

En total, ha explicado José Pinilla, uno de los gerentes de la empresa, se habrán  hecho unas 500 bolsas con un lote de productos que incluye una mascarilla FFP2/0194 homologada, 2 mascarillas quirúrgicas, 2 mascarillas de papel desechables, 2 guantes de nitrilo talla L, 2 guantes de nitrilo talla M y 1 bote de 100 ml de loción hidroalcóholica desinfectante. Fue él, precisamente, quien invirtió el día de ayer en recorrer todas las casas del pueblo dejando en cada una de ellas un número de lotes igual al de moradores en la casa y saludando a sus vecinos “algunos de los cuales, los más mayores, incluso llegaron a emocionarse”.

Granja Pinilla es una empresa vallisoletana, especializada desde hace años en la producción y comercialización de huevos de gallina de primerísima calidad. La empresa, con domicilio social en Megeces y de carácter totalmente familiar, lleva trabajando más de 50 años en el sector, fecha en la que el abuelo de los actuales gestores decidió iniciarse en el sector, pasando después a sus hijos, que actualmente lo han transmitido siguiendo la tradición familiar.

No es la primera colaboración que la empresa hace en este aspecto concreto pues, desde que se declaró la alerta sanitaria, ha aportado material a diferentes residencias de ancianos, como las de Íscar y Olmedo, o a la Delegación del Gobierno en Castilla y León pues este tipo de productos de protección personal son usados en el día a día por sus trabajadores. Además, también han ofrecido colaboración al Hospital de Medina del Campo y están a la espera de que les concreten como materializarla.

“Ya en enero –explica Pinilla- cuando comenzaron a escucharse las primeras noticas del contagio en China, hicimos allí un pedido de 5.000 mascarillas, al precio de 0,20 euros la unidad, que a pesar de asegurarnos que nos las vendían en varias ocasiones nunca llegaron. Al final me confirmaron que el gobierno había confiscado todas las producciones y no dejaba suministrar a nadie. A partir de ahí los precios de estos se han disparado y, por ejemplo, mascarillas homologadas como las que se incluyen en la bolsa, que en condiciones normales cuestan 20 céntimos, las  hemos pagado a 6 euros y las he llegado a comprar a 8,50”.

ADAPTARSE AL NUEVO ESCENARIO

Por estar incluida dentro del sector alimenticio, Granja Pinilla no ha parado su actividad desde que se decretó el estado de alarma lo que ha implicado un sobre esfuerzo en adaptación a las nuevas necesidades. De puertas para adentro se han tenido que ir adaptando continuamente –cada vez que se modificaba la normativa- todos los protocolos de seguridad de los trabajadores y, además de dotar a todos ellos de artículos de protección personal “que luchando con unos proveedores y con otros al final no nos han faltado”, explica José, se han tenido que ampliar la distancia de seguridad, instalar vestuarios a mayores o modificar los turnos de trabajo. “Entre el responsable de prevención y yo mismo hemos ido estableciendo la forma de trabajar para adaptarnos a los requisitos”.

Respecto a la parte comercial, la semana en la que se declaró el estado de alarma, explica Pinilla, “fue caótica porque el cliente –abastecen a Mercadona- nos pedía que había que servir como fuera”. A partir de entonces todo se ha normalizado si bien es verdad  “que se ha producido una caída en el consumo y en el precio ya que la principal consumidora de huevo, como es la industria, ha parado: los comedores escolares han parado, la hostelería ha parado, etc. La gente sigue consumiendo huevos en casa, pero el consumo doméstico es un porcentaje bajo con respecto al total. Y que conste que viendo lo que ocurre en otros sectores como en la producción de lechazos o de cochinillos donde la demanda ha caído en picado no tenemos ningún derecho a quejarnos”.