Diez años de campañas electorales: por Borja García Carvajal

Desde que en el año 2002 decidí dar el paso de afiliarme, he vivido todo tipo de campañas electorales. Recuerdo con horror la de las elecciones generales de 2004 cuando el atentado del 11-M paralizó todo nuestro país. Sin lugar a duda esta fue la campaña más dura y el momento más difícil que he tenido la desgracia de vivir.

Borja García Carvajal, Presidente de NNGG del PP Valladolid.

Luego llegaron las protestas y manifestaciones de la noche del 13-M y la pronunciada derrota sufrida en la jornada del domingo. Derrota del Partido Popular, pero como se constató siete años después, derrota de un país.

Desde entonces ha habido de todo. Las elecciones municipales y autonómicas de 2007 fueron especialmente feas por los ataques personales que se vertieron contra el alcalde de Valladolid, por parte de la hoy portavoz del PSOE en el Congreso de los diputados, Soraya Rodríguez. De poco le sirvieron esos ataques, porque en la capital de nuestra provincia, no sólo se ganaron las elecciones, sino que se consiguió el mejor resultado en Valladolid que hasta la fecha había conocido el Partido Popular.

Luego vinieron otras elecciones como las de 2008 en las que las ganas y la ilusión por echar al nefasto Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acabaron en la desilusión de un nuevo mandato socialista. El Partido Popular obtuvo un buen resultado, pero el PSOE fagocitó a los partidos que le quedaban a la izquierda y revalidó su victoria. Sin embargo, esa campaña estuvo nuevamente teñida de sangre por la Muerte del concejal socialista del País Vasco, Isaías Carrasco, a manos de la banda terrorista ETA.

Un año después fueron las elecciones europeas de 2009 marcadas por las primeras consecuencias de la crisis económica y que nos dejaran una victoria del Partido Popular dentro de una pronunciada abstención.

2011 fue el año electoral por antonomasia. Comenzaba el año con unas elecciones municipales y autonómicas que tiñeron de azul toda España. El Partido Popular, ayudado por el efecto Zapatero, ganó en la gran mayoría de alcaldías y comunidades autónomas de nuestro país. Se revalidaron las Comunidades donde se venía gobernando y el PSOE perdió plazas en las que había gobernado siempre como Asturias, Extremadura o Castilla La Mancha. Sin embargo en el plano personal, esa campaña fue muy especial ya que tras el intenso trabajo salí elegido para representar a los vecinos de mi ciudad natal en el ayuntamiento de Valladolid.

Y sin tiempo para celebrar victorias, tras el verano, la crisis, la presión social, su propio partido, o uno de sus famosos golpes de improvisación llevaron a ZP a anticipar las elecciones generales. Siete años de nefasto gobierno y un candidato más visto que el tebeo llevaron al socialismo a tocar suelo electoral, y al Partido Popular de Mariano Rajoy a conseguir un sólida y holgada mayoría absoluta. La campaña fue tranquila, con la convicción de todos los que trabajamos en ella de la victoria del Partido Popular, y del fin de la época oscura que para España trajo el zapaterismo.

Ya han pasado dos años y medio desde aquella campaña, y hoy nos vemos inmersos en unas nuevas elecciones al parlamento europeo. Esta campaña y estas elecciones serán recordadas por la más que probable baja abstención, por la irrupción con fuerza de muchos partidos minoritarios para “tirar de las orejas” a los dos grandes, pero sobre todo serán recordadas por el cobarde y vil asesinato de la Presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco.

Golpe durísimo para la familia del Partido Popular de León con los cuales quiero solidarizarme y darles mi más sentido pésame. Y más aún cuando tras este terrible suceso nos hemos visto envueltos en una gigantesca ola en redes sociales de gentuza que ampara, justifica e incluso arenga asesinatos como el de Isabel Carrasco. Muchos creerán que exagero, pero veo con pavor la posibilidad de que nuestra sociedad acabe sumida en el “todo vale”, en el relativismo más absoluto.

No podemos tolerar la apología del asesinato, y por lo tanto, espero que la justicia sea implacable con quienes hacen mofa y chanza de la muerte de una persona. Hay que actuar con absoluta dureza con quienes animan a la gente a seguir actuando, con quienes se felicitan porque se haya “abierto la veda” de la caza de los políticos. Por lo tanto, esta campaña política, ya no sólo es una campaña por el Parlamento Europeo, no es sólo una campaña de los partidos políticos y sus candidatos por obtener más representación, no es tan sólo una lucha por obtener más votos. Esta campaña tiene que convertirse en una lucha de todos por la democracia y la libertad.