San Miguel del Arroyo recuerda el sábado la visita de Alfonso XIII en 1925

  • Lo hará con una recreación de la llegada del monarca hasta la localidad con motivo de la organización de unas maniobras militares

 

El municipio vallisoletano de San Miguel del Arroyo volverá a recordar el próximo sábado, 5 de noviembre, la visita que en 1925 realizó el rey Alfonso XIII a la localidad  a través de una recreación presentada hoy en la Diputación de Valladolid por el alcalde, José Arenal, y participantes en la recreación.

El evento, guionizado y dirigido por  Pérez Arribas y que comenzará a las 17:00 horas, está organizado por la Asociación de Fuenlabradilla con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, CultyOcio, la Diputación Provincial de Valladolid o el coro Pinares de Castilla.

Contará con la participación de figurantes y caballistas no solo de San Miguel sino también de otras localidades. Además, los bares de la localidad han preparado un pincho conmemorativo.

El guion se renueva con una nueva narrativa, nuevos personajes y emplazamientos. Ester Perez Arribas es la directora de la representación, con una trayectoria profesional de prestigio y vinculación familiar a la localidad manifiesta “su orgullo por dar vida a estos personajes que sirven para dinamizar el pueblo con motivo de esta visita histórica que conocieron nuestros abuelos de pequeños. En mi caso recuerdo especialmente a mi abuela Fulgencia a quien interpreto en la recreación”.

Desde la Asociación de Fuenlabradilla, su presidente Javier Arribas como promotor del evento agradece la colaboración de las entidades Diputación de Valladolid, Ayuntamiento de San Miguel del Arroyo y la de todos que desinteresadamente participan para hacer posible la visita real.

Así mismo, aprovecha para “animar a todos a visitar el pueblo, presenciar la recreación y degustar los pinchos alfonsinos que han preparado con tanto esmero los hosteleros de la localidad”.

Respecto a la asistencia prevista, Javier Arribas es optimista “el éxito de la anterior edición en 2019 congregando a más de 1.000 personas será difícil repetir pero estamos poniendo todo nuestro empeño en lograrlo y, en cualquier caso, es una oportunidad única para asistir a un acto cultural diferente, conocer el pueblo y degustar unos sabrosos pinchos”.

Testimonios de vecinos de la localidad así como de Santiago del Arroyo recogidos por Ignacio Bustamante en un artículo publicado en este medio en el año 2012 cuentan que la visita se debió a unas maniobras que se estaban realizando en el entorno. Hasta allí llegaron muchos soldados y oficiales, armados de fusiles, bayonetas y pequeños cañones, así como algún avión.

ARTÍCULO DE IGNACIO BUSTAMANTE

“Al ser un regimiento de caballería llevaron gran número de caballos. También comentaron que los oficiales de mayor rango y sus caballos se alojaron en la Posada de Nicomedes Callejo y Lina de Blas en Santiago del Arroyo. Estaba esta posada en el actual parque y había en su corral un buen pozo y una gran pila donde bebían los caballos. En San Miguel se hospedaron algunos oficiales y metieron sus caballos y enseres en la casa de Moisés del Barco y Feliciana Sanz.

Los caballos abrevaban en el pilón que había en la plaza del pueblo. Un vecino de San Miguel se acercó con desparpajo al Rey y le dijo: “tú y yo somos de la misma quinta”, a lo que su majestad respondió: “cómo se conoce que usted no ha hecho el servicio militar”. Los soldados durmieron en gran en tiendas de campaña en el llamado Arenal de Santiago del Arroyo. En ese mismo lugar y coincidiendo en el día de domingo, tuvieron todas las tropas una misa de campaña, momento que recoge la foto citada al inicio de este texto.

Hasta no hace muchos años, dicen los vecinos de Santiago que se veían latas de conserva tiradas por el suelo y que habían servido entre otros alimentos de rancho para la tropa.

Durante las maniobras, los soldados de caballería, según oyeron decir a sus padres los que nos cuentan esta historia, bajaban a galope por los caminos y las laderas, entre los disparos de fogueo de sus fusiles y pequeños cañones, sembrando la admiración y espanto de los entusiasmados vecinos, que a decir verdad vivieron aquellos días más fuera de casa que dentro de ella para no perderse detalle de tan espectacular acontecimiento. Hubo, por lo visto, un grupo de soldados que se perdió entre la niebla por el Llanillo de Santiago y el Monte Carbonero de San Miguel y no apareció hasta bastantes horas después.

Se narra que el Rey llegó en automóvil a Santiago, medio de transporte poco usual en aquellos tiempos y que la mujer del alcalde, con el debido respeto y permiso, llevó a su hijo de cuatro meses al coche del Rey a saludarle, y que el niño del susto y la impresión de todo aquel barullo y ornato, se orinó, mojando el asiento y al propio Rey al ir éste a dar un beso a la criatura. Hoy el causante del acontecimiento, Daciano Sastre, que vive en Santiago del Arroyo, lo recuerda con humor, pues nadie creo yo, haya dado tan cordial bienvenida a un egregio personaje”.