Alberto Pozo, Miguelito y la ganadería de Raso de Portillo, premiados en Pedrajas de San Esteban

  • Recogieron sus galardones otorgados por el Ayuntamiento vallisoletano de Pedrajas de San Esteban y su asociación taurina en un acto celebrado el sábado en el salón de actos de la Casa Consistorial

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Los ganaderos Íñigo y Mauricio Gamazo, propietarios de la explotación de bravo «Raso de Portillo», la ganadería con vitola de más antigua de España recogieron el galardón como mejor ganadería, otorgado por el Ayuntamiento vallisoletano de Pedrajas de San Esteban y su asociación taurina en un acto celebrado el sábado en el salón de actos de la Casa Consistorial. También los novilleros Alberto Pozo y Miguelito se hicieron acreedores a los premios recibidos, el primero al detalle de la feria y el valenciano como triunfador de «El Piñón de España» en esta pasada edición de 2019.

Mucho público y palabras emocionales y emocionantes de los protagonistas en aras al fomento de la fiesta de toros. Sobremanera las del novillero albaceteño Alberto Pozo que reconoció la labor de cuantos están detrás del «Piñón de España» para fortalecer y hacer llegar su festejo a los novilleros con caballos y especialmente la bravura de los novillos del Raso de Portillo con una mención distinguida hacia «aforadito», el animal indultado en dicha feria.

Mauricio Gamazo en sus palabras reconoció que el triunfo ganadero que ellos están recogiendo tiene buena parte de culpa su padre, Íñigo Gamazo, que dedicó su vida hasta su muerte con ilusión y entrega para recuperar unas reses de bravura excepcional.

En el mismo acto se premió al varilarguero Rafael Agudo, picador de toros, por su manera de ejecutar la suerte de varas, destacando siempre la atención que merece el toro de lidia.

En  definitiva un acto que fue abierto por el alcalde de Pedrajas y corroborado por el que hasta ahora ha sido empresario de la Plaza, Enrique Luján, resultó ameno y entretenido. El lema del Ayuntamiento que aparece en un cartel a la entrada de la población «¡Sonríe que estás en Pedrajas!» se hizo patente en su hospitalidad y acogida.