JOSÉ LUIS CUERDA: “ESTOY ENCANTADO DE PERTENECER AL COLECTIVO DEL CINE, QUE ES MUCHAS VECES UN TRABAJO HEROICO”
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El cineasta albaceteño José Luis Cuerda recibió ayer el Roel de Honor de la 29 Semana de Cine, un reconocimiento que rinde homenaje a una de las carreras más personales de la cinematografía nacional. «Esto es una alegría, porque para mí todo lo que se acerca al mundo del cortometraje es maravilloso, y la Semana de Cine de Medina del Campo es un festival pionero en apoyarlo», ha comentado, mientras debatía entre risas con Emiliano Allende, director del certamen, sobre lo que es un roel.
Precisamente, sus inicios en el cine los dio en el cortometraje: «El primero, lo grabé con 16 ó 17 años, con una cámara que me regaló mi padre. Fue sobre la matanza del cerdo, que era algo que se hacía habitualmente en mi casa, y yo quería contarlo y que se entendiese». «Me había comprado un libro que me dio el mejor consejo de mi vida: ‘Coloca la cámara en el lugar desde el que mejor se vea aquello que quieres contar’. Es una obviedad, pero muy poca gente lo hace», ha asegurado. «En mi época, cuando yo empecé, el corto era una escuela, así era como se aprendía a hacer cine. Hoy en día, se hacen muchos, y es difícil que se vean todos», ha apuntado. Y ha añadido: «Antes, hacer un corto era muy complicado. Ahora, lo haces con el móvil. Eso tiene ventajas y desventajas, como que cualquiera puede hacerlo».
Fue también el cortometraje lo que le animó a producir ‘Tesis’, la primera película de Alejandro Amenábar, con quien repitió también en ‘Abre los ojos’ y Los otros’. «Me enseñó dos cortos: uno fue ‘Himenóptero’ y el otro, ‘Luna’», ha explicado. «Con el primero, quería saber si era capaz de contar lo que quería, si sabía luego montarlo; con el segundo, quería comprobar si sabía dirigir a actores. Y ambos eran brillantes. Luego me enseñó el guión de ‘Tesis’ y yo dije: pues nos metemos al lío», ha contado.
Al recibir un premio que rinde homenaje a su trayectoria, ha asegurado: «He hecho siempre las películas que he querido, unas me han quedado mejor, otras peor». Ha indicado, además, que está «encantado de pertenecer al colectivo del cine, porque me he encontrado con personas maravillosas». «Trabajar en una película es emocionante. Cada vez que llego y veo que hay 80 personas pendientes de lo que yo diga, se me hace un nudito en la garganta. Es gente muy entregada a su trabajo», ha declarado. «Es un trabajo muchas veces heroico», ha afirmado.
En su caso, el fruto de ese trabajo dio lugar a ‘Amanece, que no es poco’, una película de culto que marcó de forma significativa su carrera y la el séptimo cine español de las últimas décadas. Un filme en torno al cual ha surgido un movimiento, el de los amacionistas, auténticos devotos de la película. «Cuando alguien me dice que es seguidor mío, yo le digo: pues háztelo mirar. Pero es hermoso que te lo digan. Siempre me pregunto qué será lo que le ha gustado a esa persona de ‘Amanece, que no es poco’. Seguro que es lo que menos me ha gustado a mí», ha indicado. «Es una película que quizá ahora no la hubiera rodado, porque mucha gente habría puesto el grito en el cielo», ha dicho, «pero yo creo que hay que mirar las cosas siempre con perspectiva y darse cuenta de que los personajes son los personajes, de que no soy yo, que yo soy un bendito», ha resaltado.
Su última película como director hasta la fecha es ‘Todo es silencio’, que vio la luz en 2012. Tiene cuatro proyectos en cartera, de los que ha preferido no dar detalles. Sí ha comentado que sigue teniendo la misma motivación e ilusión de los comienzos, sobre todo, a la hora de escribir historias: «Yo escribo todos los días de mi vida desde que tengo 12 años. Disfruto mucho con el trabajo, porque cuando ves que sale lo que quieres, es una satisfacción enorme». Por el momento, pese a su pasión por la escritura, no tiene interés en dar el salto a la literatura: «No tengo pulso para la novela, aunque sí publiqué ‘Tiempo después’, un artefacto literario que es una adaptación de un guión».
De hecho, además de como productor y director, destaca su faceta como guionista, sobre todo, formando tándem con el desaparecido Rafael Azcona, a quien también ha recordado hoy en Medina del Campo. «Aprendí de él que la mayor bajeza que se puede hacer en el cine es tratar de llegar al corazón del espectador, el corazón es una cosa muy sagrada para cada uno y hay que tocarlo lo mínimo, el sentimentalismo me parece odioso», ha comentado el cineasta, uno de los máximos exponentes del humor de los absurdo en nuestra cinematografía. «Hemingway decía que una buena narración es aquella que, como un iceberg, sólo muestra un 20% de su volumen, y yo soy partidario de eso, de no evidenciar nada», ha apuntado. «Además, yo soy carne de cañón, yo soy un llorón», confesó.
Sobre la situación actual del séptimo arte en España, ha señalado que «la legislación actual pone muy difícil hacer una película» y ha añadido que «es mentira que el cine español viva de las subvenciones: lo que revierte al cine español es muchísimo menos de lo que pagamos con nuestros impuestos la gente que trabajamos en ello y lo que el cine da». Ha hecho referencia, además, a la necesidad de poner en valor la creación nacional. «No tenemos que denigrar la producción española siempre. Hay una escuela andaluza de directores, guionistas y actores maravillosa, también en Cataluña, en el País Vasco, en Galicia… », concluyó.