Un nuevo moral en el Bosque de Santa Ana rinde homenaje Ignacio Bustamente, profesor de INEA que fue vecino de Santiago del Arroyo

  • Homenaje que se debe al jugador y entrenador del CPLV y promotor de la iniciativa “Un gol, un árbol”, Olmo Ercilla, nieto del homenajeado
  • Bustamante residió en Santiago durante dos décadas

Olmo Ercilla junto a Sánchez y Bustos descubriendo la placa.

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A principios de este año se concluía la plantación de más de 6.000 árboles en el proyecto «Un bosque más», iniciativa elegida en los Presupuestos Participativos del Ayuntamiento de Valladolid  y, gracias a la cual, se ha dotado a la ciudad de un bosque urbano en la zona sur. El pasado miércoles tuvo lugar el acto de plantación de un moral y el descubrimiento de una placa en honor de Ignacio Bustamante Alonso, fallecido hace un año, reconocido agricultor, profesor de INEA, y perito que cultivaba las tierras donde ahora se le ha rendido homenaje. Bustamante residió durante 2 décadas en  la localidad de Santiago del Arroyo.

El promotor de este acto, al que acudieron  la concejala de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, María Sánchez, y el concejal de Participación Ciudadana y Deportes, Alberto Bustos, junto con el director del Servicio de Parques y Jardines, Ángel Asensio, fue Olmo Ercilla, responsable del proyecto «Un gol un árbol», jugador y entrenador del CPLV Valladolid y nieto del homenajeado.

Bustamente falleció el 25 de junio de 2020. Como él mismo explicó a esta redacción en una entrevista en 2012, nació en Medina del Campo en 1935 aunque, comentaba con retranca, a punto estuvo de hacerlo en un coche de caballos, puesto que su madre se puso de parto en dicho medio de transporte cuando se desplazaba desde la finca Dueñas, en el término municipal de Villaverde de Medina y propiedad de sus abuelos maternos, hacia la Ciudad de las Ferias. Posteriormente su vida se desarrolló en Valladolid. Estudió el Bachillerato en el Colegio Lourdes de la capital vallisoletana, y por motivos de necesidad de la explotación familiar de sus padres, ‘La Dehesa de Peñalva’, situada entre Tudela y Sardón a la orilla del Río Duero, estudió Ingeniero Técnico Agrícola en Pamplona. Tras finalizar los estudios y a la edad de 22 años se hace cargo de la dirección del negocio familiar. Además, durante 30 años fue profesor de la Escuela de Ingenieros Técnicos Agrícolas.

Tras jubilarse en 1999, y dado que su vida siempre había estado relacionada con el campo y con el medio rural, decidió instalarse en Santiago del Arroyo. “Conocía la zona del Arroyo del Henar por mis viajes a Segovia a impartir charlas, y siempre me gustó. Salió la oportunidad de comprar una casa con una huerta amplia en Santiago del Arroyo y no lo dudamos” nos contó. Al dejar la profesión agrícola, Ignacio no quería desvincularse con la tierra, y ese nexo de unión o cordón umbilical como él lo llama fue la huerta. Lo que pretendió fue continuar ligado al mundo rural, pues su adolescencia la pasó en la Dehesa de Peñalva y la práctica totalidad de si vida de casado en una finca situada en el Camino Viejo de Simancas llamada la Granja del Rosario. Poco a poco se fue involucrado en la vida social y cultural del pueblo entrando a formar parte de asociaciones, colaborando con la parroquia, etc. “Decidí vivir la vida del pueblo a tope y desde todos los puntos de vista posibles”.

Bustamente en su casa de Santiago del Arroyo en 2012.