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Objetividad vs Imparcialidad: “Alanceando a Rompesuelas” por Nuria Nieto

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Sinopsis: Una localidad vallisoletana realiza, desde la Edad Media, un espectáculo “público” que denominan “Toro de la Vega”, consistente en soltar un Toro campo a través y perseguirlo a caballo y a pie para torturarlo alancearlo y darle muerte. The End. 

Starring: Rompesuelas. Co-Starring: Surprise Guest. Also-Starring: Cafres varios. Directed by: Poncelito. Assistant Directors: Gobierno de España & Junta de CyL & Público enfervorizado. 

Crítica: “Alanceando a Rompesuelas” no es nada nuevo. Es un remake de “Alanceando a Afligido”, “Alanceando a Volante”, “Alanceando a Vulcano”, “Alanceando a Elegido”… Hay bastantes más. Todas iguales.

En las anteriores a éstas cambia el director, y en todas cambia el protagonista, porque curiosamente es una película en la que éste muere de verdad. Y no sólo muere, sino que antes de morir es torturado, acorralado y sometido a tales niveles de estrés y sufrimiento que lo extraño es que no se le pare el corazón antes de acabar la película. Pero bueno; es sólo un toro que, por lo visto, ha vivido muy bien en el campo antes de morir en la peli, y que encima la protagoniza… ¡Qué más puede pedir un mortal! -y su dueño-. Además, el toro no habla y no nos puede decir lo que le duele o no le duele; lo que sufre o no sufre… Pero creo que tanto el dueño como todos los participantes en el film, así como una parte avezada del público, saben a ciencia cierta que no sufre nada o si lo hace, lo hace sólo un poquito, ya que este tipo de tortura objetiva sólo puede hacer daño a los humanos gracias a una suerte de antropocentrismo más propio de los tiempos en los que se hacía la mili precisamente con lanza. Para apaciguar a los asustadizos, decir que el director de estas últimas entregas se aventuró a apuntar -para ensalzar la excelencia de la cinta- que “El Toro siente dolor pero no sufre” algo que muchos no entendimos bien, pero seguramente por ignorancia. Los que sí lo entendieron, y lo interiorizan en todas las reincidencias, han sido los “Also” los “Co” y el aguerrido público.

Decir también, para ser justos, que la participación en la película es absolutamente desinteresada; por puro amor al “arte”. No cobra nadie -salvo el dueño del prota, que para eso es suyo- y no sé si el Surprise Guest cobra algo… Pero es el verdadero héroe de la trama y eso ya debe ser pago suficiente, además de recibir el rabo del toro al que dio muerte. Quién quiere Goyas a la mejor interpretación pudiendo tener un rabo! Lo que es seguro (para continuar con la objetividad) es que esta entrega augura ser un éxito total al coincidir con la proyección continua de otro gran éxito del 2015: “La Ley Mordaza”.

Si cultura es el “conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo” (“Cultura Popular. 1. f. RAE), ¿para qué seguir haciendo la misma película un año tras otro con idéntico final? Es un espectáculo tedioso y carente de innovación donde lo único que se pone de manifiesto son los deseos de maltratar torturar y matar; donde en efecto se maltrata se tortura y se mata; espectáculo, en el que una horda de maltratadores torturadores y matadores amparados en el paraguas de la cultura y la legalidad, compiten por el trofeo de la sangre respaldados por las histéricas ovaciones de más maltratadores torturadores y matadores.

Como opinante debo ser objetiva, pero no puedo ser imparcial. El Toro de la Vega, como espectáculo, es basura. Como modelo de sociedad es sencillamente atroz.

Por cierto; van 12 muertos humanos en “cultura taurina” en lo que va de año. Disfrútenlo.

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