La Unión Católica San José de Aldeamayor celebrará su patrón el primero de mayo: algo de historia y antecedentes

El próximo día 1 de mayo se celebrará la Fiesta de San José Obrero y  la fiesta del trabajo. En ese día celebran también su fiesta los 205 socios de la Unión Católica San José de Aldeamayor, asociación fundada en 1989 según consta en el frontispicio de su entrada principal. 

Celso Prieto Bermejo

Los actos habituales son la participación en la Misa del Patrón, procesión y ágape de convivencia de todos los socios. No faltará la música y la dulzaina.

Esta Asociación tan popular y conocida en esta Villa tiene su sede en la Plaza Mayor y es la fusión de dos asociaciones precedentes de honda raigambre en el pueblo: por una parte, El Círculo Católico de Obreros (1907) y por otra La Unión Protectora de Socorros Mutuos (1909), también llamada El Centro.

Ambas asociaciones tenían en propiedad sus sedes respectivas en sendos edificios de la Plaza Mayor. El deterioro progresivo de ambas edificaciones, así como el estado mejorable de la casa parroquial, hizo que llegaran a un acuerdo las tres partes para construir de nueva planta, en el solar diocesano, un nuevo edificio funcional que da cabida en la planta baja al salón actual de la Asociación Unión Católica San José y en la primera planta se halla la Casa Parroquial con sus dependencias pastorales.

Las citadas asociaciones surgieron en esta Villa de Aldeamayor a principios del siglo XX para paliar las muchas carencias existentes. Sobre todo para subvenir con ayudas a sus socios en las necesidades puntuales sobrevenidas por enfermedad o accidente, debido al desamparo de la clase trabajadora y además proporcionar espacios de encuentro para la formación y para el escaso tiempo de ocio en los días festivos. 

La Fiesta del trabajo, o mejor El Día Internacional del Trabajo, se instituyó en el año 1889, en París, para tomar conciencia y reivindicar los derechos de los trabajadores. Estaban en el recuerdo los graves conflictos de Chicago de 1886.

Posteriormente el Papa Pio XII instituyó el 1 de mayo de 1955 la Fiesta de San José Obrero, impregnando esta fiesta de valores cristianos que ya habían sido preconizados en la encíclicas sociales precedentes: nuevas relaciones del trabajador, empresario, capital, trabajo, dignidad de la personas y sus derechos inherentes.  Ideas que expresaba ya claramente en 1891 el Papa León XIII, en la encíclica Rerum novarum n.31: “Lo primero que se ha de hacer es librar a los pobres obreros de la crueldad de los ambiciosos que abusan de las personas sin moderación, como si fueran cosas para su medro personal.”

En este contexto de principios del siglo XX de difícil relación entre  el trabajo y el capital, el patrón y los obreros, reivindicaciones de derechos y revoluciones, surgen movimientos diversos desde los anarquismos radicales a los movimientos cristianos. A esta situación se la conoció como la cuestión social y la iglesia fue manifestando su doctrina por medio de sucesivas encíclicas de corte social: Rerum novarum, Quadragesimo anno, Mater et Magistra, Pacem in terris, así como la constitución Gaudium et Spes del Vaticano II.

En el siglo XIX surgió en Francia la Obra de los Círculos Católicos, inspiración del Conde Albert de Mun, con cuatro fines principales: propagar las creencias cristianas; fomentar la asociación de los obreros; dar apoyo económico al obrero, (cajas de ahorro, socorro mutuo etc) y  procurarles una formación cultural al tiempo que disponer de los medios necesarios para organizar el tiempo de ocio.

Estos fueron los fines asumidos también en la creación del Círculo Católico de Obreros de Aldeamayor el año 1907. Esta obra tuvo su origen en una reunión mantenida en la habitación del coadjutor del pueblo Don Juliano Maldonado, el día 28 de mayo de 1907. A esta reunión asistieron Don Higinio San Juan, Don Carlos de la Cámara, Antonio Prieto, Máximo García, Claudio Juste, Juan Gómez, Sebastián Soto, Felipe Martínez, Mónico Gil y Braulio Molpeceres. En ella se aprobó el reglamento que la habría de regir. Se contaba también con la adhesión del párroco Don Baltasar Sarabia y del secretario municipal Don Félix de Pedro.

La primera Junta, tras la preceptiva votación, quedó constituida de la siguiente manera: presidente Don Higinio San Juan; vicepresidente, Don Carlos de la Cámara; tesorero Don Antonio Prieto; director espiritual Don Juliano Maldonado; primer consiliario, Don Baltasar Sarabia; segundo consiliario, D. Julián Olmedo;  siguen varios vocales y como secretario Don Félix de Pedro.

Una de las primeras decisiones fue la de nombrar una pequeña comisión que se encargara de buscar un local apropiado para sede de la nueva entidad y las cosas necesarias para su funcionamiento así como fijar una fecha para la inauguración.

En la siguiente reunión se da cuenta de no haber encontrado local para sede debido a los altos precios de alquiler que pedían de forma que el presidente, Don Higinio San Juan, ofreció como solución los bajos del edificio que él llevaba en arrendamiento. Este edificio era el conocido como la Cilla. Es decir, el lugar actual de la asociación, y de cuya puerta principal se conserva el arco que da acceso al recinto del entorno de la iglesia desde la Plaza Mayor.

La cesión se acuerda bajo algunas condiciones: se hace de forma gratuita; por el tiempo que él tiene derecho al arrendamiento; en caso de disolución de la sociedad, ésta no tendrá derecho a indemnización alguna por las mejoras. En esta fecha se comunica la aprobación por parte de arzobispado y del gobernador civil del reglamento propio de la nueva entidad.

Además Don Baltasar Sarabia comunica la decisión del arzobispado  de donar 100 pesetas para constituir el primer fondo, así como Don Trifino Gamazo se suscribe con una cuota de 25 pesetas al año. Finalmente se nombra presidente de honor al Eminentísimo Señor Arzobispo de Valladolid, Don José María Cos Macho.

En la primera relación de socios aparecen 7 socios protectores fundadores; 2 no fundadores; 3 expulsados por no cumplir con el n. 3 del reglamento respecto a la caridad; 4 socios activos fundadores; y finalmente 24 socios activos no fundadores.

La nueva entidad fue creciendo progresivamente y en 1913, en la sesión del 23 de octubre, en pleno desarrollo de la junta, son comisionadas algunas personas para salir de la sesión y negociar la compra de una casa propiedad de Doña Luisa Montaraz, sita en la Plaza Mayor, nº 8. Al poco rato vuelven los comisionados, reanudada la sesión, comunican que han cerrado el trato de la compra de la casa en la cantidad de dos mil doscientas cincuenta pesetas (2.250 pts.) más los gastos de escritura. La escritura se firmó el 30 de octubre de 1913 por el presidente Don Claudio Juste Carrera y según afirma el secretario, Don Pablo Prieto Villafañe, “viendo todos en unión muy bien dicha compra”, dan las gracias a la junta directiva por sus trabajos por el bien de la sociedad.

La Unión Protectora, Sociedad de Socorros Mutuos para Obreros de Aldeamayor, llamada normalmente El Centro, tuvo su origen en 1909. El 16 de julio pagaron a Eustaquio García una peseta y cincuenta céntimos por avisar a las reuniones preparatorias para la fundación de esta sociedad.

Según afirma Lucila Ojero Marchena (Cfr. Revista Plaza Mayor” nº. 5, 2008; p. 8) las primeras reuniones se hicieron en el Parador Viejo que regentaba el matrimonio Sebastián Bermejo Calvo y Anastasia Alonso González, él de Cogeces de Iscar y ella de Puente Duero. Los primeros acuerdos los redactaron Baltasar Ortega, que fue alcalde en varios periodos, Don Cayo Lezcano, él médico, y el ya citado Sebastián Bermejo. El primer local de la asociación, en alquiler,  estaba en la “cochera del ayuntamiento”, es decir en el local anejo a la Cilla donde en ese momento estaba el Círculo. Según Lucila, el local posterior del Centro, el de la Plaza Mayor nº 3, se compró en 1954 a la sobrina de Don Higinio San Juan.

En 1916 la junta directiva estaba formada por el presidente Don Baltasar Ortega; el vicepresidente Don Juan Palencia; contador Don Félix Sanz; tesorero Don Doroteo Palencia; secretario Don Lucio Soto; vicesecretario Don Baldomero Rabanal; y los vocales Agustín Villafáñez, Nazario Palencia, Aniceto Martínez, Pablo Sanz Olmedo, Joaquín Sacristán y Mariano Villafañez.

En sintonía con esta sensibilidad de ayudarse mutuamente en periodos de dificultad, en 1908 se constituyó en Aldeamayor la Caja Popular de Crédito de la Sagrada Familia, asociación cooperativa de carácter benéfico para agricultores y sus similares para tiempo indefinido. Su finalidad era el progreso religioso, moral y económico de sus individuos mediante las operaciones de crédito, excluido todo fin político. Unas de las condiciones que subraya el Reglamento de esta asociación, aparte de ser persona de pública honradez, era la de pertenecer al Círculo Católico.  Todo ello con arreglo a la ley de asociaciones del 30 de junio de 1887.

El 15 de febrero de 1915, en la nueva sede del Círculo Católico, se constituyó el Sindicato Agrícola de San Martín de Aldeamayor, con sede social en ese mismo lugar. Su finalidad era la defensa y progreso de los intereses agrícolas, facilitando a sus miembros los medios necesarios para el desarrollo de su actividad agrícola.  Sus fundadores eran socios de la Caja Popular de Crédito de la Sagrada Familia. Su primer presidente fue Don Emeterio Salvador Ferrero.

Dos consideraciones finales al hilo de esta conmemoración:

En primer lugar, los inicios del siglo pasado no fueron más fáciles que los primeros años de este siglo presente. Desde esta villa se emprendieron numerosas iniciativas locales para responder a los desafíos que se presentaban. Y lo hicieron con generosidad, diálogo, unión y decisión. Los grupos, asociaciones, instituciones y entidades actuales, herederos de aquel espíritu,  deberán continuar con esos mismos valores para ayudar a este pueblo, a veces con soluciones locales, a salir de los presentes momentos de dificultad.

Finalmente, el próximo año, 1914, se cumplirán 25 años de la Fundación de la Unión Católica San José, heredera de esta larga tradición de servicio y presencia a los ciudadanos de esta villa. Sería bueno que se reconociera el trabajo de tantas personas que han participado en su creación, organización y mantenimiento durante estos 25 años y no olvidar tampoco la rica memoria moral, espiritual y social transmitida por sus asociaciones precedentes, El Círculo y El Centro. Creo que desde la Unión Católica San José se podría organizar algún acto especial conmemorativo de tan fausto aniversario y por parte de  las instituciones municipales hubiera algún gesto de reconocimiento público a su meritoria y dilatada presencia en nuestra villa.