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Viana de Cega conmemora los 50 años de su iglesia

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Ayer se celebró una misa solemne con la presencia de autoridades locales. El Ayuntamiento está organizando un completo programa de actividades complementarias que incluirá una exposición, la presentación de un libro y la instalación de una maqueta de la antigua iglesia vianera en una via pública. 

Juan J. Villalba Pinilla

Fue un 7 de marzo de 1965, según reza la placa que se puede ver a la entrada del templo, cuando se inauguraba la actual iglesia de Viana de Cega siendo párroco de la localidad Lucio Martínez Vaca. Se cumplen por tanto 50 años de existencia de un edificio que ha sido testigo de los momentos más importantes de muchos de los que hoy pacen en la localidad. Para celebrar esta efeméride desde el Ayuntamiento se está programando un completo programa de actividades que incluirá, entre otras, una exposición de imágenes de la iglesia antigua, la presentación de un libro con información de los dos templos vianeros así como la instalación de una maqueta de la ya desaparecida iglesia de Nuestra Señora de las Nieves en una zona pública del municipio.

Al margen de estos actos, que están por llegar,  la misa de ayer domingo fue el momento que aprovecharon la parroquia y la la comunidad cristiana de la localidad para celebrar estas cinco décadas. Como señaló el párroco Julio de Miguel al inicio de su homilía, más allá de las características arquitectónicas del edificio, que muestra una “construcción modernista típica de los años 60, alejada de las iglesias al uso pero única en la zona lo que le añade gran valor”, está su finalidad como lugar de encuentro y oración de los fieles de Viana. Visiblemente emocionado, De Miguel  agradeció la gran afluencia de vecinos que se habían dado cita en la misa dominical.

Como si de una de las grandes festividades religiosas de la localidad se tratara, los primeros bancos estaban ocupados por las autoridades locales con su alcalde, Alberto Collantes Velasco, a la cabeza; como misa solemne se incensó el Altar Mayor y a los feligreses al inicio de la ceremonia y como en las grandes ocasiones también la banda sonora que acompañó a la liturgia fue especial: el tradicional “Señor, ten piedad", pronunciado al unísono por sacerdote y pueblo como signo de contricción al comienzo de la Eucaristía, fue sustituido por su equivalente en latín y con acordes musicales “Kyrie eleison", entonado por la voz del cura párroco y repetido por los cientos de fieles que llenaban las dos naves del edificio. A partir de ahí fueron las voces hermanadas de las corales “Viana” y “Ciudad de Valladolid” las que tomaron el relevo e interpretaron piezas religiosas entre las que destacaron el ‘Ave María’ de Shubert, magníficamente interpretada por el vianero Orlando Aranzana, la Cantata 147 de Johann Sebastian Bach ‘Jesus bleibet meine Freude’ o el ‘Canticorum Jubilo’ de George Frideric Handel con el que se cerró la liturgia.

Al término de la ceremonia religiosa Alberto Collantes hizo entrega a las directoras de las corales participantes de una escultura con la imagen de la antigua iglesia de Viana. En declaraciones  a esta redacción Collantes daba valor a la efeméride señalando que “cincuenta años son mucho tiempo en nuestras vidas pero que en la pequeña historia de nuestra parroquia y municipio no son nada”.Según el primer edil, actos como los que están previstos viva la localidad en las próximas fechas o como la instalación en una de las naves de la iglesia de una imagen del retablo que procedente de Viana se encuentra en el Alcázar de Segovia “pretenden acercar a las nuevas generaciones episodios de la historia de nuestro pueblo”.

BREVES APUNTES DE LA ANTIGUA IGLESIA DE VIANA DE CEGA

De los trabajos realizados por Eloisa Wattemberg García, que aparecen publicados en el Boletín número 47 de Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, se desprende que a finales del siglo XII Viana de Cega ya contaba con un  templo dedicado al culto y que posiblemente fuera el que tras posteriores y sucesivas reformas y arreglos tuvo que ser derruido en la década de los 60 del siglo XX debido a su deterioro y sustituido por el actual.

En los documentos que hacen referencia a esta iglesia original se señala “su mala situación económica y a la necesidad de realizar obras, por ruinas parciales o por mal estado del tejado, noticias todas ellas que indican que la construcción arrastraba problemas de estructura y que su fábrica era de materiales pobres, viéndose además afectada constantemente por las aguas del Cega". Remontándonos por ejemplo a las fechas cercanas a su desaparición, hace referencia al desplome de una parte de la pared sobre la que descansaba el retablo de Nuestra Señora de las Nieves ocurrido en 1952.  Todo parece indicar que la década de los sesenta es de “pura subsistencia” para el templo de tal manera que la situación obliga a tomar la decisión de construir un nuevo edificio.

En enero de 1962 se autoriza al párroco, Lucio Martínez Vaca, a adquirir terrenos para una nueva iglesia con el dinero reunido de donativos particulares. En octubre de ese mismo año se le autoriza la venta del retablo y, finalmente, en abril de 1967 se aprueba la venta del terreno de la vieja iglesia y su cementerio.

También queda claro que la iglesia de Viana siempre han estado dedicadas a alguna advocación mariana ya fuera la actual de Nuestra Señora de la Asunción, que ya figuraba en 1655, la de Nuestra Señora de los Remedios con la que se denominaba en 1679, Nuestra Señora de la Alegría allá por 1842, Nuestra Señora de la Purificación en 1860 o el más conocido por los vianeros de Nuestra Señora de las Nieves. Además del edificio de la iglesia se registra en Viana la antigua existencia de un humilladero, ermita extramuros de la localidad. 

El RETABLO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES DE VIANA DE CEGA

Quienes ayer acudieron a la misa celebrada en la localidad se pudieron fijar en que en la nave lateral del templo se ha instalado un trampantojo con la imagen del retablo de la Virgen de las Nieves que fue vendido al Patronato del Alcázar de Segovia –en teoría para sufragar la construcción de la nueva iglesia- y que se encuentra ubicado en la capilla de esta centenaria fortaleza segoviana. Se da la casualidad de que en la misma capilla se encuentra también instalado otro retablo anónimo –atribuido a la Escuela Castellana- y de influencia flamenca del siglo XV en honor a Santiago Apóstol procedente de la parroquia de Megeces y que al igual que el de Viana fue vendido en 1967 por el entonces párroco Don Gabriel Martín Adanero al Marqués de Lozoya por 360.000 pesetas (pagadas en dos plazos) para sufragar los gastos de la reforma del Altar Mayor de la iglesia de la localidad. No sólo el Cega tienen en común Viana y Megeces sino el destino de sus retablos más representativos.

El de Viana se trata de un retablo hispanoflamenco del primer tercio siglo XVI atribuido al Maestro de Portillo, un pintor cuya biografía se desconoce, aunque se le considera seguidor de Pedro Berruguete con influencias por modelos flamenco como Juan de Borgoña, y cuya labor se documenta principalmente en las provincias de Ávila y Valladolid. Se cree que el retablo pudo llegar a Viana procedente de la desaparecida Cartuja de Nuestra Señora de Aniago en Valladolid. En 1962 el retablo fue vendido.

Tal como señala Eloísa Wattemberg García en el la primera noticia en los libros parroquiales de Viana de Cega acerca del retablo que tuvo la antigua iglesia de la localidad se sitúa en junio de 1655 con ocasión de la presencia del Visitador general del obispado de Valladolid. En estos apuntes se señala que el “retablo es de pintura muy antiguo”. En 1663, también como consecuencia de una nueva la Visita General se se indica que su altar mayor era “de pintura antigua”. Mucho tiempo después, añade Wattemberg, otra anotación de 1784 informa sobre “su limpieza y barnizado”.

En 1958 se conocen las primeras gestiones para su venta y es tres años después, en 1961, cuando ésta se cierra. Según lo apuntado por Wattemberg en junio de ese año el patronato del Alcázar de Segovia escribe al arzobispo de Valladolid, don José García Goldáraz, interesándose por el retablo para la capilla de su sede. El Director General de Bellas Artes solicitó información al arzobispado a lo que Goldázar respondió que la iglesia de Viana era “muy pequeña y destartalada” y que precisaba vender el retablo para construir una nueva.

El 1 de septiembre de 1962, en una carta del presidente del Patronato del Alcázar, se acepta la compra del retablo en un millón de pesetas. Se acuerda el pago en cuatro plazos: el primero de cuatrocientas mil pesetas y otros tres de doscientas mil. El entonces párroco de Viana, don Lucio Martínez Vaca, recibió comunicación de la autorización de la Santa Sede para la venta y se dirigió al Vicario General, el 9 de octubre de 1962, para que vinieran a retirar el retablo, cosa que se hizo ese mismo mes.

Capilla del Alcázar de Segovia con los retablos de Megeces (derecha) y Viana (centro). 

El retablo es de estilo plateresco de principios del siglo XVI. Está dedicado a la Virgen y lo integran quince tablas: las cinco de mayor tamaño reflejan episodios de la vida de María: en el centro está la Crucifixión y en lugar principal de las calles laterales, de izquierda a derecha, Anunciación, Natividad, Epifanía y Presentación del Niño en el templo. En las dos entrecalles aparecen reflejados San Sebastián y San Roque; Santa Elena, con la cruz y los clavos de Cristo; y San Albino representado en su condición de obispo; San Agustín, con una iglesia y un corazón flameante saliendo de ella, y San Ildefonso. En el banco están representados los evangelistas: San Marcos, San Juan, San Mateo y San Lucas, distribuidos a ambos lados de un panel central que ocupa el sagrario, al que flanquean pequeñas tablas con las representaciones de San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio Magno, y San Ambrosio, doctores de la Iglesia. En la puerta del sagrario aparecen las efigies de Santo Domingo de San Francisco de Asís y debajo, San Pablo y San Pedro. 

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