La colaboración de los vecinos, fundamental para frustrar el intento de robo a una sucursal bancaria en Aldeamayor

  • Hasta cuatro personas se encargaron de someter al atracador una vez que la responsable de la entidad financiara dio la alarma
  • Además, otra vecina fue quien realizó la llamada al 112 alertando del suceso

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El pasado viernes, la localidad vallisoletana de Aldeamayor de San Martín era noticia por el intento de robo de una sucursal bancaria frustrado, según las primeras informaciones, por la actuación de un guardia civil fuera de servicio.

Pero en esta historia, con final feliz por el aborto del delito con las mínimas consecuencias, hay protagonistas, quizás secundarios o quizás tan principales como quien ha copado noticias y portadas, sin cuyo concurso se hubiera producido un desenlace distinto y a los que no se les está dando el reconocimiento que se merecen.  Por ello en las siguientes líneas contaremos los hechos tal como nos los ha narrado alguien que los vivió en primera persona.

Sobre las diez de la mañana Araceli se encontraba junto a otra vecina en la Plaza Mayor, a la altura del estanco del pueblo, cuando provenientes de la calle Larga -rua anexa a la propia plaza- escucharon gritos de mujer pidiendo auxilio por un supuesto atraco. Cuando ambas  se asomaron vieron que quien emitía la alerta era la directora de la sucursal de Unicaja sita en la calle y divisaron también a un sujeto, embutido en ropa de pies a cabeza y con la cara cubierta por la preceptiva mascarilla, que portaba un cuchillo. Éste, tras ver como la propia Araceli y la otra vecina se aproximaban al lugar de los hechos corriendo y gritando “al ladrón”, emprendió huida en sentido contrario donde probablemente tenía aparcado un coche con el que, poner tierra de por medio o, como se decía antes, los pies en polvorosa.

Poco duró la fuga, pues como relata Araceli, el atracador fue interceptado por tres varones a la altura de una antigua tienda de ultramarinos que hay al final de la calle Larga. Los tres, uno de ellos el guardia civil fuera de servicio que cita la información oficial y que queda claro no estaba en el interior de la sucursal, se encontraban en una tahona próxima y también fueron avisados del suceso por los gritos de la responsable de la entidad bancaria y de viandantes que estaban en los aledaños o salían de comprar de un hipermercado cercano.

Nuestra protagonista, que trabaja como vigilante de seguridad y en cuyo currículo figura el haber desempeñado varios años la labor de escolta en el País Vasco en aquellos tiempos en los que la banda terrorista ETA estaba bastante activa, no dudó en lanzarse a ayudar a las otras tres personas. “Justo cuando yo llegué al lugar donde el atracador estaba forcejeando con los otros, vi como un cuchillo caía al suelo, lo di una patada para alejarlo y evitar que el atracador se pudiera hacer con él. Acto seguido me sumé a ayudar y una vez que entre los cuatro conseguimos reducirle, le palpamos para cerciorarnos de que no tuviera algún arma escondida y, entre todos le sentamos e inmovilizamos. Acto seguido uno de los otros tres fue a un bazar chino que hay en la zona a por unas bridas para atarle las manos e incluso le pedimos que se tranquilizara, que ya se había avisado a la Guardia Civil para que se hicieran cargo de él, a lo que nos respondió con algún insulto y alguna amenaza”.

El resto de la historia no da para mucho más. Efectivos de la Benemérita, alertados por la llamada al 112 que realizó la acompañante de Araceli se presentaron en la localidad, no más allá de quince minutos después,  para detener al autor del intento de atraco, un vecino de Tudela de Duero que en esa misma jornada pasó a disposición judicial. Y los vecinos que redujeron al caco siguieron con su vida, unos cardando la lana y otros llevándose la fama.