La amistad de dos gigantes a través de su correspondencia

  • Este miércoles, 21 de abril, a las 18:00 horas se presentará oficialmente en el Palacio de Pimentel, sede de la Diputación de Valladolid, institución que ha aportado su patrocinio para este proyecto editorial

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Miguel Delibes y Francisco Umbral mantuvieron una larga amistad desde que coincidieran en la redacción de El Norte de Castilla, allá por finales de los años cincuenta del siglo XX. Una relación que se afianzó en las rotativas y que continuó durante casi cuarenta años a través de las cartas que se intercambiaban.

Tiempo después y coincidiendo con los actos conmemorativos del Centenario de Miguel Delibes, sale a la luz esta compilación de más de casi trescientas misivas, en su mayoría inéditas, las cuales, junto a confidencias personales e inquietudes artísticas, suponen un documento de indudable valor para conocer el panorama periodístico, político, social y literario de una época especialmente interesante de nuestra historia.

“La amistad de dos gigantes. Correspondencia (1960-2007)” refleja la relación afectiva e intelectual que mantuvieron estos dos grandes nombres de la narrativa y del periodismo español del siglo pasado. Dos autores con trayectorias vitales, estilos y circunstancias personales muy diferentes que supieron no perder el hilo de una profunda amistad mantenida a lo largo de casi medio siglo.

Este miércoles, 21 de abril, a las 18:00h., se presentará oficialmente en el Palacio de Pimentel, sede de la Diputación de Valladolid, institución que ha aportado su patrocinio para este proyecto editorial, en un acto que, por las limitaciones de aforo derivadas de la pandemia actual, estará dirigido fundamentalmente a medios de comunicación e instituciones culturales.

Editada por Destino, en colaboración con la Diputación de Valladolid, la Fundación Miguel Delibes y la Fundación Francisco Umbral, esta amplia obra epistolar ha sido organizada, compilada y revisada editorialmente por Luciano López y Araceli Godino y cuenta con un excelente prólogo de Santos Sanz Villanueva.