Ad Clicks : Ad Views : Ad Clicks : Ad Views : Ad Clicks : Ad Views : Ad Clicks : Ad Views : Ad Clicks : Ad Views : Ad Clicks : Ad Views : Ad Clicks : Ad Views : Ad Clicks : Ad Views : Ad Clicks : Ad Views :
Home / Feria de la Artesanía y el Ajo de Portillo 2014 / Javier Teresa: “El oficio de alfarero no está nada valorado”

Javier Teresa: “El oficio de alfarero no está nada valorado”

Cerámicas Ángel Teresa o lo que es lo mismo, Ángel y Javier Teresa, padre e hijo, acudirán nuevamente a la Plaza Pimentel de Portillo para exponer sus piezas de alfarería en la decimoquinta edición de la Feria de la Artesanía y el Ajo que se celebra el próximo fin de semana.

Pueblosycomarcas.com@PueblosComarcas

Cerámicas Ángel Teresa fue fundada por quien da nombre a la empresa hace más de 30 años. Aunque tenía un trabajo estable en la Renault –como nos narra su hijo Javier, el otro cincuenta por ciento de esta firma- la muerte de su hermano Quico, alfarero de profesión, y una cierta nostalgia recondujeron a Ángel a compatibilizar su ocupación principal con el trabajo de la rueda y el barro en un primer momento, y a medida que el negocio iba aumentando, a abandonar el trabajo en FASA para dedicarse en cuerpo y alma a la alfarería.

Javier, segunda generación del negocio familiar, tiene claro que va a continuar en él, aunque como en otros muchos sectores, la situación actual no sea la mejor. “En este trabajo ha habido dos crisis brutales. La primera fue la que originó la aparición del plástico como sustitutivo del barro, y eso provocó que en el caso concreto de Portillo desaparecieran muchas alfarerías; la segunda la que estamos atravesando ahora mismo. Nuestra producción se centra en su práctica totalidad en artículos de servicio para la hostelería o para particulares –vajillas, vasos, etc.-  y la caída en el consumo de estos productos ha sido evidente en estos años. También realizábamos piezas para que los restaurantes se las regalaran a sus clientes, y los restaurantes han suprimido estos gastos. Lo que es un hecho, es que alfarería que se cierra por jubilación, alfarería que no se abre. Yo sigo en este sector porque la alfarería me encanta, es algo que viene de familia y aunque haces muchas horas, las hago muy a gusto. Realmente no es habitual que una persona de 38 años se dedique a este trabajo”. 

A la hora de comercializar sus productos, como muchas otras, esta alfarería dispone de web donde publicitarse  si bien no es el canal que le reporta un mayor número de clientes ni mucho menos. El boca a boca, su tradicional cartera de clientes del sector hostelero y algún  nuevo nicho de mercado como la fabricación los envases para las cuajadas que comercializan muchos pastores como complemento a la venta de leche es lo que  les garantiza el trabajo del día a día.

Valoración de la feria

Tanto para padre como para hijo, la feria es un escaparate comercial en el que hay que estar. “Hay que subir con ilusión –afirma Javier-. Las ferias sirven sobre todo para hacer relaciones, para que la gente que no te conozca sepa cuál es tu producto y en nuestro caso concreto, además subir a Portillo supone un fin de semana de fiesta y así nos lo tomamos puesto que es la única feria que hacemos. Más que a vender, que si lo haces, muchísimo mejor, sobre todo vamos a relacionarnos y a hablar con gente con la que no lo haces habitualmente. Además, hay que reconocer que gracias a la feria, cuyo marco es incomparable y que se organiza con mucha seriedad, bastante gente se ha enterado de que Portillo es un centro de alfarería, mantecados o ajos”.

Las relaciones entre los alfareros tanto en el fin de semana de la Feria como en el día a día son “extraordinarias”. Cada alfarería tiene sus clientes e incluso hay algunos que visitan varias. “Nosotros –indica el hijo- solemos fabricar piezas tradicionales, y nuestra producción es un 80% manual y aproximadamente un 20% industrial; hay otros compañeros de gremio que hacen piezas un poco más especializadas en cuestiones de colores o esmaltes por ejemplo”.

¿Está valorada la labor del alfarero?

“Para nada”. Así de rotunda es la respuesta de Javier Teresa. “Como anécdota -prosigue- os diré que en un viaje que hice recientemente por el sur, entré a unos invernaderos donde encontré un tiesto de barro, con dos asas, hecho a mano, con una boca de 40 centímetros y una altura de 25 al precio de venta de 12 euros. Uno de plástico o PVC, más pequeño, 19 euros. ¿Cómo puede ser algo industrial sea más caro que lo artesanal? Hemos llegado a unos extremos en precios que hacen que las alfarerías no sean competitivas y se tengan que cerrar. A nosotros nos afectan un montón de leyes que regulan la procedencia y composición del barro o  del esmalte y que sumado a los costes de la energía, encarezcan el coste real del producto y eso sin contar las horas de trabajo. Cuando negociamos con el cliente, no le puedes aplicar de precio de venta el coste real de producción de una pieza, porque si no, el negocio sería inviable. Tienes que trabajar mucho para ganar muy poco y compensar con horas de mano de obra. Ahora mismo, la alfarería es un trabajo que te permite subsistir. Quizás el no dejar perder el oficio, algo que has mamado desde que eras un niño, es lo que te empuja a seguir”.

  • Facebook
  • Twitter
  • Google+
  • Linkedin
  • Pinterest
This div height required for enabling the sticky sidebar