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Fernando de la Cal, alcalde de Aldeamayor: “Me indigna que quién haya denunciado la procesión sea alguien que estaba participando en ella”

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  • El regidor cree que lo único que se puede reprochar al Ayuntamiento es una “interpretación errónea” del apartado de la norma en la que señala que el público en este tipo de actos tiene que estar sentado

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Indignado. Ese es el estado de ánimo que tiene el alcalde de Aldeamayor, el socialista Fernando de la Cal, tras conocer la pasada semana, de boca del delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Augusto Cobos, que su localidad iba a ser sancionada por la celebración de una procesión, la del día 16 de agosto en honor de San Roque, por, supuestamente, incumplir las normas dictadas desde la Junta de Castilla y León para este tipo de actos.

La indignación del regidor viene del hecho de que la propuesta de sanción del Gobierno regional está originada por la denuncia de un particular que, según ha explicado a esta redacción el propio de la Cal, habría aportado dos videos, uno propio y otro el publicado por este medio en su artículo del pasado 16 de agosto  Los vecinos de Aldeamayor dan una lección en el traslado de su patrón, siendo más que probable que se encontrara presente en dicho acto. “Si no hubiera habido denuncia no habría sanción y lo más triste es que esa denuncia la ha realizado alguien que nos estaba acompañando”.

Con estos antecedentes, de la Cal espera que desde la Junta se facilite al Ayuntamiento la identidad del o de la denunciante puesto que “en función de ello se enfocarán las oportunas alegaciones cuando la sanción sea notificada”, algo que a finales de la pasada semana aún no se había producido.

El alcalde piensa que el único motivo que la Junta tendría para sancionar al Ayuntamiento sería el hecho de “haber mal interpretado el que el público tuviera que estar sentado. Entiendo –añade de la Cal- que tendría que estar sentado cuando es un evento eclesiástico al aire libre, pero no el caso de una procesión donde el recorrido está acotado con carteles que lo indican, se para en dos sitios amplios un tiempo limitado y se ha reducido su duración de las dos horas, que hubiera sido lo habitual, a unos 20 minutos”.

El regidor destaca que los vecinos entendieron perfectamente cómo debía ser el desarrollo de la procesión y en todo momento respetaron las normas desde quienes portaban al santo a quienes bailaron jotas, pasando por el público que participó, en muchísima menor medida que años anteriores. “Hubo peticiones para que, como el año pasado no hubo, la procesión se realizara como se venía haciendo históricamente a lo que el Ayuntamiento se negó. Han pasado 11 días desde que se celebró la procesión denunciada y no tenemos constancia de ningún positivo asociado a ella”.

Pese a la indignación, de la Cal, que no cree que esto afecte a la forma que otros pueblos quieran celebrar sus fiestas, aboga por la celebración de eventos seguros “como venimos haciendo desde el verano pasado organizando actos cumpliendo a rajatabla todo lo que se nos ha exigido”. De hecho, recalca que ninguno de los brotes o casos de Covid-19 que se han producido en el pueblo desde que dura la pandemia están relacionados con actividades organizadas desde el consistorio. Por ello “este hecho no ensombrece el trabajo anterior sino que nos anima a poner aún más hincapié en la seguridad para seguir siendo ejemplo de que es compatible la seguridad y el ocio”.

El alcalde muestra su disgusto de que desde la subdelegación del Gobierno se haya enviado a efectivos de la Guardia Civil a controlar una procesión, como ocurrió el pasado 24 de agosto, cuando varios efectivos se personaron en las inmediaciones de la ermita de San Roque, y no se haya tenido el mismo celo para vigilar otros hechos como alguna reunión en peñas o excesos puntuales de aforo en algún bar.

Como colofón, Fernando de la Cal quiere enviar un mensaje a sus vecinos y les pide tranquilidad pues “creemos que hemos hecho las cosas bien, con la mayor seriedad y siempre pensando en ellos”.

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