El Traslado de San Roque y el pregón de Luis A. Fernández inician los días grandes de las fiestas de Aldeamayor

Estos dos actos marcan las fechas más intensas del calendario festivo de la localidad donde los actos litúrgicos y los festejos taurinos acaparan el protagonismo en cada jornada.

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Fiel a la tradición, el traslado del patrón se convierte en la procesión más multitudinaria del año

Poco antes de las siete de la tarde se abrían las puertas de la coqueta Ermita de San Roque y poco a poco, con más lentitud que otros años, se fueron acercando los fieles y entrando en su interior para acompañar a la imagen del santo francés y esperar la llegada del cortejo de dulzaineros y autoridades eclesiásticas y políticas con el párroco, Miguel Ángel Vicente, y el alcalde, Bernardo Sanz Manso a la cabeza; cortejo que también se hizo esperar más de lo acostumbrado.

Minutos después de la llegada de éstos y leída una oración, cargado a hombros en unas sobrias andas castellanas, salía la vieja talla restaurada en tierras zamoranas no hace mucho comenzando así El Traslado hasta la Iglesia de San Martín de Tours. Algo más de una hora de procesió a lo largo del camino San Roque hasta cruzar el Puente Canto enlazar con la calle San Roque, Plaza de la Sal, calle Jorge Guillén y Plaza de la Iglesia con los tradicionales ¡vivas! al santo, indicadores de que las mozas y mozos desean honrarlo danzando una jota hasta llegar al frontispicio del insigne templo de Aldeamayor donde como es costumbre, los integrantes de la Escuela de Dulzaina dieron el Do de pecho enlazando varias jotas hasta que las andas cruzaban el portón y se adentraban en el templo. Allí, un año más y como se iniciara en 2008, asociaciones y colectivos realizaron una ofrenda floral al santo más querido por los aldeamayorenses.

Luis Ángel Fernández pregona  los valores de Aldeamayor y su amor hacia su pueblo

A las nueve de la noche, el balcón del Ayuntamiento el pregonero, escoltado por autoridades e invitados, daba inicio al pregón tras la presentación del alcalde.

Para comenzar sus palabras, el director de la Escuela de Dulzaina se refirió al orgullo, alegría y responsabilidad ante tal cometido así como la complejidad que para él suponía el tener que expresarse en un lenguaje que no fuera el musical.

Entrando en el contenido del mismo, lo primero que indicó fue que el mejor pregón que en su situación se puede pronunciar es el de manifestar su condición de hijo de Aldeamayor. “Pregón…¿cuál es el mejor pregón que un aldeamayorense puede dar? Sin lugar a dudas es el que todos, cuando somos preguntados ¿y tú de dónde eres? emitimos en nuestra respuesta enfatizando el ¿yo? De Aldeamayor de San Martín. Esto es lo que al menos yo siempre contesto y soy consciente que muchos de vosotros decís, con orgullo, con el orgullo de pertenecer a un  entorno privilegiado, con el orgullo de pertenecer a una colectividad humana diversa, con el orgullo de no tener grandes monumentos a sabiendas que las buenas esencias siempre se conservan en frascos pequeños”. De ahí que citara algunos de los valores que su pueblo natal representa: “Es que Aldeamayor no tiene historia, no tiene grandes casas ni personajes históricos. Quizá no aparezcamos en los libros de historia como un centro neurálgico de la reconquista o como la cuna de ningún insigne filántropo, pero tenemos la historia que nuestros antepasados crearon y desarrollaron para que hoy seamos lo que somos. Debemos tener los suficientes ojos para ver que en cualquier terreno de Aldeamayor aparece cerámica de diferentes épocas, prerromana, romana, visigoda, medieval….estas tierras han sido ocupadas por personas desde hace muchos, muchos años. Esa es nuestra historia. La historia del ser humano representada en algo tan insigne como un trozo de barro. Ese trozo de barro que permitió poder alimentarse a nuestros antepasados. Mucho más importante a mi modo de ver que la joya de cualquier corona cuya sola utilidad ha sido adornar la cabeza de alguien. (…).Vecinos, es más, vivimos al lado de un desierto escondido entre cientos de árboles. Un complejo sistema de dunas de arena que el viento arrastraba y fue a lo largo de los siglos amontonándose contra las laderas calizas de la Parrilla hasta que allá por el siglo XV, en época de los Reyes Católicos se tomase  la determinación de plantar miles y miles de esos árboles que son capaces de vivir en terreno arenoso y que a la vez detendrían el avance de esas dunas….los pinos. Tierra de Pinares, nuestra tierra, nuestra comarca, nuestra historia. Tenemos pagos, zonas, lugares de Aldeamayor que hacen referencia a todo esto. Pinar de las Arenas, la Marina, conocida como la Márina, (de mar, de arena)”.

Para finalizar su pregón y antes de la sorpresa final, quiso hacer una apología de las relaciones humanas  y de la convivencia entre vecinos más si cabe en estos días, pero también a lo largo de los 365 días del año. “Nuestro tiempo lo debemos pasar con gente, no sólo con máquinas. La mejor forma de wassapear y la más interactiva es tomarse un café con alguien, pasear andando o en bicicleta mientras se comparten experiencias, conocimientos. Si queremos aprender a valorar lo nuestro, debemos conocerlo, así aprenderemos a respetarlo y a amarlo aún más”.

Como guinda al pregón, tras agradecer al Ayuntamiento su elección como pregonero y utilizando ese lenguaje al que se refería al inicio de su alocución, guitarra en mano y versionando aquella “Pongamos que hablo de Madrid” como “Pongamos que hablo de Aldeamayor” dio un repaso musical a algunos de los recuerdos y los valores de ese viejo y nuevo Aldeamayor, desde los pregones de su abuelo Narciso por las calles de la villa allá por los años 70 a el papel de la dulzaina en su vida, sobre todo, en los días en los que San Roque procesiona por las ruas aldeamayorenses.

Tras el pregón, los asistentes a la Plaza Mayor pudieron disfrutar de un espectáculo de zarzuela y baile flamenca a cargo de la Escuela de Baile de Mayores de Aldeamayor y del grupo  de sevillanas de Simancas Villa de Bureba.