Deslavazado y peligroso tercer encierro en Cuéllar

Los novillos de la ganadería de Los Bayones protagonizaron ayer el encierro más complicado y peligroso del ciclo cuellarano. Sólo cuatro animales entraron a las calles de la localidad, mientras que los otros dos, ante la imposibilidad de unirles a la manada, tuvieron que ser anestesiados.

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Caballistas participantes han explicado que las reses se han mantenido disgregadas durante la mayor parte del recorrido campestre, lo que les ha obligado a emplearse a fondo desde la suelta del ganado, hacia las 8:00 horas.

Tres de los seis novillos descendieron junto con parte de los cabestros por el embudo pasadas las 9:20 horas, varios minutos antes del momento previsto, fijado a las 9:30 horas. En ese punto, situado al comienzo del recorrido urbano, uno de los mansos se ha descolgado del grupo para dirigirse hacia una loma donde decenas de personas permanecían para contemplar la entrada de los animales.

En las calles de la villa, sobre todo en la calle la Parra y en el Paseo de San Francisco, los novillos han entrado muy dispersos, y han provocado muchas situaciones de peligro al arremeter de forma continuada contra las talanqueras lo que ha causado algunos momentos de verdadero nerviosismo entre el público que se agolpaba en las vallas.

Los dos novillos restantes, que quedaron rezagados junto con dos mansos, fueron finalmente anestesiados en el campo y trasladados posteriormente hasta la plaza de toros para lo que hubo que desalojar el recinto mientras se estaba celebrado la probadilla, lo cual no fue del agrado del público asistente.

En la enfermería de la plaza de toros han sido atendidos un caballista con una luxación de hombro y un corredor pisado por un cabestro, ambos heridos de carácter leve.