CASO ‘OIKOS’: ¿PARA QUÉ SIRVE EL COMPLIANCE A PESAR DE LA JAURÍA MEDIÁTICA?

Ante tal espectáculo ofrecido por algunos medios de comunicación en el caso “Oikos”, uno se plantea su propia ética, a la vista de esos agujeros negros que percibe en la de los demás
Y hace, sinceramente, propósito de conservar la que le queda

 

Juan Ignacio Hernández García (Negotia Abogados)

Probablemente, cuando leáis esto, el caso de amaños de partidos y apuestas, que afectan, principalmente, a los exjugadores Carlos Aranda y Raúl Bravo esté cargado de nuevas “exclusivas” que adaptan las pruebas existentes en el sumario, para hacerlo más apasionante, para enganchar a la audiencia.

Esas informaciones, antes de levantarse el secreto del sumario, se iban alejando de la realidad, sí, pero también de cualquier ética o deontología profesional. Algunos medios de comunicación (muchos) han perdido la vergüenza, si es que la tenían, mostrándonos que un buen titular que venda justifica el libelo. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es eso de la presunción de inocencia? ¿Qué es el derecho a la verdad? ¿Qué importa el derecho al honor?

Desengañaos, esos periodistas no se han formulado ninguna de estas preguntas antes de publicar (ni después) transcripciones parciales, incompletas o deliberadamente manipuladas, o de formular acusaciones infundadas. Se han limitado a publicar un relato mal cosido con el hilo de la mentira.

Ante tal espectáculo ofrecido por algunos medios de comunicación en el caso “Oikos”, uno se plantea su propia ética, a la vista de esos agujeros negros que percibe en la de los demás. Y hace, sinceramente, propósito de conservar la que le queda.

Para cumplir con esa ética, empecemos siendo sinceros: quienes han publicado las peores versiones de la “fábula Oikos” no me han decepcionado. No me puede decepcionar la redacción de un artículo de tribunales realizada por un subdirector de un medio nacional que, pocos días antes de estallar este escándalo, nos mostraba, en titulares, que no sabía distinguir entre denuncia y demanda.

Pero vayamos a lo jurídico, que me pierdo. En el caso “Oikos”, como en todas las películas, hay buenos y malos. Sólo voy a escribir de los buenos. Y de lo que me indigna en este caso.

DERECHO AL HONOR Y SECRETO DE SUMARIO

Para empezar, es indignante que en una detención se ponga las esposas innecesariamente. Y públicamente. La imagen genera un daño que, desgraciadamente, nunca va a indemnizar de forma suficiente ningún tribunal español.

También es indignante, a mi juicio, que un Juzgado ordene detener a un ciudadano únicamente porque otro ciudadano ha dicho, en una conversación con un tercero, y de forma poco inteligible, que ha cometido o va a cometer una irregularidad. Sin más pruebas.

Es igualmente indignante que sea tan sencillo acceder a diligencias de un sumario declarado secreto. También lo es que sea de público conocimiento el contenido de un sumario, aunque este no sea secreto.

Es indignante que se puedan dar noticias que van a recibir cientos de miles de destinatarios faltando a la verdad y sea tan difícil que los mensajeros respondan por ello como se merecen. Insisto: nunca se va a restituir todo el daño causado.

La Liga de Fútbol Profesional (LNFP) es un ejemplo en muchos ámbitos, entre otras en la persecución del fraude en sus competiciones. Obliga por normativa que los clubes que forman parte de la competición profesional tengan desarrollado un programa de Compliance (aquí puedes saber más sobre esta herramienta jurídica), dispone de una organización muy completa para evitar las irregularidades, y ha confeccionado una serie de manuales que complementan la formación que imparten por toda España. Todos los años denuncian comportamientos sospechosos en casos de amaños de partidos o apuestas fraudulentas. Algunas de esas denuncias van a ser juzgadas en la vía penal, aunque se tarde más de 8 años en hacerse. Un retraso muy por encima de la media de lo habitual en este tipo de vía jurídica. Y ya se sabe, que la Justicia, si es lenta, no es justicia.

¿Qué pasará con los implicados en el caso “Oikos” cuando se les juzgue, dentro de muchos años? ¿Qué pasará cuando, a algunos, se les absuelva? De esos millones de aficionados que hoy se han enterado de que un jugador es sospechoso de “amañar” partidos, muy pocos conocerán de su absolución. Para el resto, ese jugador será siempre culpable. Y ese daño, repito una vez más, no se reparará nunca.

Y está la institución, el club, el Real Valladolid. Cuando me han preguntado los PERIODISTAS (en mayúsculas) sobre mi opinión respecto del posible alcance de sanciones para el club, he querido distinguir entre una opinión jurídica al respecto, y un pronóstico. Tanto el artículo 75 como el 75 bis del Código Disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol, prevén sanciones para los clubes “directamente beneficiados” o “relacionados directa o indirectamente” con el partido en que se hubiera producido un fraude en las apuestas. La posibilidad de sanción existe.

Por eso, el dictamen jurídico es que sí que cabe una sanción al club, puesto que así lo establecen las normas que regulan este tipo de conductas. Pero el pronóstico no puede ser sino optimista. Lo era antes de levantarse el secreto del sumario, y todavía lo es más una vez vamos conociendo lo que figura en el mismo: el Real Valladolid no va a ser sancionado ni penal ni deportivamente.

Entre las normas establecidas por la LNFP, destaca la obligación de tener un programa de COMPLIANCE. El Real Valladolid lo tiene. El club vallisoletano tiene un programa de cumplimiento normativo por el que ha informado y formado a sus empleados (jugadores incluidos) acerca de los posibles delitos que se pueden cometer en la competición profesional, las penas que conllevan y ha establecido cauces para denunciar esas ilegalidades.

Además, como consecuencia del caso “Oikos”, ha instaurado un protocolo en prevención de verse afectado por otra supuesta ilegalidad similar. En aplicación de esas normas internas, el club ha acordado la apertura de un expediente al jugador más señalado y una “investigación interna” prácticamente a toda la plantilla, y la emisión de varios comunicados que muchos aficionados (incluido el alcalde en funciones) y medios de comunicación han criticado, por no defender a los jugadores. Mi opinión es que los comunicados han sido oportunos en el tiempo, y muy adecuados en el contenido. Quizás en lo único que ha habido algo de demora es en personarse (solicitar que se le tenga como parte) en el sumario del caso “Oikos”.

Si habéis llegado hasta aquí, os habréis dado cuenta de que aún no he mencionado el nombre de Borja. Quería que apareciera únicamente junto a la palabra inocente. Pues ya está.