Antiguos alumnos del I.E.S. Pío del Río Hortega vuelven a las aulas

Unos 70 alumnos  de 13 municipios de la comarca se reunieron ayer en Arrabal de Portillo el pasado sábado  para conmemorar las bodas de plata del inicio de sus estudios de Bachillerato, reencontrarse exprofesores y antiguos compañeros y rememorar andanzas adolescentes.

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No estaban todos los que eran, pero si eran todos los que estaban. Alumnos que iniciaron sus estudios de Bachillerato, cuando existía el BUP y el COU y nadie sabía de ESO ni de lo otro, allá por septiembre del año 1988 y que 25 años después se citaron  en Arrabal de Portillo para disfrutar de un día de convivencia y por qué no de añoranza.

La promotora de este reencuentro fue la portillana Silvia Fernández quien a finales del pasado año, y consciente de que se iban a cumplir 25 años de que comenzara sus estudios de bachillerato, decidió dar un paso y empezar a organizar esta jornada. A partir de ahí, y acompañada de José Luis Toral “Lis” de Arrabal de Portillo y Chari López de San Miguel del Arroyo, la cosa fue cuajando. “Lo primero que tuvimos que hacer –indica Silvia- era identificar el pueblo de origen de cada uno de los aproximadamente 120 alumnos, divididos en cuatro primeros, que aquel año se matricularon en primero de BUP indistintamente de si lo hacían por primera vez o eran repetidores. También hemos querido que participaran los profesores. De todas estas gestiones ha resultado que hoy nos vamos a reunir en Arrabal alrededor de 70 antiguos alumnos y 12 profesores. Lo que sí que tengo que decir es que, independientemente de que muchos no hayan podido acompañarnos hoy por distintos motivos, todos lo han acogido con muchísima ilusión. Además, como mínimo va a acudir un alumno de cada una de las 13 localidades desde las que venían jóvenes al Instituto”.

Desde las cuatro y media de la tarde, fue incesante el reguero de alumnos y profesores que se iban acercando a las inmediaciones del Pío del Río Hortega. Para evitar malentendidos, por eso de que los años no pasan en balde, cada antiguo alumno prendió una chapa con nombre y pueblo de origen en su solapa facilitando así la identificación. A las seis y media de la tarde, el grupo se acercó al propio instituto para visitar las instalaciones, que nada tienen que ver con las que ellos conocieron, y para celebrar un acto pseudo institucional donde aparte de discursos de los organizadores, y de antiguos profesores, se repartieron diplomas conmemorativos de la jornada. El momento más emotivo de este acto fue sin duda el recuerdo a dos compañeros a los que como Silvia Fernández recordó “no hemos podido llamar para este acto” pues abandonaron el camino de la vida en aquellos años como fueron Óscar de Portillo y Ana Belén de Aldea de San Miguel.

Tras la estancia en el edificio, el grupo se dirigió a Montemayor de Pililla a visitar las instalaciones de una cervecera propiedad de uno de los antiguos alumnos para horas después regresar a Arrabal de Portillo donde continuaría la fiesta con cena en un restaurante propiedad de otro ex alumno, tertulia y Dios sabe qué más. 

Tiempo de recuerdos

Es inevitable que cuando uno se encuentra con personas, en este caso antiguos compañeros de estudios, con los que se ha mantenido un mínimo contacto o incluso se haya perdido en estos 25 años, fluyan un sinfín de recuerdos. La propia Silvia destaca de entre esos recuerdos la unidad, camaradería y en suma las relaciones sociales que había no sólo entre compañeros sino también con los profesores. “Con la llegada de los móviles y la tecnología se ha perdido mucha de esa relación entre los jóvenes. En aquellas épocas el contacto era más directo hasta el punto de que no sólo acudíamos a las famosas fiestas del instituto con muchísima más ilusión que como lo hacen ahora las nuevas generaciones juntándonos alumnos y profesores sino que incluso también con los profesores llegamos a organizar meriendas camperas a lo largo del curso”.

Para Nuria Hernando, ex alumna de Herrera de Duero, la jornada con sus antiguos compañeros ha supuesto “una alegría tremenda. Ha sido tanta la ilusión que me ha hecho, que he organizado el calendario, trabajando 15 días seguidos para poder acudir a la cita. Además, espero que se repita más veces y quiero felicitar a las personas que han movido los hilos para que esto se haya llevado a cabo”. Chari López, de San Miguel del Arroyo, no dudó un segundo en subirse al carro del que empezaron a tirar Silvia y Lis y junto a ellos ha coordinado todo el trabajo para poder celebrar la jornada del día 15. “Creamos un grupo en el wassup, del wassup al Facebook y ahí hemos estado conectados hasta llegar al día de hoy. A todos nos ha causado una ilusión tremenda ver gente a la que igual hace que no veías 20 años, reconocerte y lo que es más importante, darte cuenta de que cuando hablas con esa persona de cosas que sucedieron hace tanto tiempo, parece como si la hubieras visto ayer mismo en el aspecto emocional. Con muchos hemos tenido contacto casi diario, pero a otros no los hemos visto en décadas”.

Muchos de ellos, al entrar en el salón de actos donde se celebraron la entrega de diplomas y los discursos, recordaban las sesiones de cine que de la mano de Valentín, el profesor de religión se dieron en aquellas butacas. Títulos como Ben Hur o los Diez Mandamientos podrían pasar sin duda a engrosar la historia de las proyecciones del Pío del Río Hortega.