42 kilómetros, una buena causa

  • El enfermero del Clínico José María González correrá el próximo 17 de octubre la maratón de París con el objetivo de recaudar fondos para los niños pacientes de oncología

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No hace falta poner un GPS para saber qué dirección tomar. Cada paso que damos puede hacer que estemos más cerca de un mundo mejor. El enfermero lagunero José María González ha decidido sumar pasos a lo grande, en la prueba de fondo más exigente del atletismo, el maratón. 42 kilómetros, una buena causa: la de ayudar a encontrar fondos que ayuden a hacer más fácil la vida a los pacientes más jóvenes de oncología.

Dicen que las casualidades no existen, pero sí las causalidades y la causa de que este enfermero de quirófano del Hospital Clínico Universitario sume sus piernas a la batalla contra el cáncer infantil tuvo su semilla en plena pandemia. Cuando se vistió de Batman para sorprender a un pequeño fan del caballero oscuro de Gotham. “Una compañera, Ruth, que trabaja en la planta de pediatría y que se desvive por los pequeños guerreros como solo ella sabe hacerlo, me comentó que un chiquitín llevaba ingresado dos meses con tratamiento quimioterápico y que era un fan muy loco de Batman. Ruth, consiguió un traje del superhéroe y me pidió que fuese a visitarle. Fue una de las actividades más maravillosas que he hecho en mi vida, no sólo como enfermero”, asegura.

“Ver la alegría de un niño en ese momento, con todo lo que lleva a las espaldas… y a sus padres lo agradecidos que se encuentran por un gesto simple… no lo olvidas en la vida. Te cambia. Tanto la manera de ver tu día a día como de pensar y ver que los problemas cotidianos no lo son tanto”, admite. Esos minutos en esa habitación cambiaron el filtro con el que José María González ve el mundo y una de sus pasiones, los maratones. Después de recorrer las calles de Madrid, Barcelona, San Sebastián, Valencia, Roma o Nueva York, ninguna sensación anterior podrá igualar la que sentirá cuando cruce, el próximo 17 de octubre, la meta que da por finalizada la maratón de París. Allí volverá a ser un superhéroe, esta vez sin capa y con un dorsal en sustitución del logo del murciélago. No correrá sólo, junto a él estarán cientos de pequeños pacientes de oncología, por los que corre.

José María tiene una deuda pendiente con París. Hace poco más de un año, cuando tenía que prepararse para vestirse de corto y enfrentarse a la maratón, una bomba de nombre covid estalló en todo el mundo y cambió un paisaje con la Torre Eiffel y el Louvre de fondo a una intensa lucha contra el tiempo y los elemento, capeando contra el coronavirus. Cambió los pantalones cortos por los EPIS, pero el dorsal quedó guardado, esperando pacientemente a volver a lucir. Lo hará el próximo domingo, con el objetivo de conseguir fondos para la Fundación Aladina.

“En otras ocasiones he apoyado a la Fundación Theodora, esta vez lo haré con la Fundación Aladina. No sólo para aportar un granito de arena en investigación o tratamientos de niños con cáncer, sino para que su estancia en los hospitales sea más amena y no pierdan la alegría inmensa que desprenden por el simple hecho de ser niños”, asegura. La ayuda llegará a través de la venta de pulseras a amigos, allegados, familiares y cualquier persona que entienda la razón de ser de una causa noble que convertirá a este lagunero de adopción natural de Navaluenga en el ganador de una maratón en la que el reloj actúa en un segundo plano.